08 Dic
La Filosofía de Platón: Una Respuesta a los Problemas de Parménides
La filosofía de Platón y la de su discípulo Aristóteles intentan responder a los problemas planteados por Parménides. La respuesta se caracteriza por identificar la realidad con lo permanente, en lugar de identificarla con lo cambiante, como hace la metafísica de Heráclito. Además, se caracteriza por identificar la realidad con lo inteligible más que con lo material o sensible. La Teoría de las Ideas representa el núcleo de la filosofía platónica y no se encuentra formulada como tal en ninguna de sus obras, sino tratada desde diferentes aspectos en varias, como La República, Fedón y El Banquete.
La Teoría de las Ideas y el Mito de la Caverna
Platón introduce elementos muy novedosos para la mentalidad griega. El Mito de la Caverna nos muestra las dificultades que encontraremos para pasar de la ignorancia al conocimiento de la Idea del Bien. El pensamiento griego llega pronto a la conclusión de que la información de los sentidos no nos permite captar la auténtica realidad. Platón, por influencia de Sócrates, sabe que los conceptos tienen una realidad objetiva y que es posible definirlos; por influencia pitagórica, sabe que las matemáticas también son conocimientos válidos. Platón propondrá dos ciencias, pues se trata de realidades diferentes: las matemáticas y la filosofía.
Características de las Ideas y los Grados de Realidad
Las Ideas tienen la característica del ser: son únicas, inmutables, indivisibles y eternas. Estas son también las características de los conceptos, aunque para Platón las Ideas no son solo realidades mentales, sino realidades perfectas. Platón admite distintos grados de realidad, como puede verse en el símil de la línea. El mundo que percibimos por los sentidos, lleno de multiplicidad y movimiento, es real, pero menos real que las Ideas, que no cambian cuando aparecen o desaparecen los individuos. Las Ideas son el modelo de las cosas: las cosas se parecen un poco a las Ideas, pero tienen características opuestas, son múltiples, corruptibles y están sometidas al cambio. Son una pobre copia de las Ideas inteligibles.
Dualismo Ontológico y Conocimiento
La Teoría de las Ideas implica una duplicación ontológica: existen dos mundos con características muy diferentes. Mientras que la realidad sensible —las cosas— solo nos proporciona opinión, en el Mito de la Caverna el mundo exterior se corresponde con el mundo de las Ideas, y el mundo subterráneo con el mundo sensible. Platón admite que el conocimiento sensible es relativo, pero no que sea la única forma de conocimiento. Cree, como Parménides, que hay otra forma de conocimiento propia de la razón: el verdadero conocimiento debe ser universal y necesario, debe tratar sobre el ser, no sobre el devenir, y no puede estar sometido al error. La ciencia solo puede versar sobre objetos permanentes.
La Reminiscencia y los Grados de Conocimiento
Platón explica el conocimiento a través de la reminiscencia, es decir, el recuerdo. La percepción de las cosas sensibles no nos permite captar las Ideas, ya que estas solo pueden ser conocidas mediante la contemplación directa en el mundo inteligible. El alma humana ha estado en este mundo y ha contemplado las Ideas, pero las ha olvidado al encarnarse en un cuerpo. Recuperar este conocimiento es un proceso largo que empieza con la contemplación de la vida y la belleza de este mundo. Solo las matemáticas y la dialéctica permiten conocer verdaderamente las Ideas.
Platón distingue cuatro grados de conocimiento. El conocimiento del mundo sensible solo proporciona opinión. Dentro de este nivel, Platón distingue entre la imaginación y la creencia, que se corresponden, respectivamente, con la visión de las sombras y con la visión de los porteadores y el fuego en el interior de la caverna. Por otro lado, el conocimiento del mundo inteligible proporciona ciencia. Las matemáticas y la dialéctica son las ciencias fundamentales que se corresponden con el conocimiento del mundo exterior. Las matemáticas nos ayudan a pasar del conocimiento sensible al inteligible, ya que usan representaciones de las Ideas. A través de la dialéctica ascendente, podemos llegar a conocer la Idea del Bien, utilizando únicamente las Ideas.
