30 Mar

Barroco: Historia y Manifestaciones Artísticas

El arte barroco fue el estilo dominante en el arte y la arquitectura occidentales aproximadamente desde el año 1600 hasta 1750. Sus características perduraron a lo largo de la primera mitad del siglo XVIII, si bien dicho periodo se denomina en ocasiones estilo rococó. Manifestaciones barrocas aparecen en el arte de prácticamente todos los países europeos, así como en las colonias españolas y portuguesas de América.

Arquitectura Barroca

La Columnata de la Plaza de San Pedro (Bernini)

Gian Lorenzo Bernini recibe el encargo de las obras del Papa Alejandro VII en 1656. Tomando como eje el centro de la basílica de San Pedro, Bernini traza dos brazos rectos que se van cerrando y convergiendo hacia el eje, hasta abrirse en un enorme espacio elíptico. Este espacio está delimitado por una majestuosa columnata de dos brazos que no llega a cerrarse en el extremo opuesto a la fachada de la basílica.

El resultado es un inmenso espacio abierto compuesto de dos plazas contiguas: la primera, trapezoidal (Piazza Retta), y la segunda, oval (Piazza Obliqua). El plano inclinado de las plazas, especialmente la primera, con amplias escalinatas y rellanos, facilita la visión de la gran cúpula diseñada por Miguel Ángel, quien retomó la idea de Bramante de planta en cruz griega. La gran cúpula se encuentra justo sobre el altar mayor y la tumba del Apóstol Pedro. Concebida por Miguel Ángel, fue terminada 24 años después de su muerte según el diseño definitivo.

Los brazos rectos que componen la plaza trapezoidal tienen menor altura que la basílica, con lo que se logra acentuar la altura de ésta. En el centro de la plaza oval se colocó un obelisco egipcio procedente de la spina del circo de Nerón, que dificulta la visión frontal de la fachada basilical, en un juego muy propio del barroco que obliga al espectador a buscar distintos puntos de vista.

Escultura Barroca: El Genio de Bernini

Gian Lorenzo Bernini es una figura central en la escultura barroca, conocido por su habilidad para capturar el movimiento, la emoción y el dramatismo en el mármol.

David (1623-1624)

El David es una estatua de tamaño real realizada por Gian Lorenzo Bernini entre 1623 y 1624, ejecutada en mármol. A diferencia de obras anteriores del artista, esta no presenta el mismo énfasis vertical. El cuerpo de la figura se muestra en el instante en que se dispone a tirar la piedra: los dos pies apoyados, el cuerpo medio girado. La figura está en tensión; el movimiento y la potencia están implícitos. La cara muestra concentración, con el ceño fruncido e incluso mordiéndose el labio inferior. Este David no es el guerrero perfecto e idealizado, sino uno muy humano, esforzándose para lograr sus metas. Tras la figura, yacen varias armas descartadas, recordándonos que esta no es una batalla ganada a través de un armamento superior, sino mediante un esfuerzo físico y la fe.

San Longino (1629-1638)

Esta obra fue iniciada en 1629 y finalizada en 1638. Se trata de una figura colosal de más de cuatro metros de altura, ubicada en uno de los pilares de la cúpula de San Pedro. En ella se puede percibir por primera vez la plenitud del estilo barroco de Bernini: es una obra extrovertida, vehemente y conmovedora, que busca mover a la devoción. Se formula según los principios del Concilio de Trento de verosimilitud, pudor y emotividad.

Longino se nos muestra consternado al descubrir que Jesús era realmente el Hijo de Dios. La figura abre sus brazos violentamente, creando un eje que es cerrado por la lanza y que conforma así un diagrama de fuerzas trapezoidal. El rostro es de una gran expresividad y los pliegues de las ropas se encuentran arremolinados de manera arbitraria, como arrebatadas por el soplo divino, ocultando la anatomía de la figura y creando un intenso juego de claroscuro.

Éxtasis de Santa Teresa (1647-1652)

Ubicada en la Capilla Cornaro de Santa Maria della Vittoria en Roma, esta obra es una de las cumbres del arte barroco. Las dos figuras principales que centran la atención derivan de un episodio descrito por Santa Teresa de Ávila en uno de sus escritos, en el que la santa cuenta cómo un ángel le atraviesa el corazón con un dardo de oro, que representa el amor divino. La escena recoge el momento en el que el ángel saca la flecha, y la expresión del rostro muestra los sentimientos de Santa Teresa, una mezcla de dolor y placer espiritual.

Las figuras están realizadas en mármol blanco principalmente, y los rayos dorados del sol son de bronce dorado y estuco. Tiene una altura de 3,5 metros. La fuerte expresividad de la obra, el desorden aparente de las figuras y en especial del pliegue del manto de la santa, denotan que es de claro estilo barroco. Bernini además diseñó y decoró toda la capilla donde fue colocado el conjunto, incluyendo la iluminación cenital oculta, para darle mayor realismo y sensación de misticismo.

