23 Jun

Novela y Cuento Hispanoamericano

Las innovaciones literarias del siglo XX afectarán al discurso y a las técnicas narrativas. Destacaremos la ruptura de la linealidad temporal (prospecciones, historias intercaladas…), la introducción de un tiempo subjetivo y la combinación de voces narrativas y puntos de vista diferentes. Sobresale la preocupación por el lenguaje, los autores experimentan con el idioma, mezclan estilos, rescatan lo coloquial para vivificar el relato y, a veces, como Carpentier, desembocan en un barroquismo descriptivo.

Precursores del Boom

Inician esta nueva narrativa: Miguel Ángel Asturias (El señor presidente, 1946), retrato de la dictadura hispanoamericana con técnica expresionista y alucinante; Alejo Carpentier (El reino de este mundo, 1949 y Los pasos perdidos, 1953), sobre los conflictos entre la cultura indígena y las culturas europeas; y Jorge Luis Borges, cuyas obras Historia universal de la infamia (1935), El Aleph (1949), El informe de Brodie (1970) o El libro de arena (1975) cuestionan los límites de la realidad e indagan, a través de lo extraordinario y lo ilógico, en los enigmas de la existencia. Aunque hay que destacar que antes del boom, Juan Carlos Onetti ya había publicado El pozo (1939), considerado el relato que marca el cambio de rumbo. Su obra más destacada es Juntacadáveres (1964); Ernesto Sábato, El túnel (1948) y Juan Rulfo, con su colección excepcional de cuentos El llano en llamas (1953) y su magistral novela Pedro Páramo (1955), donde se mezclan la vida y la muerte, lo real y lo sobrenatural y que influirá decisivamente sobre los autores más jóvenes.

La obra de estos autores revela dos tendencias: el realismo mágico de Asturias, Carpentier o Rulfo (que seguirá García Márquez) y el realismo fantástico de Borges (y luego Cortázar). Lo que distingue a ambas corrientes es el modo en que integran los elementos fantásticos y reales. En la primera, conviven en el discurso narrativo sin extrañeza; mientras en la segunda, son irreconciliables y la realidad se vuelve incomprensible y caótica.

El Boom de la Literatura Latinoamericana

En los años 60 se produce el fenómeno llamado boom de la novela hispanoamericana. Estos novelistas continuaban las innovaciones emprendidas por sus predecesores, llevándolas más lejos y aportando nuevos recursos, ampliando el universo temático, ahondando en el realismo mágico y experimentando con las estructuras, el lenguaje y el estilo.

Destacan los siguientes autores:

  • Gabriel García Márquez, con novelas como El relato de un náufrago (1955); El coronel no tiene quien le escriba (1961); Cien años de soledad (1967), novela total y obra culmen del realismo mágico e interpretada como metáfora de la condición humana y, por el paralelismo de la historia de Macondo con la de Hispanoamérica, como novela de denuncia social. Otras obras suyas son Crónica de una muerte anunciada (1981); reflexión sobre el tema del destino, personificado en la historia trágica de un personaje al que todo el mundo sabía que lo iban a matar pero nadie pudo impedirlo; El amor en los tiempos del cólera (1985) y libros de cuentos.
  • Mario Vargas Llosa, que asombra con La ciudad y los perros (1962), aunque quizá su obra cumbre sea Conversación en la catedral (1969), retrato descarnado del Perú dominado por la dictadura. En los ochenta regresa a los caminos de la narratividad y el humor con Pantaleón y las visitadoras o Lituma en los Andes. También es autor de cuentos (Los jefes).
  • Julio Cortázar, que es uno de los principales renovadores del cuento, donde el elemento fantástico surge con absoluta naturalidad. Destacan los recogidos en Bestiario, Todos los fuegos el fuego o Historias de Cronopios y de Famas. Como novelista sobresale Rayuela (1963), alarde de maestría estilística y estructural para describir el absurdo de la realidad que percibimos.
  • Carlos Fuentes, que aúna virtuosismo técnico, carga crítica y renovación del lenguaje narrativo: La región más transparente (1958) y La muerte de Artemio Cruz (1962), su mejor obra.
  • Ernesto Sábato, con novelas que muestran una visión desalentada y apocalíptica de un mundo en que reina la injusticia y la maldad humana (El túnel; Sobre héroes y tumbas, 1961 y Abaddón el exterminador, 1974).

Otros autores importantes son Alejo Carpentier (El siglo de las luces, 1962), Guillermo Cabrera Infante (Tres tristes tigres, 1967), José Lezama Lima (Paradiso, 1966)…

Después del Boom: Tendencias y Autores

A mediados de los 70, se da un cambio de rumbo que predominará en los 80. Junto a los llamados autores novísimos, participarán en este cambio los autores del boom que siguen publicando. En líneas generales se observa la presencia de vivencias cotidianas, la recuperación del realismo, el auge de la literatura testimonial y de la narrativa femenina (Ángeles Mastretta, Laura Esquivel..)

En las técnicas narrativas conviven dos tendencias principales: la primera, representada por novelas realistas, con predominio de la trama, la linealidad temporal y ausencia de discursos metaficcionales; y la segunda, caracterizada, contrariamente, por la exacerbación de la experimentación, la ausencia de trama argumental, la presencia de metaficción y una gran preocupación por la elaboración del lenguaje; lo que la convierte en una literatura para minorías. Representan esta tendencia Severo Sarduy y Salvador Elizondo.

Destaca la temática de denuncia social, ideológica o política, como en Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia (1983), de la guatemalteca Rigoberta Menchú, o la narrativa de Elena Poniatowska. El exilio interior y exterior fue también motivo inspirador, como es el caso del cubano Reinaldo Arenas o de algunas obras de Mario Benedetti, Gracias por el fuego (1965) o Primavera con una esquina rota (1982), que también destaca por sus cuentos Montevideano.

Eduardo Galeano, que destaca por sus cuentos Las bocas del tiempo. Otra temática novedosa es la incorporación de la cultura popular (el cine, el cómic, el pop, la televisión, de cuyos lenguajes y técnicas el escritor se aprovecha), y las drogas y el sexo; el argentino Manuel Puig será pionero de esta tendencia con La traición de Rita Hayworth (1968) o El beso de la mujer araña (1976). La recuperación del tema del amor, el mundo de los sentimientos y el erotismo es representativo de Isabel Allende, destacando su obra La casa de los espíritus (1982); además de ser la autora de cuentos como Los cuentos de Eva Luna. Por último, señalaremos la presencia del humor: el humor subversivo y paródico de Severo

El panorama actual es muy difícil de sintetizar por la cantidad de países, autores y tendencias. Algunos autores del boom siguen escribiendo y casi todos los del postboom; además comienzan a asomarse al panorama narrativo nuevas voces entre las que destacan el argentino Andrés Neuman, el mexicano Jorge Volpi o la cubana Karla Suárez.

Deja un comentario