La Idea del Bien y la Jerarquía de las Ideas
La Idea del Bien es la causa del ser y del conocimiento en el mundo de las Ideas. Además, existe una dialéctica descendente que permite conocer la jerarquía y las relaciones entre las Ideas. La Idea del Bien es la idea suprema, tal y como nos lo presenta Platón en La República, y representa el máximo grado de realidad, siendo la causa de todo lo que existe. A continuación, se encuentran las ideas de los objetos éticos y estéticos, seguidas por las ideas de los objetos matemáticos, y finalmente las ideas de las cosas sensibles.
Las Ideas y su Importancia para la Ética y la Política
Las Ideas no solo constituyen ese mundo perfecto, sino que también son el modelo que nos permite llevar una vida recta en lo privado. Son esenciales para la ética y la política, para guiar nuestra conducta y sociedad. Platón quiere fundar la virtud en el saber; para ello, es necesario conocer qué es la Justicia. Frente al relativismo moral de los sofistas, Platón reclama la existencia de una idea eterna e inmutable de Justicia.
El Alma y la Organización Social
Las tres partes del alma —la racional, la irascible y la apetitiva— se corresponden con las clases sociales: los filósofos, que gobiernan; los guerreros, que defienden a la sociedad; y los artesanos, que trabajan. De la misma manera que el alma individual debe guiarse por la razón, el cuerpo social debe dejarse guiar por aquellos en quienes prevalece la razón: los filósofos. Cuando cada uno de estos estamentos realiza la tarea que le corresponde, se alcanza la Justicia.
Problemas y Revisión de la Teoría de las Ideas
El mayor problema es cómo señalar estos conocimientos. Platón explica la relación entre las Ideas y las cosas como imitación o participación. En los diálogos de vejez, Platón revisa la Teoría de las Ideas y señala que la relación que debemos suponer entre los particulares y el universal es una relación especial, siendo tanto participación como imitación metáforas inadecuadas de esta relación.
Otra cuestión que se discute es si existen Ideas de todas las cosas. En el Timeo, uno de sus últimos diálogos, Platón afirma que el universo es el resultado del trabajo del demiurgo, un dios artesano que construye el cosmos a partir de la materia eterna.
Los Prisioneros y las Sombras en el Mito de la Caverna
Los prisioneros son unos hombres que están encadenados dentro de una caverna desde pequeños, sin poder moverse, según nos dice Platón en el Mito de la Caverna. La caverna equivale al mundo sensible, el fuego que hay en ella equivale al sol, y la salida de la cueva representa la ascensión del alma al mundo inteligible.
El Alma Inmortal y el Cuerpo como Prisión
Platón, influido por los pitagóricos, introduce la idea del alma inmortal. El alma es preexistente al cuerpo, inmortal, y tiene como lugar natural el mundo suprasensible de las Ideas. El cuerpo es la cárcel del alma y constituye un estorbo para ella, pues las pasiones arrastran al alma e impiden la contemplación de las Ideas. El cuerpo pertenece al mundo sensible y, por tanto, es imperfecto, sus conocimientos son meras sombras de la verdadera realidad que no se capta con los sentidos.
La Alegoría de la Línea y los Grados de Conocimiento
Platón nos explica los grados de conocimiento mediante la alegoría de la línea. Representamos en una línea recta los dominios de lo sensible y lo inteligible. Sobre la parte de la línea que representa el mundo sensible, tendremos dos divisiones: la primera corresponde a las imágenes de los objetos materiales (reflejos y sombras), y la segunda a los objetos materiales mismos, a las cosas. Estos dos grados de conocimiento se conocen como «opinión» y «creencia».
De igual modo, sobre la parte de la línea que representa el mundo inteligible, la primera división corresponde a las imágenes de los objetos lógicos y matemáticos, y la segunda a las Ideas. Estos dos grados de conocimiento proporcionan ciencia o episteme. El verdadero conocimiento debe tratar sobre el ser y no sobre el devenir, y no puede estar sometido al error; debe ser necesario. El conocimiento sensible no es verdadero conocimiento, es simplemente conocimiento de las sombras, es decir, opinión.
