29 May

En 1613 Cervantes publica un libro con doce narraciones breves al que da el título de “Novelas ejemplares”. La palabra “novela” hacía referencia a un tipo de relato breve de origen italiano, la “novellla”. El prólogo de la obra Cervantes afirma ser el primer escritor castellano de novelas. El título añade “ejemplares” por su prentación de que estas historias tuviesen un valor moral, como tenían los antiguos “exemplos” medievales, aunque no siempre aparece en ellas una enseñanza concreta.
Los relatos que integran las “Novelas ejemplares” son historias independientes que carecen de un marco común, a excepción de El coloquio de los perros, la continuación de El casamiento engañoso. Las novelas se dividen en 3 grupos en función del estilo:
-Relatos de todo realista, como Rinconete y Cortadillo, El licenciado Vidriera, El celoso extremeño, El coloquio de los perros y El casamiento engañoso.
-Relatos de todo idealista, como La española inglesa, La fuerza de la sangre, Las dos doncellas, La señora Cornelia y El ambiente liberal.
-Relatos que combinan ambas líneas, como La ilustre fregona y La gitanilla.
Ádemás, son distintas las influencias perceptibles en estas narraciones: históricas caballerescas, relatos tradicionales, novelas italianas, picarescas y bizantinas, etc…
Pese a sus diferencias en cuanto al estilo y las fuentes literarias, son apreciables en las nove las rasgos comunes como el empleo del diálogo para caracterizar a los personajes, el tono general de verosimilitud, el Realismo de los ambientes y los desenlaces felices o cómicos.


Rinconete y Cortadillo
Una de las novelas ejemplares de más fama es esta historia de dos jóvenes pertenecien- tes a un mundo de pequeños delincuentes. Se conocen en una venta y deciden viajar juntos a Sevilla, donde llegarán al patio de un líder de una cofradía de ladrones, Monipodio. Además de por sus actividades ilícitas, se caracterizan por su religiosidad aparente y supersticiosa. Este relato se ha calificado a veces como picaresco. Aunque presenta algunas coincidencias con la novela picaresca (ambientación en los bajos fondos, pequeños pasajes auto biográficos), faltan elementos significativos como el servicio a diferentes amos.

Los trabajos de Persiles y Sigismunda


En la última etapa de su vida, al tiempo que compone la segunda parte del Quijote. Cervantes escribe Los trabajos de Persiles y Sigismundo, publicado póstumamente. El libro entronca con el género de la novela bizantina, de gran éxito en la época. Las novelas bizantinas giran en torno al casto amor de una pareja que vive continuas y extravagantes aventuras: cautiverios, secuestros, separaciones, etc. Hasta el feliz rencuentro final. Un esquema similar sigue Cervantes en las cuatro partes que integran el Persiles, si bien con un tono algo más realista. 
El relato cobra un valor alegórico, pues presenta la continua peregrinación de los protagonistas, Arnaldo y Auristela, como símbolo de la vida terrena. Viven un continuo ascenso espiritual hacia el más allá en un sentido cristiano y platónico a la vez.


El Quijote


-Contenido y estructura: La obra consta de dos partes publicadas con diez años de diferencia. La primera de ellas sale de la imprenta en Madrid en 1605 con el titulo de El ingenioso hidalgo don
Quijote de la Mancho. La segunda, titulada El Ingeniosa caballero Don Quijote de la Mancha, se publica en 1615, poco antes de la muerte del autor.

Primera parte

Cincuenta y dos capítulos componen esta primera parte. Tras presentarnos al hidalgo enloquecido por la lectura de historias caballerescas, se narran las dos salidas iniciales de Don Quijote en busca de aventuras.
• Primera salida. Dura apenas unos días y en ella Don Quijote es armado caballero en una venta que él confunde con un castillo, aunque la ceremonia es una burla de los ritos que aparecían en los libros de caballerías. Más tarde, Don Quijote queda malpara do en una caída y es devuelto a su casa por un vecino. Allí, el cura y el barbero de su pueblo deciden quemar gran parte de la biblioteca de Don Quijote, en su mayoría obras de ficción. Además, tapian el aposento de los libros y le dicen que un mago encantador se lo ha llevado.

Segunda salida:

Se produce ya en compañía de un labriego vecino a quien propone ser su escudero, bajo promesa de entregarle el gobierno de alguna ínsula o isla. Ambos caminan hacia el sur en busca de aventuras que, debido al choque entre la realidad y la fantasía de Don Quijote, suelen acabar ridículamente en una constante parodia de las hazañas caballerescas.



