30 Dic
Filosofía del autor: Método
Descartes observa que todas las ciencias progresan, excepto la filosofía, ya que esta no sigue un método riguroso. Propone un método basado en la intuición y la deducción, sin las cuales no se puede adquirir certeza. La intuición busca verdades evidentes o axiomas, mientras que la deducción es toda conclusión necesaria derivada de otras premisas conocidas con certeza. Estas conclusiones seguras permiten demostrar otras verdades. El método no pretende ser mecánico, sino que requiere orden, sencillez y claridad.
Reglas del método:
- Evidencia: Se establece la evidencia como criterio de verdad. Una verdad evidente es aquella que se presenta en la mente con claridad y distinción. La evidencia es una intuición intelectual, no admite grados.
- Análisis: Es la descomposición de una idea compleja en elementos más simples. Va de lo conocido a lo desconocido.
- Síntesis: Trata un paso de lo simple a lo complejo. Partiendo de los principios conocidos, podemos deducir el resto de proposiciones.
- Enumeración: Es la comprobación y revisión de todo el proceso a fin de no omitir nada. Con ello se trata de no perder de vista ningún paso en la deducción y garantizar que no hay saltos o lagunas en los mismos.
El resultado de aplicar correctamente las reglas del método es la certeza, «estado intelectual que excluye la posibilidad de toda duda en relación con el objeto de demostración».
La duda metódica
Para construir su sistema filosófico, Descartes necesita una verdad evidente. Decide recurrir a la duda, dudar de todo para descubrir si hay algo que resista a toda duda, una verdad indubitable sobre la cual asentar los cimientos de su filosofía. Esta duda se caracteriza por ser:
- Universal: Pone en duda todos los conocimientos.
- Metódica: No se trata de dudar por dudar. Se diferencia de la duda escéptica por ser una duda constructiva que pretende alcanzar una verdad que fundamente el edificio metafísico.
- Teorética: No es una duda práctica, sino una reflexión filosófica.
Descartes duda en concreto de:
- Los sentidos, ya que nos engañan.
- Del mundo exterior, por la imposibilidad de distinguir el sueño de la vigilia.
- De los propios razonamientos, ya que nos podemos equivocar mientras razonamos.
- De sí mismo y de la propia inteligencia: Tal vez hemos sido creados por un Dios que nos engaña sistemáticamente.
Descartes rechaza la idea de que un Dios sumamente bueno pueda engañarnos, por lo que sustituye la hipótesis del Dios engañador por la existencia de un genio maligno que nos obliga a errar pensando que estamos en lo cierto.
El Cogito
- Descartes pretende llegar a una verdad, independientemente de toda tradición, una verdad de la que se deduzcan las demás verdades.
- Descartes desconfía ahora de la existencia del mundo y de los objetos externos a él: Lo único que no se puede poner en duda es el propio sujeto que duda, el propio sujeto que piensa en la inexistencia de las cosas.
- Surge una verdad indubitable: Cogito ergo sum, «pienso, luego existo». Primer principio evidente, verdad clara y distinta, cogito agustiniano.
- «Pienso, luego existo» no es el resultado de una deducción, sino de una intuición.
- Para Descartes, el pensamiento se define como todo acto consciente del espíritu y es el acto de pensar el que es evidente, no su contenido.
- El cogito ergo sum es una certeza y punto de partida para reedificar su ciencia sobre bases inamovibles.
La sustancia
Es aquello que no necesita de otra cosa para existir. El concepto de sustancia es una de las ideas innatas, construida a priori, que encuentro dentro de mí. Descartes es dualista (dos órdenes de realidad): una infinita, Dios, y dos finitas: la sustancia pensante (res cogitans, alma) y la sustancia extensa, res extensa (cuerpos materiales).
