Arquitectura Barroca
En la primera mitad del siglo XVII hay pervivencia del sobrio estilo herreriano tanto en el interior como en el exterior. Las fachadas de estos edificios son sobrias como la fachada del monasterio de la Encarnación. En el último tercio del siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII se desarrolla la decoración interior, que constituye el punto culminante de la arquitectura barroca en España, creando un estilo eminentemente decorativo y que recibe el adjetivo de «castizo».
Iglesias revestidas de una rica ornamentalidad: retablos, coloristas, cuadros de altar… (Horror vacui). Entre los arquitectos «casticistas» de esta etapa destacan:
Los Churriguera
Su desbordante ornamentación ha llevado a denominar «churrigueresco» a todo el arte barroco caracterizado por la exquisita ornamentación. Destaca el Retablo de San Esteban de Salamanca, portada del colegio de San Telmo.
Los Figueroa
Destacan con la Portada del Colegio de San Telmo.
Fernando Casas Novoa
Con la Fachada del Obradoiro de la Catedral de Santiago.
Pedro de Ribera
Con el Antiguo Hospicio de Madrid.
Todos estos arquitectos casticistas desarrollan un rico repertorio ornamental con portadas concebidas como retablos en piedra. También hay que destacar como complemento de la arquitectura el desarrollo del urbanismo español destacando la Plaza Mayor. La primera plaza fue la Plaza Mayor de Madrid hecha por Juan Gómez de Mora.
La Gran Época de la Imaginería Española
Es fundamentalmente religiosa, impulsada por los ideales contrarreformistas. Los materiales usados son madera policromada, es una escultura muy realista y los géneros que destacan son los retablos y el paso procesional.
El retablo barroco es una estructura arquitectónica fragmentada en pisos horizontales por entablamentos y en calles verticales por columnas de fuste liso, salomónicas o estípites.
El paso profesional tiene función didáctica. Los fieles, agrupados en cofradías, son los principales clientes. Dichos pasos, construidos individual o en grupo, se sacan en procesión.
La temática preferente es dedicada a santos y temas pasionales, realismo, buscando conmover y emocionar al espectador. La austeridad castellana configura un mayor realismo en las imágenes con crucificados sangrantes, y vírgenes abatidas por el dolor. En Andalucía y Murcia se desarrollan Cristos hermosos y vírgenes adolescentes con gran riqueza de vestimentas y ornamentación, lo que explica la abundancia de maniquíes articulados de vestir, que no tienen más que las mascarilla del rostro, manos y pies.
La Escuela Castellana: Gregorio Fernández
Es la figura más importante de esta escuela. De talla completa y bulto redondo, se caracterizan por su intenso dramatismo y patetismo, con rostros de mucha expresividad. Como creador de tipos iconográficos destacan: Cristos Yacentes y Cristos Atados a la Columna.
En sus pasos procesionales destaca El Descendimiento formado por 7 figuras vestidos de la época.
La Escuela Andaluza: Juan Martínez Montañés y Juan de Mesa en Sevilla; Alonso Cano en Granada
Se preocupan más por la belleza sin renunciar al carácter realista.
Juan Martínez Montañés
En Sevilla, es el imaginero más famoso de su época. Características:
- Virtuosismo técnico.
- Estilo clásico e idealizado.
- Pero al servicio del realismo.
- Policromía equilibrada.
Destaca: el Retablo de San Isidoro del Campo. Crea el modelo del Niño Jesús, y también el modelo de La Inmaculada. Destaca «La Cieguecita» de la catedral de Sevilla. Entre los crucificados destaca el Cristo de la Clemencia. Su única talla procesional es el Cristo de Pasión de la iglesia del Salvador.
Juan de Mesa
Es un discípulo de Martínez Montañés. Entre sus crucificados destacan el Cristo del Amor (iglesia del Salvador), El Cristo de la Buena Muerte (capilla de la Universidad de Sevilla), El Cristo de la Agonía.
Entre sus nazarenos destaca Jesús del Gran Poder.
Alonso Cano
Desarrolla casi toda su obra en Granada. Es pintor, escultor y arquitecto. Su estilo representa la culminación clásica de Martínez Montañés. La búsqueda de la perfección, el equilibrio y la idealización de los modelos. Es el artista barroco más vinculado a las concepciones renacentistas. Destacan La Inmaculada, y San Antonio con el Niño Jesús.
La Pintura Barroca Española
De las tres corrientes que se desarrollan en la pintura barroca europea del siglo XVII (Naturalismo y tenebrismo en Italia, barroco decorativo en Países Bajos) es la naturalista la que alcanza mayor difusión.
El Naturalismo Tenebrista: Ribera y Zurbarán
José de Ribera
(1591-1652) Se traslada a Italia, donde es conocido con el apodo de «Spagnoletto» recibiendo allí el influjo de Caravaggio. Evoluciona hacia un estilo personal gracias a la riqueza de su colorido. Representa penitentes y ermitaños con cuerpos demacrados. Se interesa por la representación estricta de la realidad.
- El Lisiado: se trata de una figura de aire picaresco que sonríe mostrando la suciedad de sus dientes y que oculta un fondo de dramática y desesperada realidad.
- La Mujer Barbuda: realizada para el Duque de Alcalá, muy aficionado a coleccionar retratos de enanos, personas deformes y todo tipo de rarezas humanas. Esta obra representa a Magdalena Ventura, a quien de improviso le creció la barba, acompañada de su hijo menor al que amamanta. En esta obra se percibe un intenso tenebrismo.
- El Calvario.
- La Inmaculada: influida por la Inmaculada de Murillo.