Segunda parte:

En esta ocasión escudero y caballero salen durante algunos meses en dirección a Aragón y Cataluña. Dos son las diferencias esenciales con la primera parte: por un lado, desaparecen las historias interpoladas; por otro, ya no es tanto el hidalgo el que interpreta fantásticamente la realidad, sino que aparecen personajes que, por afán de divertirse a su costa, fingen un ambiente caballeresco. Así sucede durante la estancia de los protagonistas en el palacio de los duques, en la que Sancho llega a ser nombrado gobernador de una ficticia ínsula. Un original aspecto de esta segunda parte es que los personajes conocen la historia del hidalgo, pues se dice que han leído el primer libro.
Finalmente, vencido por el caballero de la Blanca Luna (en realidad un joven bachiller de la misma aldea que el hidalgo), Don Quijote regresa con Sancho a su hogar, donde aquel recupera la cordura y muere.
Es muy probable que Cervantes acelerara la redacción de la segunda parte del Quijote tras la aparición de una segunda parte apócrifa firmada por Alonso Fernández de Avellaneda.


Temas e interpretación


El propósito declarado por el autor en el prólogo es la condena de los libros de caballerías, obras que no solo desaprobaba Cervantes, sino también los intelectuales humanistas. Criticaban este tipo de libros por diversos motivos, como estar escritos por malos literatos o contener numerosas mentiras. Mientras que estos intelectuales aportan serios argumentos en esta línea, Cervantes decide enfocar la crítica a través del humor y la parodia, una parodia que los lectores de la época podían detectar inmediatamente. Así, como libro cómico, fue leído en los siglos XVII y XVIII.
Ya en el Siglo XIX, los ROMánticos harán una interpretación muy diferente según la cual Don Quijote representa el valor de los ideales de libertad y justicia enfrentados a una realidad y una sociedad prosaicas.
Más allá de estas lecturas y de la riqueza de significados de la novela, es necesario destacar la presencia de un tema fundamental, la literatura, que se manifiesta por distintas vías: la crítica de otras obras, la parodia directa de historias caballerescas, la utilización de los géneros más leídos en la época, las pullas dirigidas a escritores contemporáneos y, especialmente, el papel del escritor como hacedor de un maravilloso mundo de ficción.


Personajes


► Don Quijote: Aparece caracterizado socialmente como un hidalgo, el grado más bajo dentro de la nobleza. Con tal condición no podía aspirar a convertirse en caballero, por la que su decisión seria chocante desde el principio para cualquier lector de la época. A esto hay que añadir que ronda la edad de cincuenta años, lo que en aquel entonces supónía ser ya un anciano, en contraposición a la juventud de los héroes caballerescos, un detalle paródico que tampoco escaparía a los lectores del libro.
A Don Quijote se le seca el cerebro con el poco dormir y el mucho leer, por lo que enloquece y da en la obsesión de convertirse en caballero andante. Fuera de esta manía, son muchos los pasajes de la obra en los que su discurso muestra un claro entendimiento y unos altos valores, pues la libertad y la justicia son los principios por los que se rige.
Una de las consecuencias más evidentes de su locura es el continuo contraste entre la realidad y lo que él cree ver. Su fantasía transforma lo que ve para encajarlo en el marco caballeresco que tiene en su cabeza, y cuando la realidad lo deja en situaciones ridículas, lo atribuye a magos y encantadores empeñados en que no pueda llevar a cabo su misión.
►Sancho Panza: Se trata de un labriego pobre cuyo aspecto físico supone y contraste con la figura de su señor. En el personaje de Sancho están presentes figuras literarias reconocibles como el rústico, el bobo o el gracioso, pero a lo largo de la histora se va forjando una personalidad más compleja. En líneas generales, puede decirse que si Don Quijote encarna el idealismo y la cultura libresca, Sancho representa el aspecto material de la existencia y la sabiduría popular, expresada en los frecuentes refranes que utiliza. Sin embargo, al hilo de las aventuras y de los diálogos que intercambian, las personalidades de ambos se van contagiando recíprocamente. De hecho, la promesa de una ínsula que Don Quijote hace a Sancho al principio muestra la capacidad de este de ilusionarse y fantasear. Entre aventuras, golpes, riñas, risas y sufrimientos, se va estableciendo entre ambos una relación de profunda amistad y lealtad.


