18 Ago
La Ascensión de Franco
Muy distinta fue la evolución del bando nacional. La muerte de Sanjurjo en accidente de aviación el 20 de julio cuando se dirigía a Burgos, para encabezar la rebelión, revalorizó la figura de Franco. Otro de los generales que les podían hacer sombra era Mola, quien fallecería en junio de 1937.
La Junta Técnica creada por los rebeldes de Burgos funcionó como embrión del nuevo Gobierno hasta que en septiembre en una reunión de generales se acordó nombrar a Franco generalísimo y jefe de un nuevo Estado aún sin definir. En octubre de 1936 se hizo con la jefatura política y militar del nuevo Estado.
El Control del Poder: Falange y la Unificación
El hecho de que Falange no tuviese una dirección clara, ya que su dirigente, José Antonio Primo de Rivera, estaba preso en Alicante, donde fue juzgado y fusilado (noviembre de 1936), permitió a Franco ponerse al frente de este partido, también gracias al apoyo de Serrano Súñer, su cuñado.
La CEDA y su líder, Gil-Robles, si bien apoyó la sublevación, Franco no quiso que estuviese en España, al igual que el dirigente carlista, Fal Conde, que se mantuvieron retirados en Portugal. Tampoco permitió, a don Juan, hijo de Alfonso XIII, permanecer en sus filas.
En abril de 1937 se produjo el Decreto de unificación por el que se crea la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, que se convertía en el partido único, y cuyo objetivo era agrupar a todas las fuerzas políticas rebeldes a la República. No todos los falangistas estuvieron de acuerdo con este proceso, de ahí que Manuel Hedilla, que había sido jefe nacional de falange, fue condenado a muerte por Franco.
El Nuevo Estado y la Consolidación del Poder
Después de funcionar unos meses La Junta Técnica de Burgos, en enero de 1938 se constituyó el primer Gobierno del nuevo estado. Sería a partir de ese momento cuando el poder residiría en el cuartel general de Franco.
En julio de 1937 el episcopado español se dirigía a todo el mundo católico con una carta escrita por el cardenal Gomá, en la que explicaba la naturaleza religiosa de la guerra, vista como una cruzada.
Represión y Control Social
No hace falta decir que en los territorios donde triunfó la sublevación, se abolieron todas las medidas sociales aprobadas por la II República:
- Derogación de la reforma agraria
- Derogación de la legislación laboral
- Depuración de funcionarios
- Restablecimiento de los privilegios de la Iglesia
- Supresión de la reforma educativa, del sufragio, divorcio, matrimonio civil, etc.
En 1938 se creó el Ministerio de Educación Nacional, depurando maestros y censurando textos. También se favoreció la educación privada, haciéndose obligatoria en la enseñanza la religión católica.
La vida social pasó a estar bajo el control de una férrea censura, que prohibía toda expresión de pensamiento contrarios a la religión y los principios del nuevo Estado.
Consecuencias de la Guerra y la Dictadura
Represión Política y Social
La más trágica consecuencia de la guerra fue la implantación de una dictadura que se prolongaría hasta la muerte de Francisco Franco (1939-1975), casi cuarenta años en que nuestro país dejo de ser un sistema democrático, con la pérdida de libertades políticas y con la persecución de la disidencia.
La Ley de Responsabilidades Políticas (1939) envió a la cárcel y campos de concentración (batallones disciplinarios) a todos aquellos combatientes del bando republicano que no se exiliaron. Se calcula que en 1945 aún permanecían en las cárceles unos 100.000 españoles. Muchos de ellos fueron sometidos a trabajos forzados, cuyas condiciones de vida hizo que la mortalidad durante el encarcelamiento fuese alta.
Aislamiento y Exilio
Otra consecuencia fue el aislamiento cultural y científico de España. La mayor parte de los intelectuales apoyaron a la República, por lo que o bien fueron aniquilados o se exiliaron (90%).
Política Exterior
En cuanto a la política exterior, la España franquista mantuvo relaciones con la Italia de Mussolini y la Alemania nazi hasta 1942. Este aislacionismo empeoró después de la II Guerra Mundial, especialmente en 1946 cuando la ONU condenó al régimen con la retirada de embajadores. Se prolongó hasta que la Guerra Fría revalorizó el papel de España y le permitió acercarse a los países occidentales en su lucha contra la URSS.
Consecuencias Económicas
Las consecuencias económicas fueron terribles. Los años 40 fueron años de hambre. La guerra había destruido infraestructuras y parte del tejido industrial. La producción agrícola se redujo un 25%. La hacienda arruinada y sin reservas. La inflación multiplicaba por 10 los precios antes de la guerra. La economía no recuperó los niveles alcanzados en 1935 hasta bien entrados los años 50. Por otra parte, España no pudo beneficiarse de las ayudas norteamericanas para la reconstrucción, el plan Marshall de 1947, por ser España un país dictatorial que había apoyado al Eje.
Consecuencias Demográficas
Finalmente, las consecuencias demográficas fueron muy importantes. En primer lugar, las muertes como consecuencia de la guerra, que se han estimado en medio millón de personas, incluyendo combatientes y represaliados en retaguardia. Habría que añadir a los ejecutados después de la guerra, que se estiman en unas 50.000 personas. A estas cifras, había que sumar el exilio a Francia y países latinoamericanos que fueron al menos unas 300.000 personas.
En la posguerra se produjo un estancamiento, e incluso un retroceso de la población urbana debido al desmantelamiento de la economía industrial y de servicios, y a la necesidad de la vuelta al campo.
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