02 Mar
A principios del Siglo XX, el aislamiento de España con respecto a la cultura europea y su escaso desarrollo económico y cultural la alejan de las tendencias teatrales innovadoras que, desde finales del Siglo XIX, se estaban afianzando en otros en otros países del continente.
El teatro español de esos años se resistía a evolucionar: los empresarios teatrales no se arriesgaban a montar obras de vanguardia (muy alejadas del gusto y de la mentalidad del público burgués que acudía a las salas) y muchos dramaturgos tuvieron que abandonar la modernidad de sus obras iniciales para adaptarse a ese gusto imperante.
Podemos decir que en esta época se desarrollan dos tendencias teatrales bien diferenciadas: por un lado el teatro comercial que triunfa, representado por dramas ROMánticos y modernistas escritos en verso, la alta comedia de Jacinto Benavente y el teatro cómico; por otro, se producen los primeros intentos de renovación teatral protagonizados por autores de la Generación del 98 y de la Generación del 27.
El teatro comercial que triunfa de principios del Siglo XX está representado por tres tendencias principales:
La alta comedia: son obras que realizan una crítica suave a los conflictos morales de la burguésía. La acción se desarrolla en ambientes lujosos y los personajes se expresan con un lenguaje cuidado. Su máximo representante fue Jacinto Benavente, que dominó la escena española durante más de cincuenta años. Sus dos obras más importantes son La malqueriday Los intereses creados.
El teatro cómico o humorístico. Dentro de este grupo debemos distinguir obras con música: opereta, revista y vodevil y obras sin música: juguete cómico, sainete y astracán. Estas últimas son comedias de trama sencilla que se resuelven siempre favorablemente y que buscaban solamente el entretenimiento del público. Los protagonistas son personajes populares y castizos cuya forma de hablar resulta divertida al público . Destacan los siguientes autores: los hermanos Álvarez Quintero, astracán de Pedro Muñoz Seca y tragedia grotesca de Carlos Arniches.
El teatro poético estaba escrito en verso y combinaba el drama histórico ROMántico con un lenguaje modernista muy sensorial. Los autores que destacan en esta corriente son: Eduardo Marquina, Francisco Villaespesa y los hermanos Manuel y Antonio Machado.
Los primeros intentos de renovación teatral fueron llevados a cabo por escritores de la Generación del 98: Unamuno con su teatro desnudo (supónía la reducción de los personajes al mínimo, de las pasiones a su núcleo, y el esquematismo en la acción) y el antirrealismo de las obras de Azorín (teatro de experimentación y búsqueda que combatíó la estética naturalista y luchó por un teatro antirrealista que incluyera lo subconsciente y lo maravilloso).
Sin embargo, el teatro español de principios del XX sólo alcanzó su cima con la obra de Ramón María delValle-Inclán y Federico García Lorca, los únicos que lograron una calidad indudable en la renovación teatral que muchos habían intentado. Sus obras influyeron en el teatro posterior y todavía siguen representándose con gran éxito de público.
En el teatro de Valle se observa una constante voluntad de renovación formal y temática y una pretensión de romper con el teatro de su época. Siempre lejos del Realismo, Valle evoluciónó desde un teatro modernista, embellecedor de la realidad, hacia el esperpento, estética deformada y desgarrada. El esperpento se relaciónó con alguna corriente vanguardista como el Expresionismo, pues ambas presentan una realidad caricaturizada, exagerada. Entre las distintas clasificaciones que se han hecho del teatro de Valle-Inclán, la más interesante es la que agrupa sus obras en ciclos que se van desarrollando de manera concéntrica y paralela:
Ciclo modernista: en esta etapa destaca la obra Cenizas, reelaborada en 1908 bajo el título El yermo de las almas; El marqués de Bradomin (1906); los dos breves poemas dramáticos en prosa «Tragedia de ensueño» (1903) y «Comedia de ensueño» (1905), incluidos en Jardín umbrío; Cuentos de Abril (1910) y Voces de gesta (1911). Estas obras iniciales están basadas en un esteticismo decadente al margen de la realidad; Valle-Inclán saldrá de él a través de dos caminos diferentes: el mito y la farsa.
