07 Nov
La obra leída del siglo XVIII es El sí de las niñas, de Leandro Fernández de Moratín, de género teatral. El principal tema tratado por el libro es la libertad. El tema fue tratado en numerosas ocasiones por Moratín, ya que era un afrancesado y se sentía en muy identificado con los ideales de la Revolución Francesa que tuvo lugar en su contexto histórico (Liberté, égalité, fraternité: Libertad, igualdad y fraternidad). Aunque en este caso Moratín no habla de ella en un sentido político, sino que argumenta acerca de los perjuicios de los matrimonios pactados, puesto que privan de libertad a quienes se casan, y que sólo se realizan por lo convenientes que resultan para los padres. Además, hay otro tema muy importante que se trata en la obra, que es el amor. En El sí de las niñas se habla principalmente de las arcaicas restricciones que se ponían a quienes contraían matrimonio. En cuanto a los personajes, aparecen los siguientes en la obra: Don Diego es un hombre de 59 años pudiente que va a casarse con Doña Francisca (Paquita). A pesar de ello, sabe que ella no la quiere y que no va a ser capaz de enamorarla. Es un hombre bueno y con principios, ya que al enterarse del amor que hay entre Paquita y su sobrino, no duda en oponerse a la relación. Don Carlos, es el sobrino de Don Diego y teniente del ejército y laureado por sus hazañas en la guerra. Se encuentra locamente enamorado de Paquita, por lo que no duda en ir a la posada a tratar de impedir el matrimonio. Por su parte, Paquita es la amada de Don Carlos, aunque está prometida con Don Diego. Instruida en un colegio de monjas, Paquita es una chica de 16 años débil, frágil y con un lenguaje un tanto infantil. Por último, Doña Irene es la madre de Paquita. Es quien ha organizado el matrimonio y actúa buscando siempre el dinero de Don Diego. Es una mujer vanidosa e interesada. Los criados son Rita (criada de Doña Irene y Paquita), que ayuda y apoya a Paquita en la lucha por su amado, Calamocha (criado de Don Carlos), que tontea con Rita; y Simón (el fiel criado de Don Diego), que aconseja a su dueño y respeta en sus decisiones, a pesar de no compartirlas. Los primeros se caracterizan por su forma de hablar, utilizando un lenguaje culto y palabras con un carácter arcaico, lo que da una sensación de ser personas adineradas y educadas correctamente. En cambio, los criados utilizan distintas variedades diastráticas del lenguaje. Cuando hablan con sus dueños expresan cortesía y respeto. Sin embargo, cuando hablan entre ellos utilizan un lenguaje plagado de refranes y frases hechas propio del pueblo llano, ya que no han recibido una educación como la de sus señores. Esta es una de las características de la producción literaria en este periodo, el decoro, es decir, estos actúan y hablan en relación a su posición social. El argumento es verosímil, es decir, podría haber ocurrido realmente en la realidad de la época, y se contiene la imaginación, que no son propias de este siglo, en el que no hay cabida para la irracionalidad y las fantasías. Como es común en este periodo histórico, no se tiende a mezclar el género, en este caso comedia, que en ningún momento llega a rozar la tragedia. Otra importante cualidad es que se sigue la regla de las tres unidades, tiene lugar una única acción, en un único escenario (la posada) y en un tiempo cronológico coherente en el desarrollo de la acción dramática (no hay saltos temporales). Para concluir, se deja patente el carácter moralizante y pedagógico de la obra, que pretende educar a los lectores y espectadores, puesto que intenta desterrar una idea primitiva e ilógica que debe quedar obsoleta para el resto de los días.
La obra leída del siglo XIX (correspondiente al periodo del Romanticismo) es Don Álvaro o la fuerza del sino, de Ángel de Saavedra, Duque de Rivas, pertenece al género dramático y está dividida en cinco jornadas. El tema principal tratado por la obra es el amor, en su vertiente romántica. Se trata de un amor fatídico, apasionado y avasallador que se opone a las normas sociales y que conducen irremediablemente a un final funesto. Unido a este tema se plantean otros dos temas muy importantes. El primero es la libertad, el anhelo de alcanzar la libertad absoluta. En este caso, Doña Leonor es privada de ella por su padre, el Marqués de Calatrava. El segundo es el honor, un valor arcaico al que algunos personajes le dan una importancia absurda, como en el caso del Marqués y sus hijos (Carlos y Alfonso). En cuanto a los personajes, se tiene como protagonistas a Doña Leonor, una joven locamente enamorada de Don Álvaro. Se trata de personajes heroicos, virtuosos y bellos. Leonor es dulce y fiel a su amado Álvaro, que es una figura valiente y rodeada de misterio. A pesar de todo, el amor los lleva a la perdición y arrastran a la muerte con ellos a todos los que los rodean. Al igual que en el contexto histórico en el que fue escrita, en el libro se rechazan las reglas establecidas anteriormente. Por ejemplo, se produce una ruptura de la Regla Aristotélica de las tres unidades; la acción transcurre en diferentes escenarios, hay saltos temporales y tienen lugar distintos acontecimientos a la vez. Además, se produce una mezcla de verso y prosa, aunque acaba teniendo más importancia el verso, ya que es donde se concentran la mayoría de los diálogos. Portodasestascaracterísticas, tanto estructurales como estilísticas, Don Álvaro o la fuerza del sino se ha convertido en el modelo de drama del Romanticismo, siendo una de las novelas más representativas e importantes de este periodo y de la literatura castellana en general.
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