02 Jul

La ecocardiografía es útil para evaluar la presencia y el grado de hipertrofia ventricular izquierda, en virtud de que demuestra el aumento de espesor y dimensiones del tabique, y la porción posterior de la pared libre del ventrículo izquierdo así como el aumento de la masa ventricular izquierda.

En la telerradiografía del tórax se pueden observar muescas en el borde inferior de los arcos costales, el botón aórtico pequeño de la coartación aórtica, así como el grado de crecimiento cardiaco consecutivo a la hipertensión.

PATOLOGÍA DEL PERICARDIO

a) DERRAME PERICÁRDICO

Es la principal manifestación de la enfermedad pericárdica.

Los hallazgos radiológicos son: aumento simétrico de la silueta cardiaca, que va a ser de mayor cuantía en la parte inferior, ocupación del espacio retroesternal y ocultación de los hilios. Los vasos pulmonares no presentan alteraciones y la presión venosa pulmonar no está elevada. En ocasiones, en la radiografía lateral se puede ver una banda radiotransparente, que corresponde a la grasa subepicárdica y otra banda de las mismas características, correspondiente a la grasa mediastínica adyacente; cuando la distancia entre ambas es mayor de 2 mm existe evidencia de derrame pericárdico.

Los cambios bruscos en el tamaño de la silueta cardiaca sin evidencia de fallo cardiaco izquierdo, así como la pérdida del contorno normal de la silueta con ligero o moderado aumento de tamaño, y los cambios de forma del corazón con las diferentes posturas, son todos hallazgos sugerentes de derrame pericárdico.

El derrame pericárdico es difícil de diagnosticar por Rx simple. Sin embargo, su diagnóstico es francamente sencillo por medio de la ecocardiografía. En la cavidad pericárdica normalmente existe entre 15 y 30 mm de líquido y hacen falta entre 250 y 500 mm para que se vean cambios radiográficos en el tamaño de la silueta cardiaca o en su forma. Puede verse ensanchamiento del pedículo vascular debido a la acumulación de líquido alrededor de la aorta ascendente y del tronco de la arteria pulmonar. La imagen más típica es la de un corazón grande, globular, con una cardiomegalia exagerada en relación a la vascularidad pulmonar que es normal.

El estudio de la grasa epicárdica es importante en el diagnóstico de pericarditis con derrame. Las dos capas del pericardio normal pueden verse en la radiografía lateral, como una línea fina en la región retroesternal, sobre todo si se utiliza un corto tiempo de exposición. Cuando esta línea es superior a los 2 mm es prácticamente diagnóstica de la existencia de líquido o engrosamiento pericárdico.

El diagnóstico de derrame pericárdico debe ser sugerido en la radiografía P.A. si se visualizan en la punta cardiaca dos densidades diferentes con una línea densa, visible en medio y que representa la línea de la grasa epicárdica.

En ecografía bidimensional el corazón puede verse flotando dentro del pericardio.

Las radiografías del tórax son interesantes en el estudio de derrame pericárdico, ya que la demostración del signo de la grasa pericárdica puede ser suficiente para diagnosticar la presencia de líquido en el pericardio.

Causas: Inflamatorias (Virales, TBC, reumatismo), colagenosis, traumatismos tumorales, uremia, post-infarto cardiaco, fallo cardiaco.

B) CALCIFICACIONES PERICÁRDICAS

Resultan de la organización de exudado o sangre en el saco pericárdico, que puede estar asociada o no con pericarditis constrictiva, la cual es más frecuente en tuberculosis. Sin embargo, pueden verse placas calcificadas pericárdicas en el 5% de los pacientes con enfermedad reumática crónica. La calcificación es más densa en la zona de los surcos interventriculares y aurículoventriculares.

CARDIOPATÍAS CONGÉNITAS

Las más frecuentes son:

1. CON VASCULARIZACIÓN PULMONAR AUMENTADA

A. SIN CIANOSIS

A-1. COMUNICACIÓN INTERAURICULAR (CIA)

La sangre pasa a la aurícula derecha, dilatándola, al igual que al ventrículo derecho, tronco pulmonar y vasos pulmonares. La aurícula izquierda no se dilata, y este hallazgo sirve para diferenciarla de la comunicación interventricular y del ductus persistente, en los que sí está dilatada la aurícula izquierda.

El corazón está desplazado a la izquierda, el borde derecho está próximo a la columna vertebral.

Las cavidades cardiacas derechas se encuentran aumentadas, y la aorta es pequeña.

A-2. COMUNICACIÓN INTERVENTRICULAR (CIV)

Es la lesión más frecuente de todas las cardiopatías congénitas (aprox. 25%).

El paso de la sangre del V.I. al derecho motiva una dilatación de éste, del tronco pulmonar, de los vasos pulmonares y de la aurícula izquierda, lo que la distingue de la comunicación interauricular, con descenso de la punta cardiaca. La aorta, al recibir menos flujo, es pequeña, distinguiéndose así del ductus persistente en que aparece aumentada.

Cuando el defecto ventricular es grande, se comporta funcionalmente como un ventrículo único, debido a que no existe presión diferencial entre ambos lados de la circulación cardiaca, apareciendo un crecimiento cardiaco global.

A-3. PERSISTENCIA DEL DUCTUS ARTERIOSUS

En el niño a término, el ductus se suele cerrar de manera funcional por contracción muscular en las primeras 24 horas, y anatómicamente por fibrosis subíntima y fibrosis en las primeras dos o tres semanas.

Su persistencia puede llevar en los neonatos a la insuficiencia cardiaca con distress respiratorio. El paso de sangre desde la aorta al tronco de la pulmonar produce una dilatación de este último, de los vasos pulmonares, de la aurícula y del ventrículo izquierdo, y de la aorta ascendente.

Radiográficamente existe un aumento de la circulación pulmonar, dilatación de la arteria pulmonar y crecimiento de las cavidades izquierdas. La aorta frecuentemente está aumentada. Por tanto en la proyección P.A. existe descenso de la punta cardiaca por el crecimiento del ventrículo izquierdo y, rechazo posterior del esófago por la aurícula izquierda.

En los recién nacidos puede haber una cardiomegalia no específica con aparente crecimiento de las cavidades derechas.

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