Ciclo mítico. A partir de 1907 inicia una etapa de transición. En las obras de esta etapa Valle adopta un tono más crítico y agresivo y un lenguaje duro que lo aleja del Modernismo. Se opone al teatro burgués de su época y presenta obras situadas en una Galicia ancestral, con unos personajes primitivos dominados por fuerzas irracionales. Partiendo de una Galicia real, de su paisaje y sus gentes, Valle-Inclán construye una imagen del hombre y del mundo que no es histórica, sino mítica e intemporal. Nos presenta un cosmos casi primigenio en el que fuerzas elementales, como el mal; la irracionalidad, la violencia y, sobre todo, la avaricia, la lujuria y la muerte, rigen la existencia y el destino de los protagonistas: hidalgos arcaicos, mendigos, seres tarados, marginados y violentos.
A esta etapa pertenecen las Comedias Bárbaras, una trilogía compuesta por Ágüila de Blasón, Romance de lobos y Cara de Plata (todas ellas protagonizadas por Juan de Montenegro),El embrujado y Divinas palabras. .
Ciclo de la farsa: frente a la Galicia intemporal y primigenia del ciclo mítico, Valle-Inclán plasma aquí un espacio escénico fundamentado en un Siglo XVIII versallesco, también ahistórico, y tamizado por el Modernismo. Las obras de este ciclo se basan en un continuo contraste entre lo sentimental y lo grotesco. La caricatura pre-esperpéntica que aparece en estas obras anuncia la nueva mirada que Valle-Inclán va a dirigir sobre la España contemporánea. Algunas de las obras propias a este ciclo son Farsa infernal de la cabeza del dragón, La marquesa Rosalinda y Farsa italiana de la enamorada del rey.
Ciclo esperpéntico: es la etapa culmen de su trayectoria. Luces de Bohemiaes la primera obra a la que Valle le da el nombre de esperpento, palabra sacada del habla popular para designar lo ridículo, extravagante y grotesco. Pero el esperpento es, más que un género o una forma dramática, una nueva estética y una nueva visión del mundo, resultado de una posición crítica. La realidad es destruida sistemáticamente, transformando su imagen aparente y revelándola tal cual es. Funciona como un instrumento de desenmascaramiento. El esperpento deforma determinados aspectos del personaje y de las situaciones produciendo una visión caricaturizada, alternativamente cómica y macabra. Algunas de las obras más relevantes de este ciclo son Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán. La obra más importante de este grupo es Luces de bohemia
: crítica colectiva, feroz sátira política y social de España.
En esta última etapa Valle se aleja de la escena tradicional y anticipa en su teatro diversas técnicas cinematográficas como los saltos en el tiempo o los escenarios múltiples, que lo hacían difícil de representar en su tiempo. Influido por el Cubismo y otros movimientos pictóricos investigó también las posibilidades de la iluminación escénica.
El esperpento
Se trata de una estética deformadora, cuyo antecedente literario más claro es Quevedo, que resalta lo grotesco para mostrar un mundo absurdo en el que todo parece estar al revés. A través del esperpento, Valle-Inclán realiza una crítica ácida de la España de su tiempo.
Para ello, usa los siguientes recursos:
Deforma la realidad con intención caricaturesca, presentando personajes desprovistos de humanidad que son tratados como marionetas mediante procedimientos de animalización y cosificación. Convertidos así en muñecos, objetos o sombras, el espectador no puede identificarse emocionalmente con ellos sino que se limita a contemplar y juzgar desapasionadamente los conflictos que se presentan. Además, degrada los valores literarios consagrados.
Plantea situaciones absurdas y exageradas en las que se distorsiona de forma grotesca la realidad.
Para ello se dignifica el lenguaje coloquial, incluso vulgar y desgarrado, en el que abundan expresiones cínicas y jergales.
Recurre constantemente a la ironía y sátira.