- El Sueño de Jacob y Apolo Desollando a Marsias.
Francisco de Zurbarán
Ocupa un papel importante en la pintura española del siglo XVII. Su obra es testimonio del ambiente monacal de la época. Se trasladó desde muy joven a Sevilla, donde recibió su formación. Su pintura, de realismo, utiliza un tenebrismo suave y claro que define volúmenes, hace un dibujo preciso que confiere a sus formas un fuerte sentido. Su composición se caracteriza por la simplicidad y la falta de movimiento. No le interesa la profundidad. Concede gran importancia a la representación de los objetos cotidianos.
A pesar de haber trabajado, pintó temas de batallas y mitologías: Los Trabajos de Hércules. Producción limitada casi exclusivamente a temas monásticos para los cartujos de Sevilla, destaca San Hugo en el Refectorio. También realiza otras obras como Las Santas-Mártires.
El Realismo: Velázquez y Murillo
Diego Rodríguez de Silva Velázquez
(Sevilla 1599-Madrid 1660) Es un supremo retratista que tocó todos los géneros: religiosos, mitológicos, bodegón y paisaje. Sabe captar la naturaleza, la luz y el movimiento.
Etapa Sevillana
Su estilo está impregnado del naturalismo tenebrista caravaggiesco, temas realistas de la vida ordinaria, adquieren el mismo protagonismo las figuras. Destacan:
- El Aguador de Sevilla: interpretado como la alegoría de las tres edades del hombre en los tres personajes representados, destaca en primer plano el gran cántaro iluminado.
- Vieja Friendo Huevos.
- Cristo en Casa de Marta y María: en primer plano aparece una joven cocinera majando ajos sobre una mesa completa de alimentos.
- La Mulata.
Algunas de estas obras tienen connotaciones religiosas, con una ventana al fondo donde se desarrolla dicha escena religiosa.
Etapa Madrileña (Realismo Barroco, Velázquez)
En su madurez es nombrado pintor de la Corte de Felipe IV. Su nuevo cargo le permitió conocer las colecciones reales lo que le impulsó a abandonar paulatinamente el tenebrismo. Obras:
- Los Borrachos: Mezcla el tema mitológico con la realidad más vulgar, primer tema mitológico que pinta y está tratado con ironía.
- La Fragua de Vulcano: tema mitológico tratado de forma burlesca, en el que el dios Apolo aparece en el taller de Vulcano para comunicarle que su esposa Venus le es infiel. Rostros sorprendidos y expresivos ante la aparición de Apolo, perfección de los desnudos.
- Retratos del Príncipe Baltasar Carlos.
- Retratos ecuestres del Conde Duque de Olivares.
- Retratos de Felipe IV. También retratos de bufones que son tratados con ternura y delicadez destacando su condición humana y la tristeza de sus vidas como El Niño de Vallecas.
- Rendición de Breda: tema histórico acaecido durante las guerras de religión contra los protestantes de los Países Bajos: el gobernador holandés de Breda entrega las llaves de la ciudad al general de los Tercios de Flandes. Los tonos y contornos se degradan conforme las figuras se alejan. El fondo es un paisaje nebuloso.
- Cristo Crucificado: recoge el tipo de crucificado de la escuela sevillana.
- Retrato del Papa Inocencio X: capta perfectamente la personalidad del Papa.
- Venus del Espejo: se percibe claramente la influencia de Tiziano y Rubens con la pose sensual del desnudo femenino.
- Las Meninas: representa a la familia de Felipe IV, es un retrato múltiple localizado en el taller del pintor en el Alcázar. Mientras, Velázquez pinta a los reyes que aparecen retratados en el espejo del fondo. Perspectiva aérea.
- Las Hilanderas: tema mitológico, aunque tratada como una escena vulgar de la vida cotidiana. El tema mitológico en sí está representado en el tapiz: el castigo que Atenea impone a Aracne, convirtiéndola en araña por decir que es mejor tejedora de tapices.
En las últimas décadas de su vida su arte alcanza el punto culminante con dos obras maestras: Las Meninas y Las Hilanderas, utilizando una técnica que diluye los contornos y confiere a las formas una apariencia casi «impresionista» logrando el perfecto dominio de la perspectiva aérea.
Bartolomé Esteban Murillo
(Sevilla 1617-1682): Desarrolló toda su producción en Sevilla y fue considerado por los románticos del siglo XIX como uno de los más grandes pintores de todos los tiempos. Plasmó una religiosidad familiar y tierna. Su mayor preocupación es el colorido. Sabe representar con dulzura la infancia. Temática fundamentalmente religiosa. Distinguimos tres periodos:
- Período frío: etapa juvenil. Influido por el tenebrismo. Su pincelada es lisa y el dibujo preciso: Sagrada Familia del Pajarito: concibe la escena como un episodio hogareño.
- Período cálido: el tenebrismo desaparece, la pincelada se hace más suelta y el colorido más brillante: Santa Ana y la Virgen, San Antonio y el Niño Jesús.
- Período vaporoso: color transparente y difuminado: San Francisco abrazando al Crucificado; El Buen Pastor; Inmaculada: representa mucho este tema, con Vírgenes de rostros juveniles, vestidas de azul y blanco y con un trono de ángeles a sus pies, La Virgen de la Servilleta.
Paralela a esta temática religiosa desarrolla obras profanas, de carácter realista y un matiz picaresco: Niños jugando a los dados, Muchachos comiendo empanadas.
Etiquetas: Arquitectura barroca, arte barroco español, Escultura barroca, Pintura barroca
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