19 Nov
Contexto Histórico, Cultural y Filosófico
En los siglos XIII y XIV, el saber se mueve en torno a las relaciones entre la fe y la razón, y la sociedad se organiza de acuerdo con una visión teocéntrica del mundo. La Modernidad surge del enfrentamiento con la Edad Media. Si la vida medieval giraba en torno a Dios, el humanismo renacentista en los siglos XV y XVI protagoniza un giro antropocéntrico y naturalista que propugna al hombre como el centro de interés intelectual y descubre, desde la filología, a los pensadores grecolatinos. Este cambio en el pensamiento europeo provoca la «crisis de la conciencia europea».
Diversos sucesos determinaron un gran cambio social y económico (el crecimiento de las ciudades, el desarrollo de la burguesía, la fundación de la nación-estado y los descubrimientos geográficos), religioso (la Reforma y la Contrarreforma, las guerras de religión), cultural, artístico y científico.
El avance del conocimiento científico-técnico exigía una puesta al día del saber, que supuso el abandono de la física aristotélica y de la imagen geocéntrica del universo. Había que sustituir anteriores paradigmas basados en conceptos metafísicos por otros de caracteres físico-matemáticos, fundados en la experiencia y en un método con un criterio riguroso y lógico para que los hechos observados fueran traducidos al lenguaje matemático, y así establecer su razón. Este es el origen de las leyes científicas.
Este método, que ayudó al desarrollo de las ciencias, consolida los siguientes presupuestos filosófico-científicos: 1) la naturaleza tiene un orden fijo y natural, 2) nuestra mente puede dominarla y 3) el conocimiento científico puede conseguir la certeza absoluta acerca de los hechos.
Estos cambios se consolidaron en el siglo XVII en dos sistemas filosóficos contrapuestos: el racionalismo y el empirismo, que configuran la Modernidad. Coinciden en que 1) el sujeto es el centro y el fin de toda actividad y quien decide sobre la verdad o falsedad de cualquier enunciado y 2) comienzan por un análisis del conocimiento para determinar su alcance. Pero mientras el racionalismo pone el criterio de verdad en la autonomía de la razón y construye el conocimiento deductivamente a partir de unos principios innatos, independientes de la experiencia sensible, el empirismo parte de la experiencia y, por inducción, llega a hipótesis explicativas de los fenómenos.
Descartes, que inicia la filosofía moderna y el racionalismo, significa la solución a la crisis de la conciencia europea. Busca una certeza que esté fuera de toda duda y aplica un método con principios sencillos y evidentes. Sin embargo, su filosofía no debemos reducirla a metodología, porque es más rica y compleja.
El Racionalismo
Independencia de la razón
Con Descartes se inicia el racionalismo. La característica de esta nueva forma de pensar es la independencia de la razón frente a la teología.
Con ello se reivindica que el pensamiento sea libre de toda influencia ajena y goce de plena autonomía. La razón, por sí misma, debe explicar lo existente; a ella solamente le corresponde juzgar sobre lo que es o no verdad.
Se confía también en que la razón, por sí misma, sin la guía de la revelación, puede encontrar los principios últimos de todas las cosas.
Necesidad de un método
Por otra parte, los pensadores racionalistas se mostrarán convencidos de que, si las ciencias han conseguido progresar y la filosofía permanece estancada, debe ser a causa de la falta de un método tal como el que aquéllas tienen y del que carece la filosofía.
Supuestos de los que parte Descartes
Búsqueda de una verdad indudable
Descartes está convencido de que no existe más que una sola razón, común a todos los hombres. Si esa capacidad es bien utilizada no puede dar como resultado el error.
Necesidad de combatir el escepticismo
Como la verdad también es única, las verdades que se alcancen con el uso correcto de la razón serán válidas para todos los hombres, pues todos están dotados de la misma facultad.
El árbol de la ciencia
Todo el saber humano es como un árbol, cuyo tronco es la física y las ramas las restantes ciencias, pero su raíz es la filosofía. La filosofía, piensa Descartes, no ha garantizado hasta ahora esos principios indiscutibles para su buen desarrollo (las raíces del árbol).
Por ello Descartes decide no confiar más que en su propia razón. Aunque pudiesen ser ciertas muchas cosas procedentes de la tradición y de los grandes filósofos, decide suprimirlas todas y someterlas, como todo lo demás, al «tribunal de la razón», empezando así desde cero el edificio del conocimiento.
La historia de la filosofía demuestra que cualquier enunciado puede ser puesto en duda. Nada de lo que se ha dicho hasta ahora, opina Descartes, ha sido considerado por todos como absolutamente cierto.
Los escépticos han podido dudar de todo. ¿Habrá alguna forma de impedir que el escepticismo siga socavando los cimientos del saber humano? A la lucha contra esta actitud, nefasta en su opinión, dedica Descartes todos sus esfuerzos.
El método
Facultades de la mente: intuición
Si la razón bien empleada es infalible, es necesario un método para su correcta utilización. Además, este método servirá para todas las ciencias sin excepción, pues todas forman parte de una realidad única, de una verdad también única.
Entiende Descartes por método una serie de reglas «ciertas y fáciles, tales que aquel que las observe no tome nunca algo falso por verdadero y… llegue a la comprensión de todas las cosas que no sobrepasen su capacidad».
La razón se ejercita a través de dos únicas facultades, la intuición y la deducción. La intuición es la capacidad de concebir algo sin la menor posibilidad de que sea falso. Notamos que la ejercitamos cuando, al pensar algo, sabemos que eso que pensamos es verdad sin la menor duda, pues aparece absolutamente claro y distinto de cualquier otra cosa.
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