La sustancia infinita
Descartes mantiene un Dios creador. Este Dios cartesiano ya no es el centro de su preocupación filosófica, sino una pieza necesaria de su sistema. Descartes demuestra la existencia de Dios a partir de tres pruebas que parten del cogito:
- La primera prueba: de lo imperfecto a lo perfecto. Se da cuenta de que ha llegado a la primera verdad a costa de dudar, esto es una grave imperfección. Duda también porque tiene la idea de perfección y se pregunta por qué la idea de lo perfecto está en mi mente y por qué la perfección coincide con la idea de Dios. Si dudo, me descubro imperfecto, finito, y descubro en mi pensamiento que tiene que existir un ser perfecto e infinito y ha puesto en mí semejante idea. Descartes dice que no puede salir de mí la idea de Dios, la ha puesto en mí Dios mismo, solo Dios es la causa de la idea de Dios en mí.
- La segunda prueba es la prueba de la causalidad de mi existencia.
- Tercer argumento llamado argumento ontológico. Todo lo que se atribuye clara y distintamente a un ser como perteneciente a su naturaleza efectivamente le pertenece.
Veracidad de las ideas claras y distintas
En relación con todo esto, será necesario aclarar el concepto de idea: Para empezar, el pensamiento no recae sobre las cosas, sino sobre las ideas. Las ideas pueden ser de varios tipos:
- Ideas adventicias: proceden de la experiencia externa.
- Ideas facticias: son las construidas por la intervención de la imaginación.
- Ideas innatas: no proceden de la experiencia externa, son las que el entendimiento posee por naturaleza. Son percibidas de forma clara y distinta.
Descartes da importancia casi exclusivamente a las ideas innatas, pues los sentidos tienen escasa fiabilidad. Descartes considera que Dios, perfecto y sumamente bueno, garantiza la verdad de las ideas claras y distintas, pues no sería posible que Dios las hubiera puesto en nosotros si fueran falsas.
Las sustancias finitas
Hay dos tipos de sustancias finitas: res cogitans, que se identifica con el alma, y res extensa. Cada una de estas dos sustancias puede regirse por sus atributos fundamentales: el pensamiento y la extensión. Las sustancias finitas son autónomas. Descartes garantiza la libertad del alma y su independencia respecto al cuerpo, que está sometido a las leyes deterministas del mundo físico. Ambas dependen de la sustancia infinita que las ha creado.
La certeza de la existencia de las cosas materiales
El mundo es concebido por Descartes según el modelo de la máquina: todo se reduce a materia y movimiento. El movimiento es el cambio de posición de los cuerpos causado por Dios. La materia no es otra cosa que extensión. La extensión en el espacio es la esencia del mundo corporal. Puesto que Dios es perfecto y no me puede engañar, me ha dado la inclinación a creer que las ideas adventicias parten de las cosas, luego el mundo corporal existe. Dios es el principio y garante de todo conocimiento.
Características esenciales del racionalismo presentes en la filosofía
- Confianza total en el conocimiento racional: Único conocimiento válido.
- Facultad cognoscitiva más importante.
- Conocimiento sensible: Los sentidos nos engañan y nos inducen a error. El conocimiento sensible es limitado, no puede ser universal (solo vale para los casos experimentados) ni necesario.
- Ideas innatas: Afirma la existencia de ideas innatas que están en la mente, independientemente de la experiencia. Su validez no está en la experiencia sensible.
- Ciencia: Afirman la necesidad de una ciencia universal y necesaria: Las matemáticas se constituyen a priori como modelo de claridad y certeza de deducción ordenada y, por esto, los juicios son universales (en todos los casos) y necesarios (tienen que ser así). La ciencia no será válida si no posee esa necesidad y universalidad.
- Mundo: Defienden la racionalidad del mundo: «todo tiene una justificación», nada es casual ni fortuito. Además, podemos conocer esa justificación accesible al solo uso de la razón.