Pintura Barroca

Características Generales

La pintura barroca se caracteriza por su dinamismo, emotividad y uso dramático de la luz y el color. Algunas de sus características principales son:

  • Realismo: Se busca representar las cosas tal y como eran, incluyendo sus rasgos menos idealizados o incluso desagradables.
  • Dinamismo y Composición: Se emplearon composiciones menos simétricas, diagonales y líneas curvas para dar mayor movilidad y fuerza a las representaciones. Los personajes y actitudes suelen ser poco serenos.
  • Claroscuro y Tenebrismo: Se generalizaron los fuertes efectos luminosos, mezclando zonas de sombra con otras de intensa luz para crear dramatismo y volumen. El tenebrismo, iniciado por Caravaggio, lleva este contraste al extremo.
  • Emotividad Intensa: Las representaciones tenían gran carga emocional y los personajes mostraban sus sentimientos de manera muy intensa (dolor, éxtasis, miedo, etc.).
  • Temática Variada: Predominan las escenas religiosas (siguiendo las directrices de la Contrarreforma), retratos (individuales y de grupo), mitología, escenas cortesanas e imágenes de la vida cotidiana (pintura de género). También se desarrollan con fuerza los paisajes y los bodegones (naturaleza muerta).

Pintura Barroca en España: Características Particulares

  • Temática: Predominio casi absoluto de la temática religiosa, el bodegón y el retrato. Carencia notable de pintura profana y mitológica en comparación con otros países.
  • Estilo: Frente a lo heroico y triunfal de otras escuelas (como la italiana), predomina una cierta intimidad y una humanidad poco teatral. Ausencia de sensualidad explícita, debido a la vigilancia eclesiástica.
  • Naturalismo: Se prefiere un equilibrado naturalismo y se opta por la composición sencilla y directa.
  • Tenebrismo: El tenebrismo tuvo gran éxito en España, ya que expresaba muy bien los valores de sobriedad y fervor religioso.
  • Escuelas Regionales: Se suele hablar de escuelas diferenciadas por ubicación geográfica, como la escuela valenciana, la sevillana o la madrileña.

Escuelas Pictóricas del Barroco Europeo

Escuela Italiana: Caravaggio y el Tenebrismo

La pintura barroca alcanzó pronto un gran desarrollo en Italia. El iniciador de esta técnica fue Michelangelo Merisi da Caravaggio, que trabajó esencialmente en Roma, Nápoles, Malta y Sicilia. Fue él quien introdujo el interés por los juegos de contraste entre los fondos oscuros y los focos de luz (tenebrismo). Sus obras, de un realismo a veces brutal, tuvieron en ocasiones muy mala acogida entre ciertos sectores, pero su influencia fue inmensa. Entre otros numerosos pintores italianos del Barroco podemos mencionar también a Andrea Pozzo, autor del gran fresco ilusionista Triunfo de San Ignacio, en la bóveda de la iglesia de este santo en Roma.

Escuela Flamenca: Rubens y la Exuberancia

En Flandes (la actual Bélgica), bajo dominio español y católico, se desarrolla una escuela más aristocrática y exuberante, ligada a la Europa católica, que tuvo en Peter Paul Rubens a su principal representante. Influido tanto por los renacentistas italianos (Miguel Ángel, Tiziano) como por el uso de la luz de Caravaggio, Rubens pintó toda clase de temas: religiosos, mitológicos, escenas populares y retratos, caracterizados por su dinamismo, colorido vibrante y carnalidad. Sus discípulos más importantes fueron Anton van Dyck (gran retratista) y Jacob Jordaens.

Escuela Holandesa: Rembrandt, Vermeer y la Luz

En Holanda (Provincias Unidas), protestante y burguesa, se desarrolla una escuela naturalista profundamente preocupada por el tratamiento de la luz y la captación de la realidad cotidiana. La ausencia de imágenes religiosas en sus iglesias (calvinismo) y el menor peso de la jerarquía eclesiástica y la nobleza dan lugar a nuevos temas preferidos por la clientela burguesa: retratos (individuales y colectivos), paisajes, interiores, escenas domésticas y costumbristas, y bodegones. La gran figura de la escuela holandesa fue Rembrandt van Rijn, excelente retratista y maestro incomparable de la luz, la sombra y la profundidad psicológica. Destacó, sobre todo, por los retratos colectivos (La ronda de noche, La lección de anatomía del Dr. Tulp). Johannes Vermeer destacó por sus interiores sutilmente iluminados y por el detalle intimista de las figuras humanas y los objetos. Frans Hals fue célebre por sus retratos de grupo e individuales, llenos de vitalidad y pincelada suelta.

