22 May

Para los niños del Primer Ciclo de Primaria, sobre todo en un primer momento, el espacio es algo dado, es un contenedor de objetos, no investigan. El espacio geográfico es como un gran rompecabezas en el cual el niño trata de integrar todas las piezas: distancias, formas, límites, aspectos fisonómicos, aspectos toponímicos… y aunque son capaces de absorber toda la información sin razonarla a veces, esta información se verá limitada por sus capacidades operatorias en un primer momento.

Esta es una etapa en la que es un momento muy adecuado para que el niño empiece a memorizar topónimos, y caracterice fisonómicamente los distintos paisajes, comparándolos. Este tipo de actividades de carácter fisonómico estará muy condicionado por su experiencia perceptiva, clasificando los topónimos de manera muy sencilla, por ejemplo, el río más largo, la montaña más alta, etc. Estos contenidos, lejos de considerarse irrelevantes son necesarios para que el niño tenga un punto de partida desde el cual poder situar otros conceptos.

Los mapas sobre el espacio en esta época se caracterizan por las representaciones topológicas que realizan en el Primer Ciclo de Primaria, de los seis a los ocho años.

Descubriendo el Entorno Inmediato

En esta etapa, el niño para poder conceptualizar el espacio necesita manipularlo, actuar directamente sobre el objeto. A partir de ahí las actividades espaciales de las Ciencias Sociales en este ciclo se enfocan claramente hacia el descubrimiento del entorno físico inmediato, es decir, lo que le rodea. Por lo tanto, se deben de hacer actividades orientadas a que los niños sepan donde viven, su lugar en la ciudad, dentro de las calles.

En este ciclo se adquieren conceptos básicos del espacio geográfico, como volcán, río, etc. Para identificar estos elementos básicos se puede proponer al alumnado realizarlos en plastilina y relacionarlos con ejemplares reales. También se debe conseguir identificar y separar mar y continente, para ello es útil y práctico que vayan familiarizándose con el globo terráqueo. Una actividad en este sentido consistiría en utilizar el globo terráqueo situando en él lugares sugeridos por los propios alumnos como si fuera un juego, a ser posible utilizar un globo terráqueo hinchable.

Orientación Corporal y Desplazamiento

Uno de los problemas que tiene el niño en esta etapa es la separación de la parte derecha de la parte izquierda de su propio cuerpo. Para ello se organizan diversas actividades de orientación corporal y juegos psicomotrices en los que el desplazamiento obedece a unas órdenes determinadas. En estas actividades se trabaja no sólo la lateralidad sino el resto de conceptos que implican la orientación corporal, por ejemplo: “¿dónde está la pelota? la pelota está dos pasos a la derecha y tres a la izquierda”. También se puede adivinar de qué objeto se está hablando por su situación, por ejemplo, “¿qué es lo que está a la derecha de la puerta e izquierda del perchero?”. En estas actividades se emplean diversos puntos de referencia lo que implica la descentralización espacial del alumno. También se pueden utilizar además de la medida en pasos otras que se inventen los alumnos, por ejemplo, “¿cuántas pelotas son necesarias para llegar a Jorge?”.

Recorridos, Itinerarios y Representaciones Gráficas

Una vez superado el concepto del esquema de orientación corporal, puede aprovecharse éste para hacer recorridos por el barrio y trabajar itinerarios, localizaciones, direcciones, utilizando también otros conceptos como cerca de, lejos de, al lado de, fuera, dentro… que se pueden aplicar posteriormente en un croquis o esquema cartográfico, o también utilizando una fotografía aérea ampliada comparando distancias y superficies.

También, para representar gráficamente el espacio se puede utilizar el juego de contornos. Cualquier plano es un juego de contornos, por tanto, si utilizamos un plano urbano para los niños es sencillo porque está limitado por las calles o vías de comunicación y el espacio entre ellas (espacios verdes, espacios edificados). Se puede empezar por dibujar el contorno de los objetos que tengan una forma simple. A partir de ahí se puede hacer el plano del entorno, el plano del barrio. Lo interesante es que lo confeccionen los niños, no se le debe de dar hecho. Para ello, la fotografía aérea en color es bastante útil. Ésta se puede plastificar y por encima, con un rotulador adecuado, seguir los contornos de los elementos que se van identificando. Posteriormente el niño puede pasar la silueta de ese contorno a un papel en el que además de dibujarla la identificará y describirá. El plano del barrio debe de ser funcional para los niños.

Confección de una Agenda de Compañeros

En este sentido es interesante proponer la confección de una agenda de los compañeros de la clase: en la que se recoja dónde vive cada uno de los alumnos de la clase, su teléfono y la localización de su casa en un croquis y el itinerario que sigue para ir al colegio. Se puede plantear también oralmente dónde viven y cómo lo indicarían. Esta información debe escribirse en el encerado de forma abreviada. El alumno, posteriormente, la copiará en su cuaderno. En la foto aérea del barrio buscarán su calle e indicarán los límites entre los espacios y calles y pintarán de manera diferente los espacios edificados de los libres, plazas, parques. Se pueden plantear preguntas orales de interpretación espacial como las distancias entre los distintos lugares: “¿quién vive más lejos del colegio?” y también se puede aprovechar esta actividad para representar las rutas para ir de la casa de un compañero a otra.

Representación de Iconos Espaciales

Otra actividad interesante puede ser construir figuras de barro o plastilina para representar las formas básicas de los iconos espaciales, por ej., una iglesia, la red ferroviaria, y comparándolo con un mapa real.

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