03 Dic
Contexto Histórico
En la Europa cristiana, durante la Alta Edad Media, existía un clero abundante e importante. El desarrollo de las ciudades trajo consigo un desarrollo económico y, por ende, de la educación. Este desarrollo económico condujo a la aparición de la burguesía. Era una época caótica, una sociedad desestructurada a nivel estatal. En este contexto, surge la figura del clericus vagans o clérigo vagante, debido a la falta de un sistema que pudiera absorberlos. El Estado aún no existía como tal, sino que se basaba en el poder y la jerarquía.
El Surgimiento de los Goliardos
A partir del siglo XII, este esquema comenzó a cambiar. Los grupos de poder tradicionales empezaron a perder influencia con el surgimiento de la burguesía. Las ciudades adquirieron vivacidad y se convirtieron en un polo de atracción para aquellos clérigos que, residiendo en las abadías, anhelaban conocer el mundo. La mayoría eran jóvenes. El clericus vagans gozaba de ciertos fueros en la sociedad, lo que contribuyó a su marginalidad.
Estos fueros eran pequeños privilegios que les permitían a los clérigos errantes ir de un lugar a otro. Algunos eran estudiantes permanentes, que se quedaban mucho tiempo estudiando para obtener los privilegios de la universidad.
La Vida Estudiantil en la Universidad Medieval
En la universidad medieval no había un control estricto de la asistencia. Era más bien una comunidad, con una estructura diferente y mucho más pequeña que las actuales. Los estudiantes conjugaban el aprendizaje con la taberna, las comilonas y las mujeres, a pesar de ser clérigos y estudiosos.
Los goliardos fueron el grupo que más perduró, y lo que nos queda de ellos son sus poemarios, escritos tanto por miembros del grupo como por personas ajenas a él.
Luis Antonio de Villena y el Espíritu Goliardesco
Luis Antonio de Villena escribió un libro titulado Danos amor y clérigos, que explora el espíritu goliardesco.
Características de los Goliardos
Los goliardos conformaban un mundo propio, formado por estudiantes y maestros vagabundos, amantes de la cultura y de la juerga. No trabajaban, por lo que mendigaban cuando necesitaban dinero, siendo denominados «clérigos falsos» por mentir para conseguirlo. También existían aficionados al goliardismo que, abandonando la vida monástica, versificaban las experiencias goliardas, aunque no pertenecieran al grupo. Algunos de ellos eran laicos. Se puede decir que existía una afición goliarda que intentaba imitar a los goliardos, como es el caso del Arcipreste de Hita.
Obras Goliardas
Existe un poema titulado Concerdatio Sacerdotum que hace referencia a los goliardos. También está el poemario Carmina Cantabrigensia (La Cántica de los clérigos de Calavera).
Transgresión y Crítica Social
Los goliardos eran transgresores, pero no revolucionarios. Criticaban el sistema establecido y se consideraban moralmente capacitados para discernir entre el bien y el mal. Formaban una familia (Golias), pero no ocupaban un lugar importante en la sociedad (Valle-Inclán).
Su objetivo era disfrutar al máximo sus días, adoptando una actitud transgresora.
Carmina Burana
Carmina Burana (219 poemas), escrito por los goliardos entre los siglos XII y XIII, es una colección de poemas en latín, con algunos dialectos alemanes. Las sextas, jerga propia de los goliardos, eran necesarias como protección para evitar la persecución, y atraían a todo tipo de gente.
La Relación entre los Clérigos Vagantes y los Goliardos
Los goliardos experimentaban una cierta confusión en su estatus de clericus vagans al llegar a la ciudad, donde su posición real cambiaba. Seguían siendo creyentes, pero su forma de fe se transformaba.
El clericus vagans compartía ciertas similitudes con el scholar vagans, que era el estatuto propio de los goliardos. Ambos gozaban de beneficios parecidos. El clérigo se dedicaba a la enseñanza, saliendo de las abadías para educar a los hijos de la nobleza o personas que trabajaban en la corte. Tenían una función dentro de un sistema consolidado.
El Sistema Educativo y el Clero
El sistema educativo moderno no se estableció hasta mediados del siglo XVIII o principios del XIX. El objetivo del clericus vagans era convertirse en sacerdote en las ciudades, difundiendo la palabra de Cristo.
El sacerdocio tenía un lado positivo, la iglesia de la supervivencia, pero obligaba a una vida de austeridad que requería vocación. Muchos clérigos carecían de ella, por lo que abandonaban el sacerdocio para buscar una vida de ocio, como los goliardos. El sacerdote sin vocación se convertía en un escolar, ingresando en las sextas escolares de los goliardos, donde, con los mismos fueros, podía llevar una vida similar a la de estos «campesinos del exceso».
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