26 Ene
1.- LA PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA Y EL PERIODO CONSTITUYENTE
1.1.-Las elecciones y el gobierno provisional:
El 12 de Abril de 1931 se celebraron elecciones municipales en España, mediante
sufragio universal masculino. Las candidaturas republicano-socialistas triunfaron en las
grandes ciudades, en 41 de las 50 capitales de provincias y en la mayor parte de los
núcleos industriales.
El 14 de Abril por la mañana, los concejales electos de la localidad guipuzcoana de
Éibar proclamaron la República y, a lo largo del día, lo hicieron los concejales de Valencia,
Sevilla, Oviedo, Zaragoza, Barcelona, etc. Ante la nueva situación, el rey Alfonso XIII
renuncia a la corona, y en ese mismo día abandonó el país. (texto pág 304)
En Madrid, los representantes de los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián
constituyeron un gobierno provisional, que el mismo día 14 proclamó oficialmente la
Segunda República española.
Los miembros de ese gobierno representaban a las
Los miembros de ese gobierno representaban a las
principales fuerzas de la conjunción republicano-socialista y convocaron elecciones a
Cortes Constituyentes para el 28 de Junio.
Paralelamente, el gobierno decretó una serie de medidas de extrema urgencia:
Concesión de amnistía general para los presos políticos
Proclamación de las libertades políticas y sindicales
Reforma del ejército
Inicio de negociaciones con catalanes y vascos para pactar una solución
autonómica
Medidas para proteger a los campesinos expulsados de las tierras por no pagar las
rentas
Actuaciones para afrontar la crisis económica.
Las mejoras de cambio tuvieron un amplio apoyo popular pero también la
oposición de los grandes propietarios agrícolas, la oligarquía financiera, parte del ejército
y la Iglesia.
Las elecciones generales del 28 de Junio tuvieron una alta participación (70%). La
victoria fue a la coalición republicano-socialista, que obtuvo 250 diputados sobre los 464
que compónían la Cámara Baja.
1.2.- La Constitución de 1931.-
Se nombra jefe del gobierno a Niceto Alcalá Zamora, y las Cortes crearon una
comisión encargada de elaborar un proyecto de Constitución, que fue aprobadotras
intensos debates en Diciembre de 1931.
La Constitución de 1931 tuvo un marcado carácter democrático y progresista y agrupaba
los siguientes principios:
El Estado se configura de forma “integral”, pero se aceptaba la posibilidad de
constituir gobiernos autónomos en algunas regiones.
El poder legislativo residía plenamente en las Cortes, constituidas por una sola
Cámara
El poder ejecutivo recaía en el gobierno, formado por el Consejo de Ministros y el
jefe de gobierno, así como en el presidente de la República, jefe de Estado.
El poder judicial se confiaba a unos jueces independientes.
Garantizaba la igualdad absoluta ante la ley, la educación y el trabajo y la no
discriminación por razón de origen, sexo o riqueza.
Reconocía la facultad del gobierno para expropiar bienes.
Establecía el voto desde los 23 años y, por primera vez, se concedía el voto a las
mujeres.
Se recogía la laicidad del Estado, al no declarar ninguna religión como oficial y al
reconocer el matrimonio civil y el divorcio.
La Constitución fue aprobada por amplia mayoría (368 votos) pero existían
profundas discrepancias entre la izquierda y la derecha, sobre todo en lo referente a la
cuestión religiosa y autonómica. La aprobación de los artículos religiosos provocó la
dimisión de los sectores católicos del gobierno, por lo cual Manuel Azaña sustituyó en la
jefatura del gobierno a Niceto Alcalá Zamora, y éste pasó a ser presidente de la República.
1.3.- Partidos y sindicatos en la Segunda República.-
Las formaciones de izquierda:
Partidos políticos:
Destacaron dos partidos republicanos de ámbito estatal: Radical- socialista
(apoyado por las clases medias e intelectuales); Acción Republicana (liderado por
Manuel Azaña)
Partido Socialista Obrero Español (PSOE), era el partido más sólido y estructurado
en la izquierda. Dentro del PSOE existían dos corrientes, una socialdemócrata,
partidaria de retrasar los planteamientos revolucionarios, liderada por Julián
Besteiro e Indalecio Prieto, y otra más revolucionaria que consideraba la República
como un camino hacia el socialismo, liderado por Largo Caballero, secretario
general de la UGT.
Partido Comunista de España (PCE), surgido de la rama bolchevique del
socialismo, crecíó rápidamente entre el movimiento obrero y campesino.
Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), de tendencia antiestalinista.
Sindicatos:
Sindicato anarquista CNT, en el que se enfrentaron dos corrientes: Los trentistas,
de orientación moderada, apoyaban a la República, y la Federación Anarquista
Ibérica (FAI) defendían la vía insurreccional y armada.
Los grupos de la derecha:
Partidos republicanos de centro-derecha: Partido Radical dirigido por Lerroux; y la
Derecha Liberal Republicana.
Los partidos conservadores y católicos tradicionales se desmoronaron tras la
proclamación de la República, solo sobrevivieron: el Partido Agrario, el Partido
Liberal Demócrata y Acción Española.
El gran partido de la derecha católica y conservadora fue la Confederación
Española de Derechos Autónomas (CEDA), una poderosa coalición electoral creada
en 1933 y dirigida por José María Gil Robles. Defendía la propiedad agraria, el
tradicional peso de la Iglesia y del ejército, y los intereses de los propietarios.
Lliga Regionalista Catalana
Partido Nacionalista Vasco (PNV)
Grupos monárquicos: Renovación Española (liderado por José Calvo Sotelo)
Pequeños grupos de corte nacionalistas y fascista: Juntas de Ofensiva Nacional
Sindicalista (JONS); Falange Española, fundada en 1933 por José Antonio Primo de
Rivera.
2.- EL BIENIO PROGRESISTA (1931-1933)
Reformas del Bienio Progresista:
Entre Diciembre de 1931 y Septiembre de 1933, el gobierno presidido por Manuel
Azaña e integrado mayoritariamente por republicanos de izquierdas y socialistas impulsó
un programa de reformas, ya iniciadas en el periodo constituyente, con el objetivo de
modernizar y democratizar la sociedad española.
La cuestión religiosa:
Uno de los primeros objetivos de la República fue limitar la influencia de la Iglesia y
secularizar la sociedad española. En la Constitución de 1931 se recogía la no
confesionalidad del Estado, la libertad de cultos, la supresión del presupuesto de culto y
clero, se permitíó el divorcio y el matrimonio civil. El gobierno prohibíó a las órdenes
religiosas dedicarse a la enseñanza. En 1933 se aprobó la Ley de Congregaciones, que
limitó la posesión a las órdenes religiosas. El enfrentamiento más grave se produjo con los
jesuitas, la Compañía de Jesús fue disuelta, y sus bienes, nacionalizados.
Los sectores católicos percibieron la nueva legislación como una agresión al
catolicismo. Vuelven a surgir movimientos populares anticlericales, que entre los días 11 y
12 de Mayo de 1931 incendiaron conventos. La jerarquía eclesiástica salvando
excepciones como el cardenal Vidal y Berenguer, mostraron su antagonismo a la
República movilizando a los católicos en su contra. El cardenal Segura, arzobispo de
Toledo, mostró una actitud hostil lo que provocó que el gobierno optase por una medida
de fuerza y dictase su expulsión del territorio español.
La modernización del ejército:
Manuel Azaña, impulsó una reforma que pretendía crear un ejército profesional y
democrático, para ello se creyó necesario:
Reducir los efectivos militares
Acabar con la macrocefalia (un oficial por cada tres soldados en 1917)
Poner fin al fuero especial de los militares
Asegurar que obedezcan al poder civil
Terminar con la intervención del ejército en la vida política
Con esta finalidad se promulgó la Ley de Retiro de la Oficialidad (1931), que
establecía que todos los oficiales en activo debían prometer su adhesión a la República,
pero se les daba la posibilidad de retirarse con el sueldo íntegro si así lo desaban.Más de la
mitad de la oficialidad aceptó la oferta y otros la vieron como una humillación, una
estrategia para ser apartados. Se suprimieron algunos rangos tradicionales, se redujo el
número de unidades y de oficiales y se cerró la Academia Militar de Zaragoza.
Posteriormente de creó la Guardia de Asalto, una fuerza de orden público fiel a la
República.
La reforma tuvo resultados limitados, disminuyó los gastos del ejército, pero la
reducción del presupuesto dificultó la modernización del armamento. La reforma fue mal
recibida por los llamados africanistas. La derecha aprovechó ese descontento para animar
a la revuelta militar contra la República.
