26 Sep

  • El empresario. Teorías sobre el empresario


El papel social, humano y económico del empresario ha sido considerado de muy diversas formas en el pensamiento económico.

En la época de la Revolución Industrial (finales del Siglo XVIII y principios del Siglo XIX) el empresario es de tipo individual. El empresario coincide con el propietario del capital y desarrolla una función de controlador de los medios de producción. El empresario se define, en esta época, como el sujeto que compromete su capacidad en el funcionamiento de la empresa y, en consecuencia, afronta el riesgo patrimonial de la actividad.

Lentamente, gracias a los avances tecnológicos, a las mejores retribuciones y al hecho de que los mercados se van ampliando, aparecen las grandes socieda­des, en las cuales diversos propietarios financian conjuntamen­te la empresa. Enton­ces, nace una nueva figura de empresario, al mismo tiempo que se empiezan a separar los objetivos del empresa­rio y del capitalista.
Marshall (1890) fue uno de los primeros en hacerlo, y en este sentido realizó una aportación fundamental al asignar al empresario el papel de coordinador del proceso productivo, elevando la función empresarial a la categoría de cuarto factor de la producción, junto con la tierra, el trabajo y el capital. Para este autor, el beneficio era la retribución que se obténía por esta función de coordinación.

En el Siglo XIX, Frank Knight defi­ne al empresario como la persona que asume el riesgo de contratar factores productivos para llevar adelante una empresa con la expectativa de obtener beneficio. Este beneficio sería la recompensa del empresario por asumir riesgos en una situación de incertidumbre.

A partir de este momento, los objetivos empresariales se pueden separar. Por un lado están los accionistas, que persiguen la obtención de unos frutos -presentes o futu­ros- de la inversión y, por otro, el empresario profesional, que busca una continuidad y que, para incrementar su poder, depende tanto de los accionistas como del crecí­miento de la empresa.

Otra visión distinta es la Schumpeter en el año 1963, quien define al empre­sario como la persona que detecta la potencia­lidad económica de una innovación y, gracias a ello, consigue poner a su empresa en ventaja respecto a la competen­Cía.

Ante la creciente com­plejidad de las decisio­nes a tomar en el seno empresarial, siguen exis­tiendo los socios como propietarios, pero apa­rece el llamado derecho del poder restringido, es decir, que son los direc­tivos (Galbraith lo llama tecnoestructura) los que toman las decisiones referentes a la empresa. Esta dirección compartida por técnicos (abogados, economistas, inge­nieros…) se cumple en las grandes empresas; en las empresas individuales o familiares, pequeñas y media­nas empresas, queda el primitivo poder del capitalista o propietario. En las empresas grandes, los accionistas son únicamente inversores que tienen como única finalidad obtener un rendimiento por su capital invertido y, en el caso de que éste no sea el esperado, sacar su capital de la empresa e invertirlo en otro lugar.


TEMAS:

  • Componentes, funciones y objetivos de la empresa


La empresa es una organización social que realiza un conjunto de actividades y utiliza una gran variedad de recursos (financieros, materiales, tecnológicos y humanos) para lograr determinados objetivos, como la satisfacción de una necesidad o deseo de su mercado meta con la finalidad de lucrar o no; y que es construida a partir de conversaciones específicas basadas en compromisos mutuos entre las personas que la conforman.

La empresa asume el papel de producir para el consumo a partir de los elementos que la componen y, en particular, los factores de la producción. Para cumplir tales objetivos la empresa ha de asumir las funciones que siguen:

  • Interpretar al sector consumidor para comprender cuáles son sus necesidades y exigencias, con los consiguientes análisis previsionales, puesto que cumplirá mejor esta función si se anticipa a la demanda de este sector.
  •  Organizar el proceso productivo que permita satisfacer la anterior demanda de los consumidores, para ejecutar, correctamente dirigido y con la coordinación y control necesarios, el citado proceso productivo, a fin de obtener el producto requerido al menor coste y en el plazo más breve posible.
  • El fruto obtenido de la producción efectuada, deberá repartirse entre aquellos sujetos que han intervenido en la obtención de dicho producto. Es función de la empresa pagar anticipadamente la parte que corresponda a los «factores» que han colaborado con ella en la obtención de la producción (normalmente sujeta a pactos previos), independientemente de la remuneración.
  • Al transformar las materias primas en productos más elaborados, las empresas cumplen una importante función de crear o aumentar la utilidad de los bienes, es decir, incrementar su capacidad para satisfacer las necesidades humanas.

En realidad, los objetivos de la empresa como entidad propia no existen si no tenemos en cuenta los objetivos que buscan los agentes económicos que componen la empresa (capitalistas, trabajadores, proveedores, clientes, etc.). Teniendo en cuenta esto, podemos separar en cuatro tipos distintos los objetivos de la empresa:


1. El objetivo de maximizar la rentabilidad (conocido también como objetivo clásico): la empresa busca hacer máxima la relación entre el beneficio obtenido y el capital invertido.


2. Objetivo de crecimiento y aumento del poder de mercado. Además de buscar la rentabilidad, a la empresa les interesa crecer y aumentar el poder en el mercado, lo cual le reportará beneficios en el futuro.


3. Objetivo de estabilidad y de adaptabilidad al entorno. A la empresa le interesa su supervivencia. A los trabajadores este objetivo les parecerá quizá el más importante, conservar los puestos de trabajo. A los socios propietarios de la empresa también les parecerá un objetivo importante, aunque algunos de ellos pueden considerarlo secundario respecto a los dos primeros, y preferir la rentabilidad rápida a la estabilidad de la empresa. Normalmente, el pequeño empresario que es también socio-capitalista considera este objetivo muy importante, pues está implicado en el proyecto de la empresa a largo plazo.


4. Objetivo de responsabilidad social. Sabemos que la empresa genera riqueza y puestos de trabajo, pero es más bien un efecto secundario que su objetivo principal. Sin embargo, cada vez las empresas dan más importancia a su papel social, intentando mantener empleo estable y de calidad, y ofrecer productos útiles y respetuosos con el medio ambiente.

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