11 Oct
La etapa final del franquismo (1969-1975) se caracterizó por un deterioro del régimen, paralelo al biológico que experimentaba Franco (77 años y enfermo de Parkinson).
En julio de 1969, el príncipe Juan Carlos había sido proclamado sucesor en la jefatura del Estado a título de rey, jurando lealtad a la Ley de Principios del Movimiento Nacional.
El caso Matesa (1969), sacado a la luz por ministros independientes y falangistas, llevó a la formación de un nuevo gabinete más tecnócrata (octubre 1969), con Carrero Blanco como vicepresidente, y con dos objetivos:
- Mantener la unidad de las fuerzas franquistas.
- Impedir el crecimiento de la oposición.
A partir de aquí, se produjo una pugna entre inmovilistas (ultrafranquistas – Bunker) y aperturistas (reformadores).
En julio de 1973, Franco renunció a sus funciones de jefe del Gobierno a favor de Carrero Blanco. Gobierno «duro», con Carlos Arias Navarro como ministro de Gobernación y Torcuato Fernández Miranda como vicepresidente; tenía como objetivo sofocar las reformas y aplastar la oposición.
El 20 de diciembre de 1973, Carrero Blanco muere víctima de un atentado de ETA. El régimen salió airoso de la crisis, gracias a la habilidad del presidente en funciones Fernández Miranda y a la ausencia de disturbios graves.
Carlos Arias Navarro fue nombrado jefe de Gobierno, representante de la línea dura. En su gobierno solo había tres militares y desaparecieron los miembros del Opus Dei. El nuevo gobierno inició su andadura con promesas aperturistas (espíritu del 12 de febrero), pero las huelgas, protestas obreras y la creciente oposición llevaron al búnker del régimen a obligar a Arias Navarro a frenar sus promesas de apertura.
Ante los síntomas de descomposición del régimen, el gobierno recrudeció la represión aprobando un decreto-ley que preveía la pena de muerte para delitos terroristas, como ocurriría el 27 de septiembre de 1975 con la ejecución de dos activistas de ETA y tres del FRAP, provocando una crisis por la retirada de embajadores.
Relaciones Exteriores
En las relaciones exteriores no se logró firmar un nuevo concordato. La CEE negó el ingreso de España, aunque logró un Acuerdo Preferencial (1970). El proceso descolonizador siguió con la independencia de Guinea Ecuatorial (1968) y cesión de Ifni a Marruecos (1969). En octubre de 1975, Marruecos realiza la «marcha verde» sobre el Sáhara y Arias Navarro cedió la colonia a Marruecos y Mauritania.
Oposición al Régimen
En los últimos años se consolidó una oposición seguida desde:
- La Iglesia: Desde el Concilio Vaticano II comenzó una separación del régimen y una actitud crítica liderada por el cardenal Enrique Tarancón.
- La oposición social: Desde el mundo obrero (CCOO), la Universidad (FLP) y el movimiento ciudadano.
- La oposición política: Desde el exilio (Congreso del Movimiento Europeo – Múnich 1962 – «contubernio comunista»), destacan el PCE y el renovado PSOE que lideraron la Junta Democrática (1974) y la Plataforma de Convergencia Democrática (1975) respectivamente.
- El Ejército (UMD): Influido por Portugal (Revolución de los Claveles).
- El terrorismo: ETA, FRAP y GRAPO.
Crisis Social y Cultural
A finales de los sesenta, una crisis social afectó a la mentalidad occidental. Se inicia un movimiento de protesta, a fin de lograr una mayor libertad. En España, llegó sobre todo a la Universidad; se reflejó en las tendencias antinatalistas fruto de la liberalización de las costumbres. Los jóvenes cuestionaron el papel de las mujeres y reivindicaron su autonomía personal y profesional. El Concilio Vaticano II generó un movimiento de opinión en el mundo católico, produciéndose una intensa secularización.
La cultura reflejaba los cambios de la sociedad. Se aprobó la Ley General de Educación (1970) y creció el número de estudiantes. Los jóvenes encontraron en la sociedad de consumo una industria cultural y de ocio semejante a la europea y americana; con unos rasgos estéticos (pelo largo y barba) y la cultura pop como vías de expresión y de contestación juvenil. La represión fue contestada por cantautores (Lluís Llach o Raimon). El cine aportó su crítica (García Berlanga, Bardem). Surgieron revistas de entretenimiento (Mortadelo y Filemón) y críticas (La Codorníz). En las artes plásticas domina la abstracción (Tapies o Chillida). En literatura destacan Blas de Otero y Gabriel Celaya.
En noviembre de 1975 muere Franco, dando fin a una larga dictadura personal, dejando un país en los prolegómenos de una crisis económica y expectante ante la actuación del nuevo Jefe de Estado.
