20 Nov

La Ciencia y la Opinión

La aspiración de Platón por un Estado justo e ideal, donde la muerte de Sócrates hubiera sido imposible, lo llevó a rechazar los sistemas políticos de su época (aristocracia, democracia y monarquía). Buscó fundamentos para la convivencia humana que no dependieran de las tradiciones ni de la opinión pública. Esto lo condujo a proponer una política científica, basada en principios universales, permanentes e inmutables, superiores a la opinión.

Platón fue el primer filósofo en distinguir entre ciencia (episteme), un conocimiento de verdades necesarias, y opinión (doxa), un conocimiento de objetos mutables y contingentes.

La Reminiscencia y el Mundo de las Ideas

Platón se preguntó si el ser humano podía alcanzar un conocimiento verdadero. Usó la geometría (matemáticas) como ejemplo de saber universal. Sin embargo, reconoció la tesis de Heráclito de que los sentidos solo muestran objetos contingentes. Por lo tanto, la ciencia no puede provenir de los sentidos.

Platón propuso la reminiscencia (anamnesis): ciertos conocimientos preexisten en el alma, que los contempló en una existencia previa y puede recordarlos mediante argumentos adecuados. Este proceso argumentativo se llama dialéctica, superior incluso al saber matemático, pues no se limita a realidades sensibles.

Platón creía que un conocimiento inmutable implica la existencia de entidades necesarias e inmutables: las Ideas. Aunque son seres subsistentes, nuestros sentidos no las perciben, pero la razón puede conocerlas mediante la dialéctica (idealismo platónico). Las Ideas se relacionan entre sí formando un mundo presidido por la Idea suprema del Bien. Además del mundo sensible, existe el mundo de las Ideas, el verdaderamente real, que debe regir nuestra acción (dualismo ontológico).

Gracias a la Idea de Justicia existen las acciones justas, y a la de Belleza, las cosas bellas. El universo físico tiene orden porque un principio creador (demiurgo) organizó la materia informe según el modelo de las Ideas.

Los Grados del Conocimiento

Platón distingue cuatro grados de conocimiento, correspondientes a cuatro niveles de realidad:

  1. Doxa: saber contingente de lo mutable, dividido en:
    1. Eikasia: saber de impresiones subjetivas.
    2. Pistis: saber de los objetos reales.
  2. Episteme: saber de realidades inmutables, dividido en:
    1. Dianoia: conocimiento racional-discursivo de realidades matemáticas.
    2. Dialéctica: saber racional supremo de las Ideas.

Platón ejemplifica esta gradación en el mito de la caverna.

El Alma y el Cuerpo

Esta teoría del conocimiento implica la división del ser humano en alma y cuerpo, dos realidades distintas pero inseparables (dualismo antropológico).

El Estado Ideal

Platón propone un modelo de Estado basado en el bien y la justicia, con una estructura social que refleja la naturaleza tripartita del alma:

  1. Parte concupiscible: actúa por deseos y pasiones.
  2. Parte irascible: actúa por emociones.
  3. Parte racional: aspira a contemplar las Ideas y buscar el bien.

El alma racional debe guiar a las otras dos. Esta distinción da lugar a tres clases sociales:

  1. Productores: dominados por el alma concupiscible.
  2. Soldados: dominados por el alma irascible.
  3. Filósofos: dominados por el alma racional, encargados de gobernar.

El modelo político de Platón promueve un gobierno de expertos, incompatible con la democracia, la aristocracia o la monarquía de su época. Se considera un ejemplo temprano de utopía política.

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