21 Oct
Expresión Plástica Infantil
La expresión plástica es el lenguaje del pensamiento del niño, un medio para expresar sus vivencias. Vinculada a su desarrollo, es fundamental permitir que el niño se exprese libremente, sin interferencias que le dicten qué hacer. Experimentando con su entorno, el niño otorga nuevos significados a sus experiencias. Esta actividad lúdica, además de desarrollar la motricidad fina y gruesa, estimula las sensaciones, percepciones y la sensibilidad del niño. Asimismo, fomenta su creatividad, autoestima y amplía sus recursos expresivos, complementando el lenguaje verbal, matemático y, posteriormente, el gráfico, musical y corporal.
La expresión plástica nos revela el desarrollo madurativo del niño. Es crucial observarlo y proporcionarle los recursos necesarios para su expresión. La interferencia directa de la familia, educadores y otros adultos puede ser perjudicial. Debemos permitir que el niño se exprese a su manera, sin juzgar sus creaciones. La influencia de la televisión, móviles y otros dispositivos también puede afectar negativamente su desarrollo.
En la escuela, las tareas de copiar, rellenar o elaborar dibujos predefinidos limitan la creatividad del niño. Imponer modelos, como la forma «correcta» de pintar un pájaro, coarta su expresión y lo paraliza. Muchos educadores fuerzan la evolución del niño sin considerar su nivel madurativo.
Etapa del Garabato (2-4 años)
Esta etapa comienza cuando el niño toma un lápiz por primera vez y representa lo que desea. Observa, experimenta y, a través del garabato, explora su mundo.
Garabato sin control (15-18 meses)
El niño toma la pintura sin control visual, coordinando gradualmente el codo, muñeca y mano. Se trata de observar la evolución de sus trazos inconexos. A medida que avanza, logra un mayor control del codo, dando lugar al garabato de barrido. Con el control del codo, aparecen los movimientos de avance y retroceso del brazo, y el niño comienza a realizar el garabato circular. Posteriormente, al controlar la muñeca y rotar el puño, surgen los bucles. La observación del niño es esencial para comprender su proceso.
Garabato controlado
En esta etapa, aparecen figuras sueltas, similares a las del final de la etapa anterior, pero con la diferencia de que el niño fija la vista en el dibujo, ocupando toda la hoja. Distribuye imágenes por el espacio y se observan figuras cerradas.
Garabato con nombre (3 años)
El niño relaciona sus dibujos con objetos conocidos, controlando mejor el gesto del brazo y el codo. Anuncia lo que va a pintar. Los materiales deben adaptarse a su edad: lápices de colores, papel A3, tizas, ceras, arcilla, plastilina, e incluso frutas para pintar.
Etapa Preesquemática
Aparecen los primeros esquemas. El niño se representa a sí mismo, comenzando por la cara, dibujando un círculo con radiales. Dentro del círculo, coloca la nariz, boca y ojos. Luego, dibuja el cuerpo con palos, las piernas y los brazos, sin volumen. Observa y añade detalles como pendientes o collares. Coloca a la persona más afectiva a su lado. Empieza a dibujar la línea base y a distribuir elementos en el espacio, agrupándolos alrededor de una figura principal: él mismo. Representa el movimiento, dibujando figuras que se toman de la mano o se dan un beso. La representación del volumen y la línea base marcan la transición a la etapa esquemática.
El educador debe ser creativo con los materiales, permitiendo que el niño se exprese libremente. Inculcar el interés por artistas y pintores motiva al niño a realizar creaciones que le llamen la atención. En la etapa preesquemática, se utilizan témperas, materiales de la naturaleza, pasta de pan y pinturas absorbentes.
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