08 Jul

INTRODUCCIÓN

Los incidentes de 1808 (conjura del escorial, motín de Aranjuez, abdicaciones de Bayona y elección de José I como rey)
Provocaron la Guerra de la Independencia. Napoleón fue derrotado y se firmó el tratado de Valençay en 1813 reconociendo como rey a Fernando VII. La situación de guerra y la posterior vuelta de Fernando VII hicieron que la Constitución de Cádiz no llegara a tener vigencia más allá de 1814. Fernando VII restablece el absolutismo monárquico y los liberales inician entonces una serie de pronunciamientos militares que en su mayoría fracasan, salvo el protagonizado por Riego, que obliga al rey a jurar la Constitución. Surge así El Trienio Liberal (1820-23). Si bien, la intervención militar de la Santa Alianza acaba con la Constitución y Fernando VII recobra sus poderes. Así, su reinado se divide en tres etapas: el Sexenio Absolutista (1814-20), el Trienio Liberal (1820-23) y la Década Ominosa (1823-33).

DESARROLLO

1. SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820)

Los liberales solicitaron a Fernando VII que jurase la Constitución, pero este, decide aguardar hasta comprobar con cuántos apoyos contaba. Durante su estancia en Valencia un grupo de 69 diputados absolutistas, encabezados por Elío, le presentaron el 12 de Abril de 1814 un documento llamado Manifiesto de los Persas, en el que le pedían la derogación de la Constitución de 1812. El rey, opuesto al liberalismo, comprobó entonces que un sector importante de la población estaba de su parte. Mediante el Decreto del 4 de Mayo de 1814 declaró ilegal la convocatoria de las Cortes de Cádiz y comenzó una represión contra los liberales y afrancesados. La nobleza, el clero y gran parte del pueblo apoyaron este regreso al absolutismo.

Fernando acabó con las libertades civiles, reinstauró la Inquisición y la Mesta y permitíó la vuelta de los jesuitas. También implantó una política económica regresiva a pesar de la desastrosa situación económica: nobleza y clero quedaron de nuevo exentos de pagar impuestos. Además, las provincias americanas se encontraban en rebeldía.

Por otro lado, el sector liberal del Ejército no aceptó el absolutismo y, con la ayuda de sociedades secretas como la Masonería, intentó restablecer la Constitución a través de pronunciamientos militares.


Todos ellos fracasaron (Espoz y Mina en Pamplona, Porlier en La Coruña, Lacy en Barcelona), salvo el encabezado por Riego.

2. TRIENIO LIBERAL (1820-1823)

Este periodo comienza el 1 de Enero de 1820 con el pronunciamiento de Riego en Cabezas de San Juan (Sevilla), donde se encontraban sus tropas esperando embarcar hacia América para parar a los independentistas. Tras esperar dos meses, Riego recibe el apoyo de otros grupos militares. Además, surgen juntas liberales en diversas ciudades. Fernando VII, ante la imposibilidad de hacer frente al golpe, nombra un gobierno de liberales moderados presidido por Argüelles y el 10 de Marzo de 1820 jura la Constitución.

El nuevo gobierno vuelve a suprimir la Inquisición y los señoríos jurisdiccionales, repone el sistema de impuestos de las Cortes, expulsa a los jesuitas y restablece los derechos de los ciudadanos. Se trató de un periodo de agitación política en el que se formaron sociedades patrióticas. Se publicaron periódicos de propaganda política y se creó un grupo militar liberal, la Milicia Nacional.

El gobierno liberal tuvo gran debilidad debido a poderosos enemigos (clero, nobleza, Santa Alianza, Fernando…), el escaso apoyo popular, la crisis económica, su incapacidad para detener el independentismo, y su propia división interna: moderados (muchos de sus líderes participaron en las Cortes de Cádiz) y exaltados (de tendencia más radical, posteriormente progresistas). La oposición al gobierno liberal se tradujo en la creación de grupos armados, como la Seo de Urgel, que fueron frenados por un ejército enviado por el gobierno, dominado entonces por exaltados.

El trienio liberal finalizó en Abril de 1823, cuando un ejército francés (Los Cien Mil Hijos de San Luis), encabezado por el Duque de Angulema apoyado por la Santa Alianza, entró en España y acabó con esta segunda experiencia liberal.

3. DÉCADA ABSOLUTISTA O “DÉCADA OMINOSA” (1823-1833)

Nada más recuperar sus poderes, Fernando VII anuló la Constitución y la obra legislativa del Trienio (Decreto del 1 de Octubre). Lo único que se mantuvo fue la supresión de la Inquisición. Se crearon asimismo las juntas de Fe, cuerpos armados que perseguían a los liberales.


La pérdida del Imperio americano se materializó en 1824, mientras que en el interior la situación económica era catastrófica. El gobierno absolutista no podía afrontarla, pues cualquier medida era rechazada por el clero y la nobleza al “atentar contra sus privilegios”. Por ello, el rey tuvo que apoyarse en antiguos liberales como López Ballesteros, que intentó reorganizar la Hacienda Pública estableciendo el Presupuesto Anual del Estado.

Fernando VII tuvo en esta década dos oposiciones a su reinado. Por una parte, los liberales, que volvieron a organizar mediante sociedades secretas levantamientos sin éxito (Torrijos en Málaga). Y por la otra, el sector más clerical y absolutista, que se apoyó en la figura del hermano del rey, Carlos María Isidro. Entre estos ultrarrealistas (más tarde llamados carlistas), estaban muchos de los campesinos que durante el Trienio Liberal habían formado los grupos armados y que ahora se sentían traicionados. Dicho descontento aumentó cuando el rey comenzó a adoptar algunas medidas entendidas por los ultrarrealistas como propias del liberalismo.

El problema se agrava en 1830 al contraer matrimonio con María Cristina. La Ley Sálica se suprimíó (Pragmática Sanción de Carlos IV) y nacieron dos hijas, impidiendo el reinado a Carlos. Comienza un periodo de enemistad entre Fernando VII y su hermano, que marcha al exilio a Lisboa. El todavía rey nombró presidente del gobierno a Cea Bermúdez, un liberal muy moderado, y autoriza la vuelta de algunos liberales. Los carlistas comienzan entonces a prepararse para un levantamiento armado que tendrá lugar en cuanto muera Fernando y su esposa María Cristina se convierta en regente, iniciando así la primera guerra carlista.

CONCLUSIÓN

Una vez finalizada la Guerra de Independencia en 1814, se restauró el absolutismo, que borró la obra legislativa de las Cortes de Cádiz. Sin embargo, sucedieron intentos de restaurar la Constitución de 1812. El de Riego triunfó, dando lugar al Trienio Liberal. El liberalismo tuvo problemas internos y externos, pasando a la instauración del absolutismo en 1823 con la acción de la Santa Alianza. El problema sucesorio y la nueva política de acercamiento a los liberales hará que los absolutistas se apoyen en Carlos. Se abría una nueva etapa con la minoría de edad de Isabel II y el inicio de la primera guerra carlista.


La lucha entre liberalismo y absolutismo provocó que España no pudiese solucionar la independencia de los territorios americanos, pues ante este vacío de poder llegaron a su emancipación. Esto supondrá perder el pilar en el que se sostendría la recuperación económica de España, marcando el reinado de Fernando VII y los gobiernos posteriores.

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