01 Abr
El Teatro Español Después de 1936: Contexto y Desafíos
El teatro, aunque potencialmente el género más favorecido por ciertas circunstancias sociales, siguió dependiendo en gran medida de los intereses de empresarios teatrales. Estos, a su vez, se sometían a las preferencias de un público mayoritariamente burgués, cuyos gustos a menudo eran conservadores. A esta dependencia económica se sumaron las severas limitaciones ideológicas impuestas por una férrea censura, que se agravaron hasta extremos impensables tras la Guerra Civil.
El Teatro de la Posguerra
La Guerra Civil supuso un corte profundo en la trayectoria del teatro español. Algunos dramaturgos murieron, otros sufrieron el exilio y, mientras tanto, proliferaron las comedias extranjeras en los escenarios.
En los años 50, cobraron importancia los Teatros de Cámara y los grupos del TEU (Teatro Español Universitario). Aunque eran experiencias minoritarias, sirvieron para dar a conocer nuevos valores dramatúrgicos españoles y algunas corrientes de vanguardia.
Cabe señalar las siguientes líneas principales durante este periodo:
Alta Comedia Benaventina
Continuó un tipo de alta comedia en la línea del teatro de Jacinto Benavente. En conjunto, y con salvedades, se trata de un teatro caracterizado por:
- Predominio de las comedias de salón o los dramas de tesis.
- A veces, una amable crítica de costumbres unida a una defensa de los valores tradicionales.
- Preocupación formal por la obra, con un diálogo cuidado y estructuras escénicas consagradas.
Teatro Cómico Renovador
En el teatro cómico, figuras como Enrique Jardiel Poncela se habían propuesto «renovar la risa» introduciendo lo inverosímil. Sin embargo, su osadía, al igual que la de Miguel Mihura, a menudo chocó con la incomprensión. Ambos autores presentan facetas que se han considerado precedentes del teatro del absurdo, al menos por la introducción de un humor disparatado y poético.
Teatro Existencial e Inconformista
Nació un teatro grave, preocupado e inconformista, que se inserta en una corriente existencial. Obras como Historia de una escalera (1949) de Antonio Buero Vallejo y Escuadra hacia la muerte (1953) de Alfonso Sastre son signos de un teatro «distinto» que buscaba hacerse un sitio en la escena frente a lo trivial o lo convencional.
El Teatro Realista de Protesta y Denuncia (Hacia 1960)
En esta etapa, aunque los condicionamientos generales de la producción dramática no experimentaron cambios sustanciales, sí surgieron algunas variaciones que explican las novedades consolidadas hacia 1960. Junto al público burgués tradicional, apareció un público nuevo (juvenil y universitario, sobre todo) que demandaba otro tipo de teatro. Además, la censura se relajó levemente, tolerando algunos enfoques críticos.
Pioneros y Obras Clave del Teatro Social
El teatro de testimonio social tuvo como pioneros a Buero Vallejo y Alfonso Sastre. Este último expuso sus tesis, coincidentes con las de su manifiesto del «social-realismo», en obras como Muerte en el barrio (1955) y La cornada (1960).
Tras ellos, aparecieron otros autores y obras significativas:
- 1960: Los inocentes de la Moncloa de José María Rodríguez Méndez.
- 1961: El tintero de Carlos Muñiz.
- 1962: La camisa de Lauro Olmo.
- 1963: Las salvajes en Puente San Gil de José Martín Recuerda.
Temática y Estética
La temática de estas obras es característica del teatro social. Abordan problemas muy concretos:
- La burocracia deshumanizada y la alienación del trabajador (El tintero).
- Las angustias de jóvenes opositores (Los inocentes de la Moncloa).
- La situación de los obreros forzados a emigrar o a soñar con las quinielas (La camisa).
- La brutalidad rural instigada por fuerzas retrógradas (Las salvajes en Puente San Gil).
El tema común es la injusticia social y la alienación. Ante ello, la actitud del autor es de testimonio y protesta. En cuanto a la estética y la técnica, estas obras se inscriben predominantemente en el realismo.
La Búsqueda de Nuevas Formas: El Teatro Experimental
Durante los años 60, aunque el teatro realista y social siguió siendo defendido por un sector de la crítica como el único que respondía a las circunstancias del país, otros dramaturgos se lanzaron a una renovación de la expresión dramática. Se buscó superar el realismo asimilando corrientes experimentales del teatro extranjero.
