08 Oct

La importancia de la lectura literaria

La lectura literaria es tan valiosa como cualquier otra manifestación artística y hay que ser conscientes de esos valores por encima de nuestros intereses como formadores, porque no se nos educa para la lectura. Magisterio es una vocación que nos nace, deseosa de llenar al educando, pero debe comprender que no puede ni debe manipular, sino intentar que construyan experiencias que le favorezcan en su futuro.

El fomento de la lectura artística con actividades de animación pretende ser una solución al problema de formación del lector literario. Nuestro objetivo debe ser cumplir el plan de centro, crear hábito lector o fomentar la lectura, aunque realmente lo que buscamos es que el lector se desarrolle a lo largo de las etapas de su vida.

Se es lector por necesidad para comunicarse y para aprender, pero esa necesidad no debe dejar fuera nuestra obtención de placer. Tenemos que considerar que si el niño no nace lector literario, en sus primeros años se pone una gran piedra angular en la familia, sobre la que hay que construir, después, en el aula de infantil, para centrarla, definitivamente, en la de primaria; esa experiencia como lector aumentará en las futuras etapas de su vida.

Como docentes no debemos evaluarlos como lectores literarios, pero sabremos si nuestra labor como mediadores ha funcionado o no.

Objeto del fomento de la LI: La obra

No han de ser los clásicos literarios ni tampoco aquellos en los que no hay ninguna intención artística, aunque es cierto que durante muchos años fue así. Hoy en día es muy fácil buscar la información de las distintas obras electrónicamente; además, está naciendo el e-book que pierde la esencia del libro clásico, pero es un soporte más ecológico y barato.

Sujeto del fomento de la LI: El animado

Se trata de conocer individualmente a cada uno de los alumnos presentes en nuestra aula. Cada alumno es un mundo pendiente de ser realizado por él mismo; por otra parte, por quienes le rodean y las experiencias que le marquen (sus vivencias, las experiencias que le marcan al vivir). Y de esto se trata, de llevarles a vivir una vivencia concreta y positiva con un libro concreto.

Mediador: El animador

Los mejores son los padres y hermanos del niño. Si en su medio ambiente están los libros presentes y son utilizados, necesitará satisfacer su curiosidad por conocer qué encierran esos misteriosos objetos. Fuera de la familia también es necesaria esa actuación, por ejemplo, el maestro, bibliotecario o librero. Estos últimos corren más riesgo de usarlo con otra finalidad, reflejando que el maestro ocupa una relación cercana.

Requisitos ambientales

Se necesita “romper” el ambiente escolar del aula. Es imprescindible que los lectores se sientan cómodos y debemos permitirles que esperen ansiosos la hora de lectura porque les liberará de los rigores del aula; añadir música puede ser un factor bastante beneficioso. No debe ser menos de 20 minutos ni excederse de 40.

Estrategias para fomentar la lectura

En la actividad de hora de lectura común en el aula, también podemos comenzar con una lectura comunitaria en voz alta, pero solo de pequeños fragmentos. Una vez hecho esto, los días siguientes, cada alumno puede leer un fragmento. Es bueno saber leer en voz alta; para hacerlo bien se necesita: leer previamente el texto, hacer buen uso de la puntuación del autor del texto, evitar tanto leer con voz débil como a gritos.

Enemigos y errores que hay que evitar para fomentar realmente la lectura literaria

El principal enemigo del fomento de la lectura es instrumentalizar la literatura, confundiendo la obra literaria con una simple herramienta para el aprendizaje.

A modo de resumen, hay varias claves para realizar bien actividades de animación:

  1. Conocer bien qué puede leer el futuro lector.
  2. Darle a elegir entre varias opciones, sin forzar.
  3. Respetar su ambiente y sus derechos como lector.
  4. No usar premios ni castigos, respetando su libertad.
  5. No convertir la sesión de animación en puro juego (ni en clase).

Se trata pues de animar, es decir, “vivificar el alma, infundir vigor, cobrar ánimo”. En resumen, darle ánimo para leer.

Requisitos:

  • Lectura en libertad
  • Silencio
  • Interiorización
  • Tiempo

Estrategias:

  • Lectura en voz alta de pequeños fragmentos
  • Juegos
  • Dramatización

Enemigos y errores:

  • Confundir la lectura de la obra literaria con una herramienta.
  • Forzar la lectura.
  • Obras o fragmentos inapropiados.
  • Convertir la animación en puro juego sin objetivos.
  • Realizarla ocasionalmente y no de forma continuada, sin programar o convertirla en una clase más.
  • Hacerla obligatoria y aplicar premios o castigos.
  • Utilizar libros ya usados en la clase o elegirlos por sus valores literarios y olvidar al receptor a la hora de elegir la obra.

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