23 Nov

Idea perversa de libertad

En la actualidad se reivindica el derecho al aborto, al infanticidio y a la eutanasia, atribuyendo a la libertad un significado perverso e inocuo: el de poder absoluto con y contra los demás. El delito se considera una legítima expresión de libertad, que debe reconocerse y ser protegida como derecho. Los atentados contra la vida van en dirección contraria al respeto a la libertad y representan una cultura contraria a los derechos humanos. Este concepto exalta de modo absoluto al individuo, no lo dispone a la solidaridad, y termina por ser la libertad de los más fuertes contra los débiles, es decir, se niega a sí misma, se autodestruye y se dispone a la eliminación del otro cuando no lo conoce ni respeta su vínculo constitutivo sobre la verdad.

El Estado se vuelve totalitario

El Estado se fundamenta en que, en todos los ámbitos, la promoción del propio yo se entiende en términos de autonomía absoluta, llegando a la negación del otro porque la sociedad se convierte en un conjunto de individuos colocados unos junto a otros, pero sin vínculos recíprocos. Frente a intereses análogos de otros, se ven obligados a buscar cualquier forma de compromiso; por esto desaparece toda referencia de valores comunes y a una verdad absoluta para todos. La vida social se adentra en un relativismo absoluto, el derecho deja de ser tal porque queda sometido a la voluntad del más fuerte. De este modo, la democracia vira por un camino de totalitarismo fundamental, ya que el Estado deja de ser la casa común y se transforma en Estado tirano. Por esto, todo es negociable, incluso el derecho a la vida, que se pone en discusión o se niega sobre la base de un voto o voluntad de una parte de la población.

Mentalidad anticonceptiva y abortiva

Se afirma con frecuencia que la anticoncepción es el remedio más eficiente contra el aborto. En efecto, puede ser que muchos recurran a los anticonceptivos incluso para evitar después la tentación del aborto. Esta cultura abortista está particularmente desarrollada justo en los ambientes donde se rechaza la enseñanza de la Iglesia. Es cierto que la anticoncepción y el aborto, desde lo moral, son males distintos: la primera contradice la verdad plena del acto sexual como propia expresión del amor conyugal; el segundo destruye la vida. La anticoncepción se opone a la virtud de castidad matrimonial, el aborto se opone a la virtud de justicia y viola el precepto divino de no matar. Pero en esta realidad, la vida se convierte en un enemigo a evitar absolutamente, y el aborto en la única respuesta posible frente a una anticoncepción frustrada.

Atentar contra la vida no implica solo el precepto “no matarás”

Los delitos y atentados contra la vida aumentan día a día. Esto incluye todo lo que se opone a la vida, lo que viola la integridad física de una persona e incluso los intentos de coacción psicológica y las condiciones ignominiosas del trabajo. Todo esto corrompe la civilización y es totalmente contrario al honor de Dios.

Con las nuevas perspectivas progresistas y sus nuevas formas de agresión contra la dignidad del ser humano, se va formando una cultura que confiere a los atentados un aspecto inédito y más inicuo, ocasionando ulteriores preocupaciones. Esto genera un cambio en el modo de entender la vida y las relaciones entre los hombres, lo que preocupa y es causa no marginal de un deterioro moral. Opciones consideradas delictivas y rechazadas llegaron a ser poco a poco socialmente respetadas. De este modo, el resultado es dramático por el fenómeno de la eliminación y por el hecho de que a la conciencia le cuesta cada vez más percibir la distinción entre el bien y el mal.

La Iglesia se siente obligada a defender a todos los que no son escuchados por la sociedad: pretende, mediante el evangelio, proteger a los pobres, a los amenazados, despreciados y oprimidos. Estos son los débiles de la sociedad (ancianos, refugiados, inmigrantes, marginados, mujeres y niños aún no nacidos), quienes están siendo aplastados en sus derechos fundamentales a la vida, la supervivencia, la libertad y la paz, siendo estos afectados en todo el mundo.