La reforma agraria:
Se pretendía poner fin al predominio del latifundismo, y mejorar las condiciones de
vida de los campesinos. En 1931 la población activa era de unos 8,5 millones de personas,
casi la mitad trabajaban en la agricultura. 2 millones eran jornaleros, 750,000
arrendatarios, el resto pequeños y medianos propietarios.
Se elaboraron una serie de primeros decretos que pretendían proteger a los
campesinos sin tierra, establecieron la prohibición de rescindir los contratos de
arrendamiento, fijaron la jornada laboral en 8 horas, determinaron el establecimiento de
salarios mínimos y la obligación de los propietarios de poner en cultivo las tierras aptas
para ello.
La verdadera reforma agraria consistía en la elaboración de una Ley de Reforma
Agraria, aprobada por las Cortes en Septiembre de 1932. El objetivo de la Ley era la
modernización de la agricultura. Permitía la expropiación sin indemnización de las tierras
de una parte de la nobleza, mientras las cultivadas, arriendadas sistemáticamente podían
ser expropiadas indemnizando a sus propietarios. Esta Ley se llevó a cabo a través del
Instituto de la Reforma Agraria (IRA) que contaba con un presupuesto anual para
indemnizar a los expropiados y facilitaba los asentamientos de las familias campesinas.
Los resultados iniciales fueron escasos, se expropiaron muchas menos hectáreas, y se
asentaron muchos menos campesinos de lo previsto.
Las razones del fracaso fueron las dificultades burocráticas para su aplicación, falta
de presupuesto para las indemnizaciones, y la resistencia de los propietarios. La aplicación
de la Ley de Reforma Agraria originó un considerable aumento de la tensión social.
La reforma del Estado centralista:
Se pretendía crear un Estado que permitiera a las regiones con sentimientos
nacionalistas tener una organización propia.
El Estatuto de Autonomía de Cataluña fue aprobado en Septiembre de 1932, el
régimen autonómico catalán contaba con un gobierno y un parlamento propios con
competencias en materia económica, social, educativa y cultural. Las primeras elecciones
al Parlamento catalán dieron la victoria a Esquerra Republicana de Catalunya y Francesc
Maciá fue elegido presidente de la Generalitat.
En el País Vasco, nacionalistas del PNV y carlistas aprobaron en 1931 un proyecto
de Estatuto (Estatuto de Estella), no fue aprobado debido a la oposición del
republicanismo de izquierdas y de los socialistas.
La obra educativa y cultural
El objetivo primordial era promover una educación liberal y laica y extender la
educación a toda la población. Las principales reformas se llevaron a cabo en la educación
primaria, se crearon 10.000 escuelas y 7000 plazas para maestros, se incrementó el
presupuesto en educación en un 50%. Se intentó acabar con le hegemonía de la
enseñanza religiosa y se adoptó un modelo de escuela mixta, laica, obligatoria y gratuita.
Se llevaron a cabo las llamadas Misiones Pedagógicas, formadas por grupos
ambulantes de estudiantes, profesores e intelectuales que llevaban a las zonas rurales
bibliotecas, coros, conferencias, cines y grupos de teatro como La Barraca, organizado por
Federico García Lorca.
Las reformas laborales:
Francisco Largo Caballero inició desde el Ministerio de Trabajo, una serie de
reformas para mejorar las condiciones laborales:
Ley de Contratos de Trabajo, que regulaba la negociación colectiva, y la Ley de
Jurados Mixtos, con el poder de arbitraje vinculante en caso de desacuerdo.
Se establecíó la semana laboral de 40 horas
Se estimuló el aumento de los salarios
Creación de seguros sociales
Se redujo la jornada laboral del campo
Se reforzó el papel de los sindicatos agrícolas.
Estas medidas fueron rechazadas por las organizaciones patronales.
3.- PROBLEMAS DURANTE EL BIENIO PROGRESISTA
Desde el punto de vista económico, el inicio de la II República coincidíó con la fase
más grave de la depresión económica mundial, iniciada en 1929. La crisis internacional
agravó en la etapa republicana, los tradicionales problemas internos de la economía
española: paro agrícola reparto desigual de la tierra, escasa competitividad laboral, etc, a
estos problemas se sumaron los derivados de la política económica del gobierno, como
por ejemplo el aumento generalizado de los salarios industriales y agrícolas que aunque
tuvo algunos efectos positivos sobre la economía al elevar la renta de los trabajadores ya
aumentar la demanda de bienes de consumo, no se correspondíó con un crecimiento de la
productividad e hizo descender los beneficios empresariales.
