07 Jun
El Espacio Rural en España
Condicionantes de la Actividad Agraria en España
Las actividades, junto al espacio agrario, están influenciadas por factores naturales y humanos.
Los condicionantes naturales:
- Relieve: La topografía facilita o dificulta la práctica agrícola, por ello se aprecia una relación entre el mapa de aprovechamientos agrarios y el mapa de relieve.
- Altitud: Modifica las condiciones de humedad y temperatura. En España sólo el 11% de la superficie se halla a menos de 200 metros de altitud.
- Las pendientes y desniveles: Afectan a la formación y al grado de estabilidad de los suelos, a las condiciones y formas de laboreo, a la vulnerabilidad ante la erosión, a la circulación del agua, a las posibilidades de mecanización de las faenas agrícolas.
- El clima: Condiciona los tipos de paisajes agrarios. Está presente a través de las temperaturas, precipitaciones y demás elementos climáticos (vientos, nubosidad,…). El régimen climático de influencia más intensa es el mediterráneo. Los climas españoles, sobre todo el mediterráneo, presentan mucha irregularidad de unos años a otros, que influyen negativamente sobre la agricultura y la ganadería.
- Los suelos: Condiciona la agricultura por su distinta naturaleza, estructura, composición, ubicación.
- La vegetación: En ocasiones se ha eliminado para lograr la total ocupación agrícola; otras veces se conserva con grandes rasgos de pureza, constituyendo la base de los aprovechamientos forestales. También, se hace un aprovechamiento conjunto e integrado de suelo, pastos y arbolado dando lugar a paisajes de dehesa.
Los condicionantes humanos:
Estos condicionantes son los responsables de la ordenación y usos del espacio agrario, así como de la expresión de las condiciones sociales, económicas, técnicas, políticas, etc, en las que la actividad se desenvuelve.
- Condicionantes históricos: Roma hace la primera ordenación agraria del territorio peninsular. Posteriormente, los musulmanes reordenan el espacio agrario dando gran importancia al regadío y producción de frutas y hortalizas. La Reconquista y repoblación cristianas dan lugar a dos procesos;
- Uso y ordenación de la tierra basado en coexistencia de aprovechamientos cerealista y ganaderos.
- Sistema de posesión de la tierra que será el responsable de grandes desigualdades de sociedades pasadas y base de la consideración de la tierra como problema, presente hasta el siglo XIX.
Los condicionantes sociales y económicos:
Propiedad, explotación y régimen de tenencia son elementos básicos de la estructura agraria.
- El régimen de propiedad de la tierra:
La propiedad, consiste en el derecho a gozar, disponer libremente y aprovechar la tierra sin más limitaciones que las contenidas en las leyes.
La propiedad dominante en España es la propiedad privada, que acusa una notable dualidad: un número muy elevado de pequeños propietarios que posee poca tierra y, en el otro extremo, un reducido número de grandes propietarios que concentra mucha tierra.
A este problema estructural se añade la extraordinaria fragmentación de la tierra en multitud de parcelas, que es un inconveniente para la explotación.
Geográficamente existen diferencias en cuanto al tipo de propiedad. La propiedad pequeña y muy atomizada es dominante en la mitad septentrional, en el Levante y en la franja mediterránea. La propiedad colectiva era aquella cuya titularidad correspondía a las villas y a los municipios. La superficie perteneciente a la Iglesia y a la nobleza constituía la propiedad estamental. La mayor parte de las tierras pertenecientes a la nobleza integraban los señoríos.
Los titulares de ambos tipos de propiedad no tenían capacidad de enajenar o vender, razón por la cual se decía que estos bienes estaban en «manos muertas». La influencia de estas medidas en la estructura agraria fue muy grande, pues supuso el trasiego de una cantidad ingente de tierra de propiedad colectiva a manos de particulares.
El resultado de estos procesos fue una concentración notable de la propiedad. La proletarización del campesinado se incrementó al haber más personas y menos tierras que labrar.