►Dulcinea del Toboso: Este personaje existe tan solo en la imaginación de Don Quijote, es una idealizada figura femenina que reúne para él toda la hermosura y virtud del mundo. A imitación de los héroes de sus novelas, el hidalgo hace destinataria a su dama de su amor y de sus hazañas. Como muchos de ellos, envía a los escasos «enemigos» a los que vence a ponerse a los pies de Dulcinea. Pero el enfoque paródico de la novela hace que la mujer real que inspira esta figura sea una vulgar joven del Toboso, contraria en todo a lo que Don Quijote imagina en ella.
►Personajes del hogar y de la aldea de Don Quijote:Son el ama, la sobrina, el cura, el barbero y el bachiller Sansón Carrasco, que constante mente intentan hacerlo desistir de su delirio y volver a su hogar. Es una de esas tretas la que devuelve finalmente a Don Quijote a su hogar, después de que Sansón Carrasco se haga pasar por el caballero de la Blanca Luna, derrote al hidalgo y obtenga su promesa de abandonar la caballería andante. El cura y el barbero protagonizan en la primera parte el expurgo de la biblioteca de Don Quijote, en el que se pasa revista a la literatura del siglo, condenando a la hoguera numerosos libros y salvando otros pocos en función de su calidad.

Estilo


El autor sigue el ideal humanista de un estilo natural, equilibrado y sin afectación, presente en la obra de autores que Cervantes admiraba, como Garcilaso de la Vega. Este ideal aparecía en tratados de la época como el Diálogo de la lengua de Juan de Valdés. Además, la riqueza de registros, el contraste de perspectivas, el uso de la ironía y la complejidad de las técnicas narrativas son las carácterísticas estilísticas más relevantes. Otros rasgos de la obra son el empleo de nombres propios «parlantes» (que añaden peculiares significados a lo designado), juegos de palabras y neologismos.


Contraste de perspectivas:
En el mundo hecho de palabras que constituye el Quijote destaca el original tratamiento y enfoque de la realidad, Lejos de ofrecer una visión única de los acontecimientos narrados, se ofrece un juego de perspectivas distintas que incide en el carácter cambiante de esta realidad, en función de la mirada individual de quien la observa. Los abundantes diálogos son uno de los medios para ofrecer esas visiones diferentes de los hechos, además de un elemento fundamental en su caracterización.
Ironía:
Acorde con el contraste de perspectivas, un ingrediente fundamental del Quijote es la ironía. Que ahonda en ese distanciamiento con que la realidad es narrada. La ironía está presente en diversos planos de la novela: en la parodia de los libros de caballerías, en los varios papeles que desempeñan algunos personajes, en los comentarios del narrador, en los diálogos o en el hecho mismo de designar como historia real un relato de ficción.
Técnicas narrativas
En consonancia con esa visión de una realidad cambiante destaca el juego de narradores establecido por Cervantes:
-Narrador omnisciente: Existe un narrador que se alude a sí mismo en ocasiones y que llega a incluirse como personaje de la obra. Este narrador dice basarse en autores varios para escribir la historia, y a veces atribuye a estas fuentes las vacilaciones sobre ciertos detalles. Por otro lado, utilizando un recurso frecuente en los libros de caballerías, sostiene haber hallado un manuscrito árabe de un tal Cide Hamete Benengeli, cuya traducción le permite continuar la historia.
• Autores ficticios. Este Cide Hamete y el morisco que traduce su manuscrito se convierten en autores ficticios, aunque el «narrador primero» desconfía en ocasiones del trabajo de ambos.
• Los propios personajes. Se convierten en narradores, ampliando así los puntos devista desde los que se observan. Esto sucede sobre todo en los relatos interpolados.


EstiloRegistros
El denominado decoro poético, según el cual los personajes debían emplear un habla acorde con su estatus social y cultural, conlleva que en obra aparezcan diferentes registros de habla. Estos registros, que se aprecian en los diálogos, son el medio que Cervantes usa para caracterizar a los personajes y dar lugar a numerosos momentos cómicos. La riqueza de registros tiene relación también con los variados géneros narrativos que aparecen en la obra (novela pastoril, morisca, etc.). 
– Don Quijote. Utiliza con frecuencia un lenguaje arcaizante, imitado de los libros de caballerías, que ofrece una visión chocante e incomprensible de su figura a los demás personajes. En algunos de sus discursos, en los que hace muestra de sus ideales y su sólida cultura, se sirve de un registro culto y elaborado que solo algunos personajes como el cura pueden comprender. Además, en los momentos de arrebatada ira se muestra capaz de descender a los niveles más coloquiales del insulto y las maldiciones.
-Sancho Panza. Como labriego sin formación, su registro más habitual es el del habla popular. Hace un uso abundante de refranes, si bien en ocasiones utiliza variedades de habla que quieren aproximarse a la del hidalgo. Emplea numerosas expresiones populares consideradas vulgares, y deforma las palabras con efectos humorísticos.
-Resto de los personajes. Cervantes adecua el habla de cada uno a su condición, aunque algunos imitan el estilo libresco de Don Quijote cuando deciden «seguirle el juego» o burlarse de él.

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