La Liberación del Prisionero y la Distinción de Parménides
Cuando un prisionero es liberado y ve el fuego y a los portadores de los objetos, alcanza el segundo grado de opinión, la creencia. Platón recoge la distinción de Parménides entre la vía de la opinión y la vía de la verdad. Para Parménides existen dos formas de conocimiento: una basada en los sentidos y otra basada en la razón.
La Dialéctica, el Amor y el Ascenso al Mundo de las Ideas
El ascenso del prisionero por la áspera y escarpada subida y su posterior adaptación a la luz en el exterior, hasta ver el sol directamente. La dialéctica y el amor son los dos medios de ascender al mundo de las Ideas. Las matemáticas son un preludio necesario, ya que arrancan al alma del mundo del devenir y de los sentidos, y la introducen en la contemplación de los objetos inteligibles: las Ideas.
- Cuando el alma contempla la hermosura de este mundo, recuerda la verdadera belleza, toma alas, y desea emprender el vuelo y contemplar las esferas superiores.
- En primer lugar, es la belleza de un cuerpo bello la que atrae; después, se advierte que la belleza es igual en todos los cuerpos, y se pasa a amar toda belleza corpórea.
- Por encima de esta, se descubre la belleza del alma, y más arriba aún, la belleza de las leyes y las ciencias.
- Por encima de todo, está la belleza en sí, que es eterna, perfecta, siempre igual a sí misma.
La Importancia de la Educación y el Filósofo
Si la educación no ha creado un equilibrio entre las distintas partes del alma, el apetito no estará sometido a la razón, y el individuo será esclavo del placer y del dolor, impidiéndole dedicarse a la filosofía. El amor que siente el filósofo por la verdad es absoluto; la plenitud del filósofo reside en las realidades intelectuales, no en la riqueza material. Al no sentir avidez por poseer cosas, no teme a la muerte y es capaz de realizar acciones valerosas. Además, percibe las cosas en su justa perspectiva, lo cual es esencial para un buen gobierno.
La Idea del Bien y el Sol
Las funciones del Bien en el mundo inteligible respecto al alma son similares al comportamiento del sol respecto a la percepción visible y a las cosas sensibles. La Idea del Bien es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas: igual que los ojos necesitan la luz del sol para ver, el alma necesita la Idea del Bien. Las Ideas están jerarquizadas: en primer lugar se encuentra la Idea del Bien, que representa el máximo grado de realidad, siendo la causa de todo lo que existe, seguida de las ideas de los objetos éticos y estéticos, luego las ideas de los objetos matemáticos, y finalmente la idea de las cosas.
Dianoya y Noesis: Conocimiento Matemático y Dialéctico
La dianoya (el conocimiento matemático) es un conocimiento indirecto, que procede por demostración. La noesis (el conocimiento dialéctico) es el conocimiento intuitivo, adquirido por visión directa de las Ideas. Las matemáticas emplean un método deductivo, partiendo de una hipótesis y deduciendo conclusiones. La dialéctica, por su parte, emplea un método exclusivo y ascendente: el dialéctico rebasa y supera las hipótesis y llega a un principio no hipotético, la Idea del Bien. La dialéctica permite ascender hasta el principio de todo, y en este ascenso no recurre a nada que no sean las Ideas tomadas en sí mismas.
El Retorno a la Caverna y las Tinieblas
El filósofo que ha ascendido hacia las Ideas volverá a descender a la caverna para ayudar a los hombres a salir del sueño en el que se encuentran sumidos y aportar sentido y verdad a la vida. Como señala Platón, no es extraño que se muestre torpe cuando tenga que discutir en los tribunales del interior de la caverna sobre la apariencia de lo justo, ya que conoce la Justicia en sí misma. La democracia es el gobierno de la masa; las tinieblas representan una existencia en la que solo se concede valor a lo sensible, que es una copia devaluada de lo verdaderamente real. En el ámbito social y político, las tinieblas son el mundo de las intrigas políticas. La enseñanza de los sofistas busca manejar las pasiones de la masa sin considerar qué es bueno y qué es malo, qué es justo o injusto. La política se basa en las preferencias del populacho.
