11 Oct
El dualismo antropológico cartesiano plantea la existencia de un cuerpo y un alma que conforman al ser humano. Pero, ¿son un todo real? Y si lo son, ¿cómo se unen? Descartes propone la glándula pineal como solución. Sin embargo, ¿es válida esta solución o es deficiente? También nos plantea la problemática de si somos libres o estamos sujetos a las leyes físicas. Incluso surgen otras dudas: ¿Dios interviene en la antropología? ¿Es esta teoría una mera copia de la de Platón?
Análisis del Dualismo Cartesiano
Para Descartes, una substancia es un ser o naturaleza dependiente de la res infinita o Dios, concepto que utilizará para justificar toda su filosofía. Al proponer al humano como un conjunto de res o substancia extensa (cuerpo), captada por los sentidos y totalmente infiable en el ámbito gnoseológico, y de una totalmente opuesta, la res cogitans o substancia pensante (alma o «yo pensante»), Descartes debe justificar cómo se unen estas substancias tan contrarias y si hay dependencia entre ambas.
Para justificar la unión substancial, Descartes propone que, aunque sean opuestas, conforman al humano y se unen en la glándula pineal. Esta respuesta es considerada el punto más flojo de su filosofía, ya que se puede refutar fácilmente cuestionando en qué parte de la glándula se hallaría el alma.
Otra cuestión es la dependencia. El cuerpo es sensible y corrompible, sujeto a las leyes físicas por ser substancia extensa. En cambio, el alma, al ser substancia pensante, no está sujeta al mecanicismo, por lo tanto, es inmortal y libre. Así, aunque el cuerpo necesite del alma para vivir, el alma no necesita del cuerpo para subsistir, solo a Dios.
Mecanicismo y Libertad
El mecanicismo es el lastre de la substancia extensa, que, por su naturaleza, depende de Dios y de las leyes físicas. En cambio, el alma, al no ser extensa, solo depende de Dios y es libre e inmortal. Esto se justifica por la existencia de pasiones involuntarias, no controlables e irracionales, que no atienden al dictamen racional. Estas pasiones irracionales permiten al alma ejercer su libertad, pues posee voluntad y entendimiento, pudiendo escoger entre diferentes opciones.
Las pasiones no son buenas ni malas, somos nosotros quienes les atribuimos esa cualidad según el fin para el que las usemos. Para Descartes, las pasiones pueden servir como ejercicio de control del alma racional (con influencias estoicas e incluso cristianas). Como no podemos permanecer indiferentes a las elecciones, a menos que seamos ignorantes, siempre ejerceremos la libertad. Para Descartes, la libertad es una de las características más relevantes del ser humano, lo que lo diferencia de los animales, regidos por sentidos e instintos, sin voluntad.
Recapitulación y Conclusiones
Descartes propone un dualismo antropológico similar al de Platón, pero con aspectos propios como el mecanicismo, la libertad, las pasiones y la unión encefálica. Aunque Descartes proponga una solución, no es definitiva. Muchos autores posteriores propondrán sus propias teorías antropológicas, algunas superando la cartesiana. Sin embargo, la antropología cartesiana es una solución aceptable, con aspectos innovadores. Por esto, y otros temas, se le considera el filósofo moderno que rompe con la filosofía medieval. No obstante, algunos aspectos, como la unión del cuerpo y el alma en la glándula pineal, son deficientes.
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