En el ámbito social, la lentitud de las reformas emprendidas provocó el
descontento de los trabajadores. La CNT vio la ocasión idónea para su proyecto
revolucionario y fomentó la conflictividad laboral (huelgas generales) y la insurrección
campesina con la finalidad de destruir el orden burgués existente. La conflictividad social
alcanzó su punto álgido en 1933, cuando a los intentos revolucionarios de la CNT se
sumaron los sectores más radicales del socialismo (UGT) encabezados por Largo Caballero,
a través de la organización socialista del campo, la Federación de Trabajadores de la
Tierra.
La huelgas, la insurrecciones y las ocupaciones de tierras fueron en progresivo
aumento en 1932 se llevaron a acabo 1127 huelgas y los anarquistas propiciaron una
sublevación de mineros en Cataluña (Alto Llobregat), y en 1933, de campesinos en (Casas
Viejas).
Estas revueltas consistían en tomar los ayuntamientos, quemar el registro de la
propiedad, colectivizar las propiedades, declaración del comunismo libertario; terminaban
con la llegada de las tropas de la Guardia Civil o de la Guardia de Asalto. La represión solía
ser muy violenta, y en algunas ocasiones provocaba la muerte de campesinos, como fue el
caso de Casas Viejas (Cádiz).
Los acontecimientos en el pueblo gaditano de Casas Viejas, cuya responsabilidad política
recaía plenamente en el Gobierno dejaron herido de muerte al Bienio Reformista.
En estas condiciones Azaña dimitíó y el presidente de la República disolvíó las Cortes, y
convocó elecciones para Noviembre de 1933.
También los socialistas alentaron revueltas campesinas como la de Castilblanco en
Extremadura.
Estos hechos produjeron un desgaste del gobierno, y la crisis fue aprovechada por
todos los sectores contrarios a la República para intentar acabar con la coalición
republicano-socialista. Amplias capas de las clases medias consideraban los cambios
demasiado radicales, y se fueron organizando alrededor de los tradicionales partidos
conservadores o de las nuevas organizaciones de carácter fascista y autoritario para
oponerse al gobierno. De tal forma que a finales de 1933 los partidos de derechas fueron
adquiriendo cada vez más relevancia:
El centro –derecha se reestructuró alrededor del Partido Radical de Lerroux,
apoyada por grupos de empresarios
La derecha monárquica, católica conservadora consiguió importantes progresos e
impulsó grandes campañas como la oposición a la reforma religiosa, a la reforma
agraria y al Estatuto de Cataluña-
La CEDA, contó con un gran número de afiliados.
Renovación Española, con José Calvo Sotelo, y los grupos fascistas de la JONS y
Falange realizaron una intensa actividad de agitación contra el gobierno
progresista.
En este contexto algunos sectores del ejército aprovecharon el descontento, el
general Sanjurjo protagonizó un Golpe de Estado (Agosto de 1932) con la pretensión de
forzar el viraje de la República a la derecha, pero fracasó. En 1933 se creó la Uníón Militar
Española (UME) como organización clandestina de militares derechistas que tendría una
activa participación en el Golpe de Estado de Julio de 1936.
4.- EL BIENIO CONSERVADOR (1933-1935)
En el otoño de 1933 era evidente el desgaste del gobierno progresista. Manuel
Azaña dimitíó y el presidente de la República Alcalá Zamora, disolvíó las Cortes y convocó
elecciones para Noviembre.
Las elecciones de 1933: el gobierno de derechas.
El 18 de Noviembre se celebraran elecciones generales en las que por primera vez
votaron las mujeres, y tuvieron una alta abstención. La izquierda se presentó a los
comicios desunida, e importantes masas obreras optaron por la abstención a petición de
la CNT. Por el contrario, la derecha se presentó unida. El resultado fue la victoria de los
partidos de centro-derecha.
Dos fuerzas políticas obtuvieron los mejores resultados: Partido Radical de
Lerroux y la CEDA. Alcalá Zamora, poco partidario del talante antirrepublicano de la CEDA
confió el gobierno al Parido Radical que contó con el apoyo parlamentario de la CEDA, e
intentaron rectificar las reformas del bienio progresista.
La paralización de las reformas.
El nuevo gobierno comenzó su mandato paralizando buena parte del proyecto
reformista del gobierno anterior:
Paralizó la reforma agraria: se fijó la devolución de tierras a la nobleza, se anuló la
cesión de tierras mal cultivadas a los campesinos, se concedíó total libertad de
contratación.
