28 Nov

Contexto Histórico de Descartes

El siglo XVII, época en la que vive Descartes, es un periodo de crisis a consecuencia de la destrucción de la unidad religiosa, la lucha por la consolidación de las monarquías absolutas y la revolución científica. En relación a la situación religiosa, la pérdida de valores religiosos durante el Renacimiento condujo a la gran división de la Europa cristiana occidental en tres Iglesias: católica, protestante y anglicana. La guerra de los Treinta Años (1618-1648), a la que puso fin la paz de Westfalia, enfrentó por motivos religiosos y políticos a prácticamente todo el continente europeo. En ella participó Descartes, dada su carrera militar, como comenta en su obra El Discurso del Método.

Políticamente, se asiste a la desmembración del orden feudal y al surgimiento de un nuevo orden político y económico en Europa: las monarquías absolutas se consolidan y el conflicto entre la Reforma y la Contrarreforma se vive de forma sangrienta. Respecto a la revolución científica, en la astronomía se había rechazado el geocentrismo y la circularidad de los movimientos celestes (Kepler); en la física se discutía la concepción aristotélica; y en la metodología, se consideraban ineficaces los métodos escolásticos para alcanzar conocimientos verdaderos. La revolución científica abría paso a una nueva filosofía que tenía en cuenta el método y los intereses de la nueva ciencia. Como consecuencia, las universidades entraron en decadencia y la vida intelectual se centró en los salones y las recién creadas academias. La filosofía escolástica había perdido fuerza. La nueva ciencia había provocado el hundimiento de la imagen aristotélica del mundo, y se buscaban nuevos horizontes intelectuales.

En lo artístico, este periodo está marcado por el triunfo del Barroco, que significa «perla irregular» y define la crisis y el contraste de la época. El Barroco se manifiesta en la pintura de Rubens o Ribera, la escultura de Bernini y la arquitectura de obras como el monasterio del Pilar de Zaragoza o el Palacio de Versalles. El Barroco repercute también en la literatura, donde se manifiesta la idea de la fugacidad de la vida, el movimiento y el pesimismo.

En cuanto al contexto filosófico, el Discurso del Método surge como solución al escepticismo renacentista, que tuvo en Francia representantes como Montaigne y Charron, para los cuales el hombre no tiene posibilidades de alcanzar ninguna verdad absoluta. Descartes recoge estos principios, pero su duda es metódica, no escéptica. Con ella, Descartes se convierte en el padre de la filosofía moderna y el primer representante del racionalismo moderno, seguido de Spinoza, Malebranche y Leibniz. El racionalismo sostiene que la fuente del conocimiento es la razón. Su confianza en el poder de la razón los distingue de la escolástica. El modelo del saber racionalista es el sistema deductivo de las matemáticas. Se esperaba que la aplicación del método matemático a la filosofía la haría avanzar.

Junto al racionalismo, aparece en Inglaterra el empirismo con Hobbes, Locke, Berkeley y Hume, que considera la experiencia como la fuente del conocimiento. A pesar de que con Descartes se inaugura la filosofía moderna, en su obra se reflejan influencias de los griegos como Parménides, Sócrates y Platón, en aspectos como el innatismo de las ideas, la importancia de las matemáticas y el dualismo antropológico. La Escolástica medieval, aunque criticada, también está presente en argumentos sobre la existencia de Dios y en conceptos como el de «sustancia». Con Descartes culmina un largo periodo de preparación del pensamiento moderno.

«Pienso, luego existo»: Ideas en el Texto de Descartes

El texto pertenece al Discurso del Método de René Descartes, donde reflexiona sobre su proceso de duda metódica y llega a la conclusión «Cogito, ergo sum» («Pienso, luego existo»). Descartes duda de todo lo aprendido y cuestiona la validez de sus conocimientos previos, enfrentándose a la posibilidad de que todo sea falso. Sin embargo, se da cuenta de que, incluso en el acto de dudar, hay algo indudable: el hecho de que está pensando. Reconoce que, aunque pueda dudar del mundo exterior, no puede dudar de su propia existencia como pensador. La certeza de su existencia se convierte en el punto de partida para su búsqueda de conocimiento y establece la base de la epistemología cartesiana.

Justificación de las Ideas desde la Filosofía Cartesiana

Descartes es un filósofo racionalista cuyo enfoque se basa en la razón y la duda metódica. Las ideas del texto se justifican de la siguiente manera:

1. Duda Metódica

Descartes cuestiona todas las creencias hasta llegar a aquellas indudables.

2. Fundacionalismo

Busca fundamentar el conocimiento en creencias básicas e indudables. «Pienso, luego existo» es el fundamento.

3. Subjetivismo Metódico

Se centra en la mente individual y sus procesos de pensamiento.

4. Racionalismo

Confía en la razón como principal fuente de conocimiento.

El texto es un ejercicio de duda metódica que lleva a la afirmación de la existencia del yo pensante.

Relación con Nietzsche

El contraste entre Descartes y Nietzsche evidencia discrepancias en sus concepciones epistemológicas y metafísicas. Descartes postula una verdad objetiva basada en el sujeto pensante, mientras que Nietzsche critica el perspectivismo y rechaza las verdades universales. Nietzsche argumenta que todas las afirmaciones tienen perspectivas subjetivas y no hay verdad objetiva. Critica la sobrevaloración de la razón, que para él es una herramienta subordinada a las pasiones. Mientras Descartes busca una verdad objetiva, Nietzsche aboga por una comprensión que abarca razón y pasiones.

Nietzsche desafía la noción cartesiana de un sujeto pensante unificado, proponiendo una concepción fluida y fragmentada del yo, influenciada por fuerzas inconscientes. El yo es una construcción en constante cambio. La filosofía de Nietzsche desafía la visión cartesiana, proponiendo una concepción dinámica de la realidad y el conocimiento.

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