Grandes Maestros Españoles: Velázquez

Diego Velázquez es considerado uno de los mayores genios de la pintura universal y la figura cumbre del Barroco español.

Las Meninas (1656)

Las Meninas o La familia de Felipe IV (1656) es la obra maestra indiscutible de Diego Velázquez. El cuadro se presenta a primera vista como si se tratara de una escena casual: Velázquez se autorretrata pintando un enorme lienzo en uno de los salones del Alcázar de Madrid. Allí irrumpe la Infanta Margarita, acompañada por sus dos Meninas (damas de compañía), María Agustina Sarmiento e Isabel de Velasco, por los enanos Mari Bárbola y Nicolasito Pertusato, un perro mastín y otros dos personajes en la penumbra (Marcela de Ulloa y un guardadamas). Al fondo, se abre una puerta luminosa por la que José Nieto, aposentador de la reina, contempla la escena. En el espejo del fondo se reflejan los reyes Felipe IV y Mariana de Austria, padres de la infanta, quienes serían el verdadero sujeto que Velázquez está pintando (o que contemplan la escena desde la posición del espectador).

Esa verdad inmediata de lo que se ve, sin embargo, esconde una profunda cadena de enigmas y complejidades sobre el espacio, la luz, la representación y la relación entre el cuadro y el espectador, introduciendo a éste de lleno en el espacio de la ilusión. El cuadro entero es un prodigio pictórico en el que cada detalle, la captación magistral de la luz ambiente, la atmósfera (el famoso «aire» velazqueño), la pincelada suelta y precisa, y la concepción compositiva global, junto con todos los enigmas intelectuales que suscita, lo convierten en una de las obras maestras más grandes de todos los tiempos.

Las Hilanderas (La Fábula de Aracne) (c. 1657)

Las Hilanderas o La Fábula de Aracne es otra de las obras cumbre de Diego Velázquez, pintada hacia el final de su carrera. Representa un tema mitológico de manera innovadora, situándolo en un taller de tapices contemporáneo.

Uno de los problemas que dificultaba la identificación del asunto radicaba en que no perteneció a las colecciones reales y no había documentación clara. La interpretación más aceptada identifica la escena con la fábula de Aracne, recogida en Las Metamorfosis de Ovidio. Narra la contienda entre Minerva (Atenea), diosa de las artes y de la guerra, y la orgullosa Aracne, famosa tejedora de Lidia, sobre quién tejía mejor. La osadía de la joven llegó al representar en su tapiz las aventuras amorosas de Júpiter (Zeus), padre de la diosa. Minerva, enfurecida por la perfección del tapiz y la irreverencia del tema, la convirtió en araña.

Velázquez presenta la escena en dos planos: en primer plano, cinco mujeres trabajan en un taller (las hilanderas), representando la contienda terrenal. Al fondo, iluminada, se ve la escena mitológica propiamente dicha: Minerva, con casco, castiga a Aracne frente a un tapiz que reproduce El rapto de Europa de Tiziano (una copia de Rubens), aludiendo a los amores de Júpiter. Se pueden apreciar detalles técnicos magistrales, como el efecto de movimiento en la rueca (logrado con pinceladas borrosas), el efecto atmosférico (la sensación de aire entre las figuras que difumina los contornos) y la pincelada increíblemente suelta y moderna, utilizando manchas de color, como en el gato o el rostro inacabado de la mujer central a contraluz. La luz, que entra por la derecha y desde el fondo, crea una luminosidad excepcional con una paleta de colores limitada. El lienzo pudo resultar dañado en el incendio del Alcázar de 1734, sufriendo añadidos posteriores en sus bordes. Se aprecian «arrepentimientos» del pintor, como en la cabeza de la muchacha de perfil a la derecha.

La Venus del Espejo (c. 1647-1651)

Pintada probablemente durante su segundo viaje a Italia, La Venus del Espejo es uno de los escasos desnudos femeninos de la pintura española del siglo XVII y el único conservado de Velázquez. El pintor representa a Venus recostada de espaldas, contemplando su rostro en un espejo sostenido por Cupido. Quizá para eludir la censura o por un juego conceptual, el rostro reflejado en el espejo aparece difuminado, centrando la atención en el cuerpo desnudo de la diosa. Velázquez presenta a una mujer de belleza palpable, de carne y hueso, resaltando aún más la carnación gracias al contraste con las sábanas de tonos neutros y la cortina roja que aporta una carga sensual al asunto. En cuanto a la técnica, cabe destacar cómo el pintor utiliza una pincelada suelta y fluida, que produce la sensación de que entre las figuras circula aire, el famoso «aire velazqueño», modelando las formas con luz y color de manera magistral.

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