La Generalitat de Cataluña se enfrentó al gobierno central ya que anuló la Ley de
Contratos de Cultivos, que permitía a los campesinos arrendatarios de las viñas
(rabassaires) acceder a la propiedad de las tierras que trabajaban pagando a los
propietarios unos precios tasados.
Los nacionalistas vascos también se enemistaron con el gobierno central ya que
paralizó la discusión en las Cortes del proyecto de estatuto vasco.
El gobierno intentó contrarrestar la reforma religiosa aprobando un presupuesto
de culto y clero e iniciando negociaciones para firmar un concordato con la Santa
Sede.
En el ámbito del ejército de aprobó una amnistía para los sublevados con Sanjurjo.
En materia educativa se respetaron los cambios del gobierno anterior pero se
redujo el presupuesto.
Ante esta situación el sector radical del POSE y los anarquistas declararon una
guerra abierta contra el nuevo gobierno llevando a cabo huelgas y graves conflictos
sociales.
La CEDA reclamó una acción más contundente para mejorar el orden público,
exigiendo participar directamente en el gobierno. Lerroux accede a las peticiones de la
CEDA y el 5 de Octubre de 1934 otorgó tres carteras ministeriales a la CEDA.
La revolución de Octubre de 1934.
La izquierda interpretó la entrada de la CEDA en el gobierno como una amenaza
fascista. El 6 de Octubre de 1934, por iniciativa de la UGT se produjeron huelgas y
manifestaciones en algunas grandes ciudades. El movimiento fracasó a nivel nacional por
falta de coordinación y la contundente respuesta del gobierno que decretó el estado de
guerra. Los acontecimientos fueron muy graves en Asturias y Cataluña:
En Asturias, los mineros protagonizaron una revolución social, promovidos por
anarquistas, socialistas y comunistas.Columnas de mineros armados ocuparon los
pueblos de la cuenca miner, tomaron gran parte de los cuarteles de la Guardia civil
y sustituyeron los ayuntamientos por comités revolucionarios que asumiernon el
abastecimiento de agua, electricidad y alimimentos. Los mineros tomaron Oviedo
dispuestos a defender la revolución y se enfrentaron a la Guardia Civil. El gobierno
envió desde África a la Legión, al mando del general Franco, la resistencia se
prolongó durante diez días. La represión fue muy dura: más de 1.000 mineros
muertos en ejecuciones sumarias, 2000 heridos, y unos 5000 detenidos. (p. 317
imagen).
En Cataluña, la revolución tuvo carácter político, contó con el respaldo del
presidente de la Generalitat, Lluis Companys, quién pretendíó evitar la entrada de
la CEDA en el gobierno, por lo que proclamó el 6 de Octubre la República catalana
dentro de la República Federal española. Al mismo tiempo que una alianza de
partidos y sindicatos de izquierdas organizaban una huelga general, la CNT se niega
a participar y la insurrección tuvo escaso apoyo. El ejército al mando del general
Batet ocupó el palacio de la Generalitat, hubo más de 3500 detenidos, entre ellos
Azaña, y Largo Caballero que se encontraba en Madrid.
La crisis del bienio conservador.
Las consecuencias de la revolución de Octubre fueron notables, la CEDA aumentó
su poder y su influencia en el gobierno. Aplicó con dureza y rigor las condenas. Suspendíó
el Estatuto de Autonomía de Cataluña, se anuló definitivamente la Ley de Contratos de
Cultivos, se devolvieron las propiedades a los jesuitas y se nombró a Gil Robles ministro
de Guerra y a Francisco Franco, jefe de Estado Mayor.
En Julio de 1935 la CEDA presentó un anteproyecto para modificar la Constitución
de 1931, aunque el proyecto no llegó a ser votado debido a la fuerte crisis de gobierno
que estalló en el otoño de 1935. El Partido Radical se vio afectado por una serie de
escándalos de corrupción, como el caso del estraperlo(ruleta trucada que bajo soborno se
había intentado implantar en varios casinos españoles) y los casos de malversación de
fondos de algunos políticos radicales. (P.R). Los radicales de Lerroux estaban
deslegitimados para gobernar, era imprescindible un relevo en el gobierno. Gil Robles
pretendíó que lo nombraran jefe de gobierno para aplicar sin trabas el programa de su
partidoo, pero Alcalá Zamora se niega y en Diciembre decide convocar elecciones para
Febrero de 1936.