Espinoza
Es uno de los mayores seguidores de Descartes. Su obra fundamental, «Ética», utiliza un método muy riguroso. Espinoza, sin embargo, afirma la existencia de una sola sustancia (monismo). Si se entiende por sustancia aquello que no necesita de ninguna otra cosa para existir, como el propio Descartes admite, esta definición solo correspondería de manera exacta a una sustancia infinita, que no depende de nada. Espinoza llama a esto Dios o la naturaleza. Su Dios se identifica con la naturaleza entendida como la totalidad de lo que hay, que se despliega en múltiples formas y de la que solo conocemos dos de entre sus infinitos atributos: la extensión y el pensamiento. Espinoza es panteísta, puesto que no concibe a Dios como algo distinto del mundo o de la naturaleza. La naturaleza sería para Espinoza la manifestación sensible de Dios. El hombre es también un aspecto más de la naturaleza. La metafísica espinoziana elimina el problema de la relación cuerpo-alma. Si el cuerpo y la mente no son dos sustancias distintas, no tiene sentido plantearse cómo interaccionan entre sí. Además, para Espinoza, el hombre es una parte más de la naturaleza y se propone analizar las acciones y deseos humanos. Su determinismo no admite la libertad, pues considera que todas las decisiones pueden explicarse en términos de causas eficientes y solo la ignorancia defiende un relativismo moral.
Leibniz
Admite la existencia de ideas innatas como punto de partida del conocimiento humano. Al igual que Descartes, Leibniz insiste en el escaso valor de la experiencia sensible en el conocimiento. Pero a diferencia de Descartes, Leibniz busca el fundamento de la verdad no en la evidencia, es decir, en la claridad y distinción con que esta se impone a la conciencia, sino en la estructura lógica de las propias proposiciones. Leibniz distingue dos tipos de verdades:
- Las verdades de razón, que son verdades necesarias.
- Las verdades de hecho, que son contingentes.
Por otro lado, Leibniz defiende el principio de razón suficiente, que dice: todo lo que existe o sucede tiene una razón para existir o suceder. Para él, los actos humanos son libres, pero no irracionales, tienen una razón. Dios creó este mundo porque es el mejor de los mundos posibles. Leibniz también toma de Descartes la idea básica de sustancia como una realidad autónoma e independiente. Pero su teoría de la sustancia es pluralista, sostiene la existencia de una infinidad de sustancias simples, llamadas mónadas.
Platón
Para empezar, los dos son autores racionalistas y comparten puntos como la preponderancia de la razón en la búsqueda del conocimiento, el desprecio por el papel de los sentidos, la creencia en las ideas innatas y la importancia de las matemáticas como modelo a seguir para encontrar la certeza. El conocimiento es para Descartes una representación en la mente humana de lo que se da fuera de ella. Para Descartes, el pensamiento no recae directamente sobre las cosas, sino sobre las ideas, sobre la representación que contemplamos. El ser humano estará constituido por alma y cuerpo, los cuales son diferentes para ambos autores, pero habrá diferencias. Para Platón, el alma tiene una relación accidental con el cuerpo, pero están unidas en la vida terrenal de manera que las dos tienen una relación tensa, en la cual el alma se ve atada. Para Descartes, el alma es totalmente independiente del cuerpo, incluso sin existir él. De esta manera, Descartes garantiza la libertad humana. Él mismo define sustancia como aquello que no necesita de nada para existir.
Marx
La filosofía de Marx es contraria a la de Descartes, a la que Marx acusa de idealista. No comparte la idea del racionalismo de que el hombre es pensamiento, ni que nuestro conocimiento es de ideas. Para Marx, el hombre es de carne y hueso, no solo una conciencia. Para Descartes, la esencia del hombre era el pensamiento. Para Marx, lo que el hombre es no puede determinarse a partir del espíritu ni de una idea, sino a partir del hombre mismo, el hombre real, corpóreo. El hombre no es un ser abstracto, fuera del mundo, sino que el hombre es en el mundo, esto es, el Estado y la sociedad. Marx buscará relaciones en virtud de los intercambios que cada hombre mantiene con la naturaleza y los otros hombres. La esencia del hombre es el trabajo. Este es el medio a partir del cual se realiza y desarrolla sus posibilidades. A través del trabajo alcanza su satisfacción y felicidad.
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