Se pueden distinguir dos grupos principales de autores en esta línea:
- Autores coetáneos de los realistas sociales: José María Bellido, Luis Riaza, José Ruibal, Juan Antonio Castro, Francisco Nieva…
- Autores más jóvenes: Diego Salvador, Martínez Mediero, Luis Matilla, Jiménez Romero…
Este «nuevo teatro» era tan crítico o más que el teatro social anterior, por lo que sus autores siguieron enfrentándose a la censura. Fernando Arrabal, por ejemplo, optó por continuar su obra en el extranjero, donde alcanzó gran reconocimiento.
Rasgos del Nuevo Teatro
Los rasgos más comunes de este teatro experimental son:
- Temática: Gira en torno a la dictadura, la falta de libertad, la injusticia, la alienación, etc.
- Tratamiento dramático: Se desecha el enfoque realista en favor de enfoques simbólicos o alegóricos. El drama es frecuentemente una parábola que el espectador debe descifrar. Los personajes suelen ser símbolos descarnados.
- Estética: Se recurre a la farsa, lo grotesco y las deformaciones esperpénticas. Se da entrada a lo alucinante y lo onírico.
- Lenguaje: Junto a tonos directos, se acude al tono poético o ceremonial.
- Recursos escénicos: Se cultivan los recursos no verbales: sonoros, visuales, corporales, etc.
El Teatro desde 1975 hasta la Actualidad
La llegada de la democracia en 1975 hizo concebir esperanzas para un resurgir teatral en España. Con el fin de la censura, el teatro pudo recobrar su libertad y la nueva política teatral abrió importantes horizontes.
Sin embargo, no han abundado nuevos autores con obras de gran valía de forma masiva. Se ha observado una paulatina «desaparición» del autor teatral como figura central, enfrentándose además a la competencia del cine, la televisión y otras formas de ocio mayoritarias.
Diversidad de Tendencias y Autores
Las libertades recuperadas favorecieron una gran dispersión de tendencias. Esta variedad se debe también a la coexistencia, en los años 80 y 90, de dramaturgos de varias promociones con diferente presencia pública y grado de reconocimiento. Se pueden distinguir al menos tres grupos:
- Autores consagrados antes de la democracia: Antonio Buero Vallejo, Alfonso Sastre, Antonio Gala, José Martín Recuerda.
- Autores conocidos a partir de la Transición: Francisco Nieva, José Luis Alonso de Santos, Fermín Cabal, José Sanchis Sinisterra, etc.
- Autores surgidos en plena democracia: Paloma Pedrero, María Manuela Reina, Ignacio García May, etc.
Corrientes Principales
Experimentación y Vanguardia
A pesar de cierto retroceso, perduran algunos experimentos vanguardistas:
- Francisco Nieva y su «Teatro furioso».
- Fernando Arrabal y su «Teatro Pánico».
- La labor de grupos de teatro independiente, a menudo relacionados con el «teatro de calle».
Realismo y Teatro Tradicional
En una modalidad más tradicional, destaca Fernando Fernán Gómez con Las bicicletas son para el verano (1982), un drama realista ambientado en la Guerra Civil.
La orientación realista predomina en otros dramaturgos con obras de corte tradicional, a menudo inscritas en el teatro histórico, como ¡Ay, Carmela! (1987) de José Sanchis Sinisterra, una divertida y patética historia de dos actores en medio de la guerra.
Más cerca de un realismo convencional se encuentra Santiago Moncada (Salvar a los delfines, 1979). Dentro de la comedia burguesa comercial destaca Juan José Alonso Millán.
Nuevos Realismos y Comedia Urbana
Los más representativos de una corriente que revitaliza el realismo y la comedia son:
- José Luis Alonso de Santos: Revitalizador del sainete. Éxitos como La estanquera de Vallecas y su consagración con Bajarse al moro (1985), popular comedia urbana sobre jóvenes, drogas y marginalidad.
- Fermín Cabal: Evoluciona desde el naturalismo costumbrista (Tú estás loco, Briones; Esta noche gran velada) hacia la reflexión sobre la creación teatral (Caballito del diablo; Ello dispara).
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