5.- EL TRIUNFO DEL FRENTE POPULAR
La dura represión contra la izquierda durante el Bienio Negro propició la uníón de
sus fuerzas contra el gobierno conservador y que en las elecciones del 16 de Febrero de
1936 se formasen dos bloques claramente antagónicos: las derechas y las izquierdas.
Las elecciones de Febrero de 1936.
Para presentarse a las elecciones los partidos de izquierda (republicanos,
socialistas y comunistas) se agruparon en el Frente Popular. La CNT no participó en el
pacto, pero no pidió la abstención. Los partidos de derecha formaron distintas
coaliciones, constituidas por la CEDA, los monárquicos y los tradicionalistas (Bloque
Nacional).
En las elecciones, el Frente Popular obtuvo el 48% de los votos y se convirtió en la
fuerza ganadora. Las derechas obtuvieron el 46,5% y la fuerza de centro solo un 5,4 %. La
derecha tuvo mejores resultados en las dos Castillas, Navarra, y parte de Aragón, y la
izquierda obtuvo la mayoría en las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia etc) en
las zonas industriales y en el litoral.
El nuevo gobierno quedó formado exclusivamente por republicanos (Izquierda
Republicana y Uníón Republicana) los socialistas y el resto de partidos de la coalición se
comprometieron a prestarles apoyo parlamentario. Manuel Azaña fue nombrado
presidente de la República, con gran oposición de la derecha y de buena parte del ejército,
y Casares Quiroga, jefe del gobierno.
El Frente Popular.
El nuevo gobierno no tardó en poner en marcha su programa electoral:
Se decretó amnistía a 30.000 presos políticos y se obligó a las empresas a
readmitir a los obreros despedidos a raíz de la huelga de Octubre de 1934.
El gobierno de le Generalitat volvíó de nuevo al poder, se restablecíó el Estatuto de
Autonomía en Cataluña
En el País Vasco y Galicia se iniciaron las negociaciones para la aprobación de sus
respectivos estatutos.
Se reanudó el proceso reformista y se presentó un proyecto para la devolución de
los bienes comunales a los municipios y la reanudación de los asentamientos de
campesinos.
La nueva situación fue recibida por las derechas con absoluto rechazo:
Muchos propietarios de tierras se opusieron a las medidas del gobierno
Empresarios industriales cerraron fábricas expatriaron capitales al extranjero
La iglesia volvíó a lanzar campañas contra la República
Falange Española fomentó un clima de crispación civil y política, utilizando la
“dialéctica de los puños y las pistolas”, grupos de falangistas formaron patrullas
armadas que iniciaron acciones violentas contra los líderes izquierdistas. A
excepción de Cataluña y de las zonas del Norte, los enfrentamientos se
propagaron, entre Febrero y Julio de 1936, por todo el país.
Hacia el Golpe de Estado
La creación de un clima de violencia era una estrategia que favorecía a los sectores
decididos a organizar un Golpe de Estado militar contra la República. La misma noche de
las elecciones de Febrero, el general Franco intentó declarar el Estado de Guerra. En
Marzo, un grupo de generales acordó “un alzamiento que restableciese el orden”. En los
primeros momentos la conspiración militar tuvo escasa fuerza y mala organización hasta
que se puso al frente el general Emilio Mola, su plan consistía en organizar un
pronunciamiento militar simultáneo en todas las guarniciones posibles, siendo claves las
de Madrid y Barcelona, con protagonismo especial del ejército de África al mando del
general Franco. Para frenar los rumores golpistas, el gobierno trasladó de destino a los
generales más directamente implicados (Franco, a Canarias, y Mola a Navarra), pero no se
atrevíó a destruirlos.
La conspiración militar contaba con el apoyo de las fuerzas políticas de la derecha,
también se establecieron contactos con la Italia fascista y la Alemania nazi. Pero las
discrepancias entre los conspiradores en cuanto al tipo de régimen a instaurar tras el
Golpe de Estado hacían aplazar la fecha del alzamiento. El 14 de Julio se produjo en Madrid
el asesinato a mano de un grupo de izquierdistas de José Calvo Sotelo, su muerte aceleró
los planes golpistas y la sublevación se inició en Marruecos el 17 de Julio dando origen a
una Guerra Civil que se prolongaría durante tres años.
CONCLUSIÓN.
La falta de tradición democrática en España, la conflictividad social, la lentitud de las reformas, la
oposición de los grupos conservadores, el intervecionismo del ejército, condujeron a la
inestabilidad política. La segunda experiencia republicana en España acabó fracasando.
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