La Guerra Civil Española (1936-1939)
Antecedentes del Golpe de Estado
La conspiración militar se inició como consecuencia de la victoria del Frente Popular. Ya se habían producido otros intentos: Sanjurjada (1932) y movimientos de generales entre diciembre de 1935 y febrero de 1936 (Franco, Goded…).
El golpe de Estado de julio de 1936 fue organizado, planeado y liderado por militares descontentos. El estratega y jefe fue Mola, pretendía instaurar un modelo de gobierno como el de la dictadura de Primo de Rivera. Sanjurjo debería dirigir el planeado Directorio Militar que se debía crear tras el golpe, y Franco se incorporó al final. Los sublevados preveían un golpe breve, y el Gobierno confió en exceso en sus posibilidades.
Desarrollo de la Guerra
La sublevación comenzó el 17 de julio de 1936 en Marruecos, dirigida por Yagüe. Franco se trasladó de Canarias a Marruecos poniéndose al frente. Entre el 18 y 19 se suman Sevilla y Cádiz. Aparte de las islas, quedaron sublevadas dos zonas: por un lado, ambas costas frente al estrecho y, por otro, Galicia, Castilla-León, Navarra y las tres capitales de Aragón. La zona republicana quedó dividida en dos: cornisa cantábrica y País Vasco (excepto Álava), y, por otro lado, Madrid, Cataluña, Valencia, Castilla-La Mancha, Málaga y Murcia.
Bando Republicano
El bando republicano lo formaban milicias de partidos y sindicatos de izquierda, el Quinto Regimiento, guardias de asalto, gran parte de la guardia civil, de la marina y aviación, y las Brigadas Internacionales.
Bando Sublevado
Los sublevados contaban con milicias falangistas y carlistas o requetés, un ejército disciplinado con una estricta dirección, y combatientes marroquíes, irlandeses, portugueses, italianos y la Legión Cóndor alemana.
Fases de la Guerra
- Guerra de columnas y lucha por Madrid (julio 1936 – marzo 1937): Con columnas militares de ambos bandos, del ejército regular con los sublevados y de milicianos con los republicanos. Madrid fue el principal objetivo sublevado. Franco y Yagüe plantearon la entrada desde el Sur, apoyados por Hitler y Mussolini. En noviembre intentan un ataque frontal a Madrid. El Gobierno se traslada a Valencia, y la resistencia fue dirigida por una Junta de Defensa (Miaja, Rojo).
- Campaña norte (abril 1937 – noviembre 1937): La derrota en Madrid obligó a Franco a cambiar de estrategia, atacando el norte. Caen Vizcaya, Bilbao, Santander y Asturias. Tiene lugar el Bombardeo de Guernica (26 abril) por la Legión Cóndor alemana.
- De la ofensiva de Teruel a la Batalla del Ebro (diciembre 1937 – noviembre 1938): Se inicia con el breve éxito republicano, la batalla de Teruel. Franco desplaza la guerra al frente aragonés. La batalla del Ebro fue la más larga (julio – noviembre 1938) y sangrienta.
- Toma de Cataluña – Fin de la Guerra (diciembre 1938 – abril 1939): En febrero cae Barcelona. El 28 marzo las tropas franquistas entraban en Madrid. El 1 abril de 1939 la guerra había acabado.
La Restauración (1874-1923): El Turno de Partidos y la Oposición
La Regencia de María Cristina (1885-1902)
Tras la muerte de Alfonso XII (1885), su esposa María Cristina de Habsburgo asumió la regencia (1885-1902). La necesidad de garantizar la estabilidad del régimen durante la regencia, llevó a Cánovas y Sagasta a firmar el Pacto del Pardo.
María Cristina entregó el poder al Partido Liberal de Sagasta (Parlamento largo, 1885-1890). Este practicó una política aperturista.
El turnismo se mantuvo en toda la regencia, incluso en los momentos más críticos como la Guerra de Cuba y la muerte de Cánovas (1897).
Oposición al Sistema
La oposición al sistema político de la Restauración, no supo aprovechar ni la corrupción del sistema, ni la pasividad de la población. Lo componían las fuerzas políticas no integradas en el sistema, que eran:
- Carlistas: Tras su derrota en 1876, se dividieron en dos grupos.
- Republicanos: Estaban muy desunidos.
- Asociaciones obreras: En la clandestinidad con la Restauración y escindido en dos corrientes: anarquista y socialista.
- Regionalismo y nacionalismos: Sus objetivos eran la creación de instituciones propias o autonomía administrativa, y en otros lograr la independencia. Destacaron:
- Catalanismo: En la Restauración nace el movimiento cultural, la Renaixença.
- Nacionalismo vasco: Reivindicó los fueros perdidos.
- Nacionalismo gallego: No pretendían alcanzar un Estado independiente, sino un modelo de descentralización (autonomía).
- Regionalismo andaluz: Comenzó con el cantonalismo de 1873.
- Regionalismo valenciano: Más un movimiento cultural que político.
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