23 Oct
El español de América es un conjunto diverso de variedades dialectales del castellano habladas en el continente americano. Esta diversidad se debe a varios factores, como el origen geográfico de los colonizadores, el sustrato de las lenguas indígenas y las distintas migraciones, incluyendo el comercio de esclavos africanos y la inmigración italiana en Argentina. Además, la influencia económica, tecnológica y cultural de Estados Unidos ha favorecido la aparición de numerosos anglicismos.
Orígenes y Zonas Macrodialectales
La colonización de América comenzó desde Andalucía y las Canarias, con los colonos estableciéndose inicialmente en zonas costeras. Esto ha llevado a la diferenciación de dos grandes zonas macrodialectales en Hispanoamérica:
- La zona caribeña y costera, colonizada más tempranamente y con una mayor influencia del español meridional.
- Las tierras del interior, donde se conservan rasgos más cercanos a la norma del norte de España.
Rasgos Fonéticos
Entre los rasgos fonéticos, el seseo es el fenómeno más característico del español americano, donde los sonidos /s/ y /θ/ se realizan como /s/. Aunque esta «s» tiene realizaciones distintas según las zonas, el seseo es generalizado en todos los países hispanohablantes. Otro rasgo fonético es la aspiración o elisión de la «s» implosiva, común en áreas caribeñas, Centroamérica, las costas de Colombia, Venezuela, Ecuador, Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay. En algunas zonas del interior de Colombia, Venezuela y México, este rasgo es socialmente rechazado.
El yeísmo, la pronunciación de «ll» como «y», también está presente, con una variante particular en el español del Río de la Plata conocida como rehilamiento. Sin embargo, el yeísmo no es uniforme en toda América, ya que en Paraguay, Bolivia y zonas andinas de Ecuador y Perú se mantiene la distinción entre ambos sonidos palatales. Otro fenómeno es el rotacismo, la confusión de /r/ y /l/ en posición implosiva, característico del Caribe y Las Antillas.
Rasgos Gramaticales
En cuanto a los rasgos gramaticales, destacan:
- La ausencia de leísmo.
- El uso de «se los» por «se lo», extendido a todas las clases sociales e incluso a los medios de comunicación.
- Modificaciones en el orden de los pronombres en las interrogativas, especialmente en el habla caribeña.
- La sustitución del posesivo por el pronombre personal con preposición.
Un rasgo muy característico es el voseo, que consiste en el empleo de «vos» como segunda persona del singular, con variaciones en las desinencias verbales según la región. Este uso es prestigioso en Argentina, Paraguay y Uruguay, pero en Colombia, Venezuela y Ecuador se asocia a las clases con instrucción baja y tiene un uso más restringido.
En el uso de preposiciones y conjunciones, hay diferencias notables respecto a la norma peninsular, como «caer a la cama», «ingresar al ejército» y «estaba arriba de la mesa». Además, el dequeísmo es frecuente, incluso entre personas con alto nivel de instrucción. En las formas verbales, se utilizan construcciones impersonales en plural con los verbos «haber» y «hacer», preferencia por el pretérito perfecto simple sobre el compuesto y un escaso empleo de la voz pasiva. Otros rasgos morfosintácticos incluyen la adverbialización del adjetivo, la variación de género de algunos sustantivos, la anteposición del posesivo y una sufijación diferente a la peninsular. También es común el uso reiterado de diminutivos y las muletillas específicas de cada región, como «¿Cachai?» en Chile, «pe» en Perú, «órale» en México y «¿viste?» en Argentina.
Rasgos Léxicos
En cuanto al léxico, muchas veces las diferencias se deben a la conservación en América de viejas palabras ya olvidadas en España, como «pollera» para ‘falda’ y «bregar» para ‘trabajar’. También hay incorporación de extranjerismos, especialmente anglicismos, y un sustrato de lenguas precolombinas que ha originado numerosos indigenismos. Además, existen afronegrismos como «quilombo» en Argentina. Algunas palabras tienen significados muy distintos en diferentes países hispanos, lo que puede convertirlas en tabú, como «coger» en México y Argentina o «joder» en Argentina.
Conclusión: Unidad y Diversidad
En conclusión, el español americano tiene rasgos propios que lo diferencian del de España, aunque la diversificación léxica tiende a acrecentarse, especialmente por la adopción de neologismos. Sin embargo, la unidad se mantiene en los registros cultos y literarios, y en el habla popular fuera de las jergas y argots. Esta unidad es promovida por los medios de comunicación, la literatura en español y las instituciones como las Reales Academias de la Lengua y el Instituto Cervantes.
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