Utiliza frecuentemente el contraste para denunciar posiciones contrarias que, al presentarse juntas, crean un choque profundo en el público.
Lorca fue, junto a Valle, el máximo exponente de la renovación teatral del primer tercio del Siglo XX. Su muerte cortó una trayectoria ejemplar. No llegó a ver estrenada La casa de Bernarda Alba, considerada obra cumbre de su producción dramática. Después de la guerra se impidió durante mucho tiempo la representación de sus obras; aunque en el extranjero se le consideraba ya un clásico.
Lorca concibió el teatro como una obra social y didáctica en la que el dramaturgo ha de implicarse. Por ello creó junto a otros jóvenes universitarios el grupo La Barraca, con el que pretendía dar a conocer el teatro clásico español del Siglo de Oro en los pueblos de España. Creó el verdadero teatro poético: palabra + música + danza + escenografía = espectáculo total. Su producción dramática expresa los problemas de la vida y de la historia a través de un lenguaje cargado de connotaciones.
En la evolución de su obra observamos las siguientes etapas:
A) Primeros dramas y farsas: se emparentan con el teatro modernista, pero ya en ellos se perciben intentos de renovación y la búsqueda de un nuevo lenguaje teatral más lírico. Su obra Mariana Pinedaconecta con el drama histórico en verso y plasma, de manera idealista, la vida de la heroína granadina. Su deseo de renovación lo llevan a escribir títeres de cachiporra o teatro de marionetas: Tragedia de don Cristóbal y la señá Rosita y El retablillo de don Cristóbal. Esta etapa se cierra con dos farsas que desarrollan el conflicto derivado del matrimonio de conveniencia joven-viejo: Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardíny La zapatera prodigiosa
B) Comedias imposibles (obras vanguardistas): influidas por el Surrealismo, anticipan la ruptura de la lógica espacio-temporal, el desdoblamiento de la personalidad y la posibilidad de varias interpretaciones:Así que pasen cinco años, El público.
C) Tragedias y dramas protagonizados por mujeres: desarrollados en un ambiente rural en el que las fuerzas naturales imponen un destino trágico: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba. Las dos primeras mezclan prosa y verso, la última está escrita íntegramente en prosa.
Bodas de sangre y Yermason dos tragedias rurales. En la primera se plantean los temas del adulterio y la libertad; en la segunda, aborda el asunto de la esterilidad y la opresión de la mujer. Son obras cargadas de elementos simbólicos y alegóricos. En ellas el coro se utiliza como en la tragedia griega: para dotar a la acción de gran intensidad dramática.
La casa de Bernarda Alba trata el tema del enfrentamiento entre la autoridad (Bernarda) y la libertad (María Josefa, Adela); entre los instintos naturales (Adela) y las imposiciones morales de la sociedad. Los personajes principales de la obra son Bernarda y sus cinco hijas. La primera encarna el poder, representado por el bastón de mando, y la represión de los instintos naturales. Sus cinco hijas simbolizan diferentes actitudes. Las cuatro mayores (Angustias, Magdalena, Amelía y Martirio) aceptan las reglas; Adela, la más joven, se rebela y desafía la moral establecida, aun sabiendo que su comportamiento le acarreará un destino trágico. Por otro lado están María Josefa, la madre loca de Bernarda que encarna simbólicamente junto a Adela el anhelo de libertad; Pepe el Romano, que nunca aparece en escena y encarna la masculinidad, y La Poncia, criada de Bernarda que la sirve fielmente a pesar del rencor que siente hacia ella.
Aunque Lorca dijo haber escrito la obra con “intención de un documental fotográfico”, el caso es que el drama está repleto de elementos simbólicos que la dotan de una alto valor poético. Algunos ejemplos son:
Los colores blanco y negro del encalado de las paredes y los vestidos de luto.
Calor sofocante y escasez de agua que remiten a la falta de vida y aislamiento que padecen las que viven en la casa.
Color verde del vestido de Adela o su abanico de colores que simbolizan el deseo de libertad.
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