La revolución industrial en España del siglo XIX
El Siglo XIX fue el siglo de la industrialización en Europa, pero España quedó atrasada respecto al proceso industrializador europeo. Las causas de nuestro atraso industrial fueron múltiples, destacando:
•La compleja geografía peninsular
•La escasez de materias primas y fuentes de energía
•La ausencia de una revolución agrícola
•El escaso poder adquisitivo de la mayoría de los españoles , causa una demanda insuficiente para estimular la producción industrial.
•La falta de inversiones de España, pues los capitalistas españoles preferían comprar deuda pública y tierras desamortizadas, o dedicarse a la especulación en Bolsa. La consecuencia fue la dependencia de nuestra economía de los capitales extranjeros.
•Finalmente, la pérdida de colonias americana.
La industrialización en la España del Siglo XIX se redujo a Cataluña y el País Vasco. En Cataluña, se formó, a partir de 1830, una industria textil algodonera, protegida por el Estado, que abastecía al mercado interior español y al mercado colonial (Cuba y Puerto Rico).
Posteriormente comenzó el desarrollo de la industrialización siderúrgica.
Tras unos primeros intentos en Málaga, aprovechando el hierro de las minas de Ojén, y en Asturias, con sus minas de carbón mineral (hulla), fue en el último tercio del Siglo XIX, cuando se consolidó la industria siderúrgica en Vizcaya, al disponer de minas de hierro de buena calidad e importar carbón de Gales, más barato y de mayor poder calorífico que la hulla asturiana.
Tras unos primeros intentos en Málaga, aprovechando el hierro de las minas de Ojén, y en Asturias, con sus minas de carbón mineral (hulla), fue en el último tercio del Siglo XIX, cuando se consolidó la industria siderúrgica en Vizcaya, al disponer de minas de hierro de buena calidad e importar carbón de Gales, más barato y de mayor poder calorífico que la hulla asturiana.
La pacificación del País Vasco, tras la tercera guerra carlista, facilitó el desarrollo industrial vizcaíno, con la creación de importantes empresas siderúrgicas, que se unieron en 1902 dando lugar a la sociedad anónima Altos Hornos de Vizcaya. La siderurgia vizcaína animó la creación de nuevas empresas, tales como empresas de construcciones mecánicas y de construcción naval. Todo ello con el importante apoyo financiero de un destacado sector bancario, representado por el Banco de Bilbao y el Banco de Vizcaya.
En cuanto a la minería, durante el Sexenio Democrático, el Estado, siempre endeudado, aprobó la desamortización del subsuelo, nacionalizando las minas y concediendo los derechos de explotación de los yacimientos a compañías extranjeras, sobre todo francesas e inglesas, a cambio del pago de una tasa anual. Los yacimientos más importantes fueron los de hulla en Asturias y los de hierro en Vizcaya.
El sistema de comunicaciones : el ferrocarril
La implantación del ferrocarril, tuvo su punto de partida en la Ley General de Ferrocarriles de 1855. Dicha ley establecía:
a)La construcción de una red ferroviaria radial con centro en Madrid.
b)El establecimiento de un ancho de vía mayor al resto de Europa, pues se pretendía instalar calderas de vapor más grandes y aumentar la potencia de las locomotoras. Sin embargo, adoptar un ancho de vía distinto al europeo fue un grave error, pues dificultó los intercambios por ferrocarril con el resto de Europa, obligando a transbordar mercancías y pasajeros en la frontera.
c)La autorización, concedida a las compañías constructoras, para importar, libres de impuestos todo el material que necesitasen para el tendido de las vías férreas, así como subvenciones del Estado español por kilómetro de vía construido, con la condición de que las líneas férreas pasarían a propiedad del Estado después de un siglo.
Entre 1855-1865 se produjo un auténtico boom ferroviario, con la construcción de 4750km de tendido. La crisis financiera de 1865-1866, paralizó la construcción del ferrocarril. A partir de 1876, con la Restauración, se reanudaron las obras a un ritmo más lento, pero continuo, a la vez que iba aumentando el volumen de mercancías y el número de pasajeros.
El ferrocarril tuvo efectos muy positivos para la economía española, facilitando el intercambio de personas y mercancías entre las distintas regiones de España, y permitiendo la creación de un mercado interior, de tejidos y cereales.
Proteccionismo y Librecambismo
La política comercial (comercio exterior) acabó por convertirse en el centro del gran debate económico entre proteccionismo y librecambistas. Los proteccionistas eran partidarios de poner aranceles a los productos extranjeros para proteger el desarrollo de la producción propia. Los principales proteccionistas fueron los empresarios de la industria textil catalana y los cerealistas castellanos. Los librecambistas defendían que la libre entrada de productos extranjeros estimularía la competencia y la especialización de la industria española.
Los gobiernos españoles se inclinaron por el librecambismo hasta 1870, a partir de esa fecha se pasó a otra etapa dominada por el proteccionismo, en la que influyeron los intereses proteccionistas de nuevos sectores, como la industria siderúrgica vasca y el carbón asturiano.
La aparición de la banca moderna
Fueron las Cortes del Bienio Progresista, en 1856, las que aprobaron dos importantes leyes relacionadas con el sector financiero. La primera reguló la emisión de moneda y creó el Banco de España. La segunda reguló la fundación de sociedades anónimas por acciones y les dio una amplia libertad de actuación. Estas leyes permitieron la aparición de numerosos bancos y sociedades de inversiones.
Los años del Sexenio fueron difíciles para los negocios por la continua inestabilidad. Aún así, hay que destacas la reforma monetaria de 1870, que establecíó la peseta como moneda oficial y convirtió al Banco de España como único banco emisor de moneda.
En los primeros años de la Restauración, el sector financiero tuvo un fuerte crecimiento en Cataluña ligado a la especulación en la Bolsa de Barcelona, pues el valor de las acciones subía por la buena marcha de las industrias textiles. Paralelamente, en el País Vasco se formó una poderosa banca ligada a la industria siderúrgica. Esta situación de prosperidad duró hasta la crisis económica internacional de la década de 1890, agravada en España por la guerra de Cuba, el Desastre de 1898 y sus consecuencias. Pero el sector bancario logró recuperarse y a comienzos del Siglo XX se fundaron algunos de los bancos más importantes del país, como los de Santander, Bilbao y Vizcaya.
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