El Estado Perfecto y el Rey-Filósofo
En el libro sexto, Platón habla de la gran paradoja que supone que el estado perfecto debe ser constituido por el sabio perfecto, y este, a su vez, solo puede existir en el estado perfecto. Hay que contar, pues, con la aparición del rey-filósofo para llevar a cabo el proyecto. El mantenimiento del orden armonioso y justo constituye el objeto de los gobernantes; el gobernante ha de vigilar para que la ciudad se mantenga dentro de unos márgenes moderados de bienestar.
La Dialéctica Descendente y la Muerte de Sócrates
La dialéctica descendente representa la condena y muerte de Sócrates. El camino de vuelta a la caverna es un camino práctico: la ética y la política conducen a un estado justo que solo puede ser alcanzado por quien conoce la Justicia.
Resumen 1: Visión Ontológica y Epistemológica en el Mito de la Caverna
En el fragmento del texto que vamos a comentar del libro VII de La República, de Platón, el autor plantea su visión ontológica y epistemológica a través de un relato irracional, el Mito de la Caverna.
El dualismo metafísico de nuestro autor, representado en el mundo sensible (interior de la caverna) y el mundo inteligible (exterior), describe una escena en la que unos prisioneros encadenados contemplan imágenes proyectadas (sombras).
El prisionero representa el ser humano sometido a violencia, la falta de paideia, de educación, el mundo sensible de objetos materiales, copias o imitaciones de la realidad inteligible de la Idea.
Platón diferencia distintos grados de realidad y conocimiento en el denominado Símil o Alegoría de la Línea. El alma platónica se separa del cuerpo, cárcel del alma, e inicia el camino de ascenso a las Ideas mediante el alma racional (inteligencia) a través de la purificación y el recuerdo.
Resumen 2: La Dialéctica Ascendente y el Camino de la Sabiduría
En el fragmento del texto que vamos a comentar del libro VII de La República de Platón, en el Mito de la Caverna, el autor plantea la denominada dialéctica ascendente, el camino de la sabiduría.
Uno de los prisioneros consigue escapar de las cadenas e inicia una áspera y escarpada subida que simboliza las dificultades del proceso educativo. En el denominado Símil de la Línea, Platón profundiza en el plano epistemológico en los diferentes niveles de conocimiento, la doxa (opinión) y la creencia en el ámbito del mundo sensible, y la noesis y la dianoya (ciencia) en el plano inteligible.
La educación concluye en la dialéctica, la construcción del pensamiento filosófico, de idea en idea sin contemplar supuestos, siquiera provisionalmente.
La dialéctica ascendente concluye con la contemplación de la Idea del Bien, en el plano superior de la jerarquía de las Ideas. La dialéctica se dirige al conocimiento de lo no hipotético.
Resumen 3: La Inteligencia, la Dialéctica y la Intencionalidad Ética de la Filosofía Platónica
En el fragmento del texto que vamos a comentar, el autor explica que la cuarta operación que realiza nuestra alma es la inteligencia. Gracias a la inteligencia el alma conoce las Ideas y para ello se sirve de un método, la dialéctica. La dialéctica, representada en el mito por el ascenso al mundo de arriba, y que es el método que permite la ascensión del alma hacia la verdad, se nos presenta como un camino de ida cognitiva y de vuelta práctica. Primeramente es una destrucción de las evidencias sensibles, además desde la dialéctica, remontamos a través del conocimiento discursivo las propias hipótesis científicas. Tras esa rigurosa educación llega el momento teórico o cognoscitivo de la dialéctica.
El momento práctico del método dialéctico, la vuelta a la caverna, a la vida política y moral tiene como objetivo instaurar una sociedad más justa y más feliz. De este modo Platón deja traslucir la intencionalidad última de su filosofía. (Ética).
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