- El régimen de explotación de la tierra:
La explotación agraria guarda relación con la propiedad y, como sucede con ésta, también se caracteriza por la dicotomía existente entre las pequeñas explotaciones o minifundios y las grandes explotaciones o latifundios. Los datos extraídos del último censo agrario nos indican que más de la mitad de las explotaciones agrarias de España son minifundios de extensión inferior a cinco hectáreas. En España existe hoy día 1.764.000 explotaciones agrarias.
Tradicionalmente, las explotaciones se han clasificado en minifundios, latifundios o explotaciones de tamaño medio.
- El régimen de tenencia de la tierra:
Distinguimos entre régimen de explotación directa y régimen de explotación indirecta. La explotación directa trata sobre que el titular de la explotación agraria, con independencia de que trabaje físicamente en ella o no, es propietario de la tierra. La explotación indirecta resulta cuando el titular de la explotación y el propietario de la tierra no es la misma persona.
El arrendamiento, es de hecho, un alquiler y se establece mediante el pago de una renta cierta, convenida de antemano, en metálico. La aparcería es una sociedad a la que el dueño aporta la tierra y el aparcero, el trabajo; los gastos se satisfacen a medias y los beneficios o productos de la cosecha se reparten en la proporción establecida. Estos regímenes de tenencia de la tierra han tenido gran vigencia y significado en el campo español. La sociedad española hasta casi mediados del siglo XX fue rural por cultura y residencia de la población y agrícola. Esto hace posible la autarquía local y comarcal que terminará con la llegada del ferrocarril y que acabó hace unas décadas con la instauración de una sociedad urbana. Las innovaciones técnicas también favorecieron al campo, la mecanización, el uso generalizado de abonos y fertilizantes, el empleo de semillas y razas seleccionadas. El ingreso de España en la U.E. ha influido en la actividad y espacio agrario, pues ha supuesto la ampliación de los mercados agrarios entre otras.
Los Nuevos Usos y Funciones del Espacio Rural
La población agraria activa se ha reducido mucho. Actualmente está en torno al 8%. El principal retroceso se produjo entre 1960-1970. En su dimensión económica, el sector primario ha alcanzado un PIB de 20.000 millones de euros, consecuencia de una gran producción agraria. El éxodo rural supone el traslado de población del interior de España hacia las áreas urbanas. El éxodo migratorio, la evolución de la sociedad y la necesidad de incrementar la producción agraria son causa y consecuencia del las innovaciones en el campo: semillas, abono.
La mecanización del campo fue clave en el desarrollo del sector. Paralela a la mecanización fue la motorización del medio rural, que supone abandonar el campo como lugar de residencia y de la explotación agraria.
La ampliación de los regadíos. Al comenzar el s. XX había en España 1.250.000 hectáreas de regadío. En 1902 se aprueba el plan de Obras públicas, Plan Gasset, que tuvo logros modestos. En 1933 (plena República) se aprueba el Plan Nacional de Obras Hidráulicas de Manuel Lorenzo Pardo que pretende crear la infraestructura necesaria para ampliar los regadíos aprovechando los recursos hídricos.
Los conflictos producidos en el campo durante la República y la posterior Guerra Civil paralizan el Plan, que se retomará en época de Franco.
Consecuencia de lo expuesto es que el espacio agrario español ha tomado una orientación productiva, se han roto los vínculos entre agricultura, ganadería y explotación forestal y ha surgido una disociación muy grande entre el mundo rural y el urbano. Si hace años el espacio rural tenía una función productiva, hoy ha adquirido el valor de espacio de uso, acoge segundas viviendas de residentes en la ciudad, industrias, talleres, naves de almacenamiento.
El espacio rural es hoy multifuncional y polivalente debido a las nuevas demandas y perspectivas de futuro que se ofrece al mundo rural en las sociedades desarrolladas. También se hace necesario diversificar la economía, propiciar nuevos usos y actividades que generen empleos duraderos fuera del sector agrario y desarrollar programas integrados de desarrollo rural sobre la base del potencial endógeno. Las políticas europeas procuran mantener a la población en su ámbito, apoyar la implantación de nuevas empresas y actividades, dispensar mayor asistencia las sociedades locales.
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