El sufrimiento es un mal que se debe eliminar

Fundamento: vivimos en un contexto que, haciendo más difícil afrontar el sufrimiento, agudiza la tentación de resolver el problema eliminándolo en su raíz, anticipando la muerte al momento considerado como más oportuno, por lo que estas amenazas afectan también a los enfermos incurables y a los terminales. En estas decisiones influyen elementos que pueden tener un final decisivo y prolongado, lo que pone un desequilibrio en la vida familiar y personal, por lo que se corre el riesgo de sentirse abatido por la propia fragilidad. Por otra parte, en la familia puede surgir un sentimiento comprensible, pero de equivocada piedad. Esto se ve agravado por un ambiente que no ve en el sufrimiento ningún significado o valor, lo considera el mal por excelencia que se debe eliminar. Todo esto se deja influir por una actitud prometeica del hombre que se cree señor de la vida y de la muerte porque decide sobre ellas, cuando en realidad es desbordado por una muerte cerrada, irremediable a toda persona, perspectiva de sentido y esperanza. Encontramos de esta forma la difusión de la eutanasia y se proponen la eliminación de los recién nacidos malformados, de los minusválidos graves, de los impedidos, de los ancianos, sobre todo si no son autosuficientes, y de los enfermos terminales.

Eclipse del sentido de Dios y del hombre

Conduce al materialismo práctico, donde proliferan el individualismo, el utilitarismo y el hedonismo. Los valores del ser son sustituidos por los del tener. El fin que cuenta es la constitución del propio bienestar; la calidad de vida se interpreta como eficiencia económica, consumismo desordenado, belleza y goce de la vida física, olvidando las dimensiones más profundas de la existencia. El cuerpo ya no es una realidad personal, signo y lugar de las relaciones con los demás, con Dios y con el mundo, sino que se reduce a pura materialidad, por lo que la sexualidad también se despersonaliza e instrumentaliza y pasa a ser cada vez más ocasión e instrumento de afirmación del propio yo y de satisfacción egoísta de los propios deseos e instintos.

Hay una cultura contraria a la solidaridad, contraria a la vida, que excluye a los más débiles

Hay una idea perversa de libertad. En esta cultura, la calidad de vida se interpreta olvidando las dimensiones más profundas de la existencia; el único fin es la consecución del propio bienestar. En esta sociedad no existe la real dignidad humana, ya que se excluye a los más débiles: se permite matar, se realizan constantes e injustas discriminaciones, declarando a algunos dignos de ser defendidos mientras a otros se niega esta dignidad; el cuerpo ya no es una realidad personal, sino que se reduce a la materialidad, como un compuesto de órganos que hay que usar según su criterio de mero goce y eficiencia; se evidencia la supremacía del más fuerte contra el más débil porque se aprecia por lo que se tiene y no por lo que es. El criterio se sustituye por eficiencia, funcionalidad y utilidad.

La relación que existe entre mentalidad abortiva y hedonismo

La mentalidad abortiva tiene antecedentes en el hedonismo o placer irresponsable frente a la procreación, ya que esta mentalidad hedonista la considera como un obstáculo para el desarrollo de la personalidad. De esta forma, la vida que podría brotar del encuentro sexual se convierte en enemigo a evitar absolutamente, y el aborto en la única respuesta posible frente a una anticoncepción frustrada.

Causas de los atentados contra la vida

Genocidios, infanticidios (aborto), anticonceptivos, esterilización (privación de la facultad de reproducción), diagnósticos prenatales realizados para proponer o practicar el aborto, técnicas de reproducción artificial, eutanasia, demografía, suicidio voluntario, mutilaciones, torturas corporales y mentales, intentos de coacción psicológica, condiciones infrahumanas de vida, encarcelamientos arbitrarios, deportaciones, esclavitud, prostitución, trata de blancas y de jóvenes, condiciones ignominiosas del trabajo.

Deja un comentario