31 Oct

Introducción a la filosofía de Platón

Platón (428 – 347 a. C.), de nombre Aristócles, recibió el apodo de Platón por el ancho de sus espaldas, según algunos, o por el ancho de su pecho, según otros. Recibió la mejor educación que un joven de su clase podía recibir. Escribió poesía y literatura en general (siempre pervivieron en él sus dotes de artista), pero luego de conocer a Sócrates se dice que habría quemado todo lo escrito hasta entonces. Se educó primero con Cratilo (discípulo de Heráclito) y gracias a sus lecciones habría entrado en contacto con la doctrina heraclitea. Sin embargo, Platón reconoce en Parménides al más grande de los pensadores de su tiempo (sin contar con que posteriormente quedó prendido a Sócrates).

El problema del conocimiento: Heráclito vs. Parménides

Cuando Platón surge a la vida intelectual, existía un problema particular que enfrentaba dos tendencias: la doctrina de Heráclito vs. Parménides. Para Heráclito, no había posibilidad de ningún conocimiento puesto que la esencia de todo era el cambio (también llamado Devenir). Si la ciencia requiere “certezas” para poder distinguirse de la Doxa (opinión), entonces la ciencia es imposible.

Por otro lado, Parménides (padre de la metafísica) afirmará que es absurdo afirmar que las cosas “son y no son al mismo tiempo”, puesto que esta afirmación viola el principio de no contradicción. Así, propone que el Ente (Ser) es Uno, eterno, inmutable, inmóvil e infinito. Con esto quiere dar solución al problema del conocimiento, puesto que lo realmente cognoscible (que se puede conocer) es el Ser, he aquí el gran aporte de Parménides. Sin embargo, este planteamiento trae consigo otro problema: ¿Qué ocurre con la realidad sensible? Dicho en otros términos: ¿Qué ocurre con el conocimiento de la naturaleza? ¿Es posible?

Para Parménides, la naturaleza no es objeto de conocimiento, puesto que está sometida al cambio. Lo verdaderamente cognoscible es El Ente (lo Uno).

La solución de Platón: El dualismo de la realidad

Platón conoce este problema de honda resonancia filosófica y se da a la tarea de darle una solución. En su cavilar por estos espinosos temas, comienza a incubar su pensamiento propio. Platón intentará tomar una vía intermedia entre uno y otro autor. De esta forma comienza a gestarse uno de los pensamientos filosóficos más importantes de que se tenga memoria. Platón arribará progresivamente a un descubrimiento crucial: la realidad tiene carácter dual, esto es, la realidad está escindida (separada) en dos: una Real y otra aparente.

Sé que suena extraño hablar de “Realidad real” (de hecho, el término no es mío, es de Ortega y Gasset) y de realidad aparente. El sentido común nos dice que todo aquello que nos rodea es lo “real”, pero Platón se da cuenta de que esto no es así.

El conocimiento de las esencias

Para cualquier persona familiarizada medianamente con cuestiones filosóficas, es menester reconocer que el conocimiento lo es, sí y solo sí, conoce o aprehende esencias. La esencia de algo es aquello que “hace que algo sea lo que es”, es su “naturaleza”, constituye el núcleo ontológico que lo conserva en el ser. La esencia, como tal esencia, no se “ve” (con los ojos, se entiende) sino que se capta con la potencia propia del entendimiento, con la inteligencia. Otra cosa de suma importancia: LA ESENCIA DE ALGO NO CAMBIA, ES INMUTABLE. Podrá cambiar la cosa en sus aspectos externos (accidentes en filosófico), pero la cosa sigue siendo lo que es, no cambia radicalmente, puesto que su esencia no se altera con cambios exteriores; ej. Ustedes son los mismos con traje de gala y con traje de baño.

El mundo de las Ideas

Captado lo anterior, hay otra cuestión que resulta de suma relevancia. La esencia de algo, desde el punto de vista del sentido común (espontáneo) está “en las cosas” (en términos más fáciles: no es incorrecto afirmar que la esencia está dentro de las cosas). Sin embargo, Platón va contra esta idea, puesto que dice que la esencia de las cosas no está “en las cosas” sino “fuera de ellas”. ¿Por qué Platón afirmó esto? Pues porque el filósofo se dio cuenta de que si la esencia no cambia (inmutable) no es posible que esté sometida al tiempo (éste lo corrompe todo), por lo tanto, es necesario que la esencia esté fuera del tiempo y del espacio. ¿Dónde estarán las esencias de las cosas? Platón admite la existencia de una “dimensión” en donde las esencias ocupan una posición determinada (todos estos conceptos son aproximados porque “lugar” y “posición” requieren un lugar físico, y de lo que vamos a hablar no son cuestiones físicas, sino metafísicas).

Platón denominó “Topos hiper Uranos” al mundo donde perviven las esencias: el Mundo de las Ideas o esencias. Entonces las cosas sensibles “participan” de las esencias, a esto lo denominó “metaxis” en algunos diálogos, porque en otros habló de mímesis.

La correlación entre el alma y el Estado

Si nos remontamos a la República (diálogo de madurez) veremos que para Platón hay una correlación estructural entre el alma y el Estado. Esto significa que Platón cree ver que el Estado es una amplificación del individuo, así como el individuo es un pequeño estado. El “cuerpo social” está dividido en tres estamentos, algo análogo a lo que ocurre en el hombre, puesto que en él el alma es de tres especies: dimensión racional, dimensión irascible y dimensión concupiscible.

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