22 Nov
El Discurso como Práctica Social
Los discursos son un tipo de práctica social, algo más que simple lenguaje (verbal o no), ya que las palabras o expresiones que conforman un discurso tienen intencionalidad y capacidad para modificar o cambiar la misma realidad social donde se pronuncian o manifiestan. Por ejemplo, cuando un juez dice: «Se levanta la sesión», el acto no se distingue de las palabras pronunciadas.
En otras ocasiones, el sujeto utiliza el discurso para justificar y reconocer su particular forma de ver y sentir el mundo, su propia ideología (justificar, persuadir, estigmatizar, rechazar, excluir o incluir, etc.). Además, esta ideología sirve para conocer qué pueden o no decir en diferentes contextos y los sitúa en su particular posición en la estructura social y su trayectoria vital. Por ejemplo, los discursos del clero a los pobres se dan en un contexto distinto al de los nobles; a los primeros les habla de sumisión y a los segundos del destino y la servidumbre a Dios.
Los discursos son producidos y recibidos con un propósito que supera el simple hecho de lo dicho y alcanza una intencionalidad entre quienes los producen y los reciben. En la medida en que el discurso es algo más que lenguaje, es, sobre todo, lenguaje que se intercambia.
Así, el discurso, según Bourdieu, toma como objeto a otros discursos y lo que otros sujetos dicen o expresan en otras situaciones o contextos. A través del juego discursivo, se ensalza o descalifica su contenido y se buscan oportunidades en otros contextos o situaciones.
Podemos hablar de una lógica externa (ideológica y social) y una lógica interna (lingüística) en los discursos.
A pesar de esta somera división, la acotación y definición de lo que sea discurso para el análisis y cómo se oriente es cuestión que depende principalmente de las distintas disciplinas que lo aborden (enfoque estructuralista antropológico y etnográfico -análisis de Levi-Strauss-, estudios sociolingüísticos, etnometodológicos, etc.).
Pero para el científico social, el discurso social no puede ni debe concebirse al margen de un sujeto social que lo produce y que, a través del discurso, pone en circulación determinadas representaciones de la realidad social. En este sentido, los discursos son representaciones sociales que contienen valores, ideas, hábitos y prácticas sociales relacionadas con los sujetos que los enuncian o expresan. Así, el investigador accede a un doble plano:
- La práctica discursiva permite acceder y conocer los códigos y normas de comunicación a partir de los cuales los sujetos se relacionan, nombran y clasifican la realidad que les compete o afecta directa o indirectamente.
Recrean un orden o mapa inicial a partir del cual los sujetos se reconocen y se orientan en su mundo, les sirve de referencia para tomar partido en función de las distintas situaciones sociales y/o condiciones de existencia. Ambos planos contribuyen a entender con mayor alcance las diferencias discursivas donde se reflejan, a su vez, las diferencias sociales entre distintos grupos o personas.
El investigador puede servirse del análisis del discurso para tener mayor conciencia de su papel como sujeto social inscrito en la estructura social e institucional donde desarrolla su labor. Esto le servirá para acceder a un método de trabajo capaz de conocer y comprender los problemas sociales a partir de los agentes o sujetos implicados.
La Práctica del Análisis del Discurso
La primera contradicción que se advierte en el análisis del discurso es que el análisis es contrario al carácter discursivo del texto. Por una parte, analizar es descomponer, fragmentar, dividir en elementos más pequeños para su comprensión; pero, por otra, el texto en cuanto discurso hace mención a la totalidad o unidad de referencia, el sentido que encierra todo texto en cuanto interpretación. Así, el análisis del discurso debe ser una descomposición de los elementos para poderlos recomponer e interpretarlo de nuevo.
El carácter multidisciplinar del discurso hace que el objeto de estudio se pueda constituir desde distintas disciplinas.
El análisis cuenta con distintas aportaciones de diferentes escuelas. Estudiar unos autores sería olvidar a otros, por lo que, en realidad, lo que nos debe importar es el reconocimiento del análisis del discurso como una herramienta operativa para la investigación social.
Según sus usos concretos, se distinguen tres niveles de aproximación a la práctica analítica:
- Informacional/cuantitativo.
- Estructural/contextual.
- Social/hermenéutico.
Cada nivel presenta un uso diferente y unas limitaciones que conviene conocer de cara a la investigación social.
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