04 Feb

Introducción:

Después del gobierno autoritario de los Reyes Católicos, la dinastía de los Austrias mayores, representada por Carlos I de España y V de Alemania, seguido por su hijo Felipe II, asumió el poder. Carlos heredó los tronos de Castilla y Aragón de su madre, así como los territorios controlados por los Austrias de su padre, Felipe ‘El Hermoso’. Felipe II, a su vez, heredó la mayoría de los territorios de su padre, excepto Austria y el título de emperador, y expandió aún más su imperio, convirtiéndose en una figura de gran poder mundial.

Desarrollo:

1. Política interior de Carlos I: Al inicio de su reinado, enfrentó levantamientos como la Revuelta de las Comunidades y la Revuelta de las Germanías. Los comuneros se levantaron contra Carlos debido a su actitud y al nombramiento de extranjeros en el gobierno. Aunque los comuneros fueron derrotados en la Batalla de Villalar, la élite política castellana se vio afectada. La Revuelta de las Germanías, de naturaleza gremial, también fue sofocada por las tropas reales.

2. Política exterior de Carlos V: Carlos, como emperador, enfrentó conflictos en Francia, luchando por territorios italianos, y libró guerras contra los turcos para contener su avance en el Mediterráneo. La Dieta de Worms y el Concilio de Trento abordaron conflictos religiosos en Alemania, culminando en la Paz de Augsburgo que garantizaba la libertad religiosa.

3. Política interior de Felipe II: Felipe II estableció Madrid como la capital y continuó la política de unidad religiosa. Enfrentó la sublevación morisca y el conflicto con Antonio Pérez, lo que generó la Leyenda Negra debido a los tumultos y levantamientos.

4. Política exterior de Felipe II: Felipe II buscó mantener la unidad y defender el catolicismo. Enfrentó guerras en Francia, los Países Bajos, luchó contra los turcos en la batalla de Lepanto y tuvo problemas con Inglaterra, destacando la fallida ‘Armada Invencible’. La incorporación de Portugal fortaleció el Imperio hispánico, pero la pérdida de los Países Bajos marcó un fracaso.

Conclusión:

El proyecto de Carlos V de lograr una Europa unida bajo la fe católica terminó en fracaso debido a las continuas guerras. En el reinado de Felipe II, España se sumió en la pobreza debido a los conflictos. El fin de estos dos reinados marcó el inicio del declive de la monarquía española, consolidándose en los reinados posteriores de Felipe III y Felipe IV.

Reformismo Borbónico del Siglo XVIII: Un Cambio Transformador

Introducción: En los albores del siglo XVIII, la Guerra de Sucesión (1700-1714) marcó un enfrentamiento entre España y Francia, apoyando a Felipe de Anjou, y una coalición formada por Inglaterra, Holanda, Portugal, Austria y la Corona de Aragón, partidarios del Archiduque Carlos de Austria. Los Tratados de Utrecht (1713) no solo supusieron un cambio dinástico sino también un giro en el modelo político: desde el sistema polisinodial y la diversidad institucional hacia la centralización del absolutismo borbónico. Este periodo inauguró una etapa de equilibrio entre potencias europeas y fortaleció la alianza entre España y Francia mediante los Pactos de Familia. Las pérdidas territoriales llevaron a una reorientación hacia los asuntos internos. La Ilustración, encabezada por Carlos III, llegó más tarde a España debido a la falta de burguesía, el conservadurismo de la Iglesia y los intelectuales, y la ausencia de clases medias.

Desarrollo:

1. Cambios políticos y reformas institucionales: Los Decretos de Nueva Planta (1707-1716) introdujeron el modelo político-administrativo de Castilla en la Corona de Aragón, salvo en Navarra y el País Vasco, aliados de Felipe V en la guerra. Se pasó de un estado plurinacional a una unificación jurídica e institucional. Los Consejos fueron suprimidos, manteniendo el Consejo de Castilla como el único órgano de gobierno. Se establecieron provincias y, al frente de cada una, un intendente, directamente subordinado al rey, con funciones clave en el control del ejército, recaudación de impuestos y dinamización económica. A nivel municipal, se extendió la figura del corregidor y se crearon nuevas figuras como el procurador síndico personero y el diputado del común.

2. Reorganización en América y cambios en la Hacienda real: En América, los virreinatos sobrevivieron y se fortaleció la administración y el comercio, marcando un cambio significativo en la política de los Borbones. La Hacienda real experimentó transformaciones, implantando nuevos impuestos en la Corona de Aragón y, bajo Fernando VI, intentando una reforma en Castilla con el Catastro de Ensenada (1750-1753). Carlos III buscó alternativas para obtener ingresos extraordinarios, emitiendo deuda pública en 1780, donde los prestamistas recibían vales reales utilizables como medio de pago.

Relaciones Iglesia-Estado y La Ilustración: El Regalismo, que defendía la superioridad del poder real sobre la Iglesia, se manifestó a través del Patronato regio y la expulsión de los jesuitas en 1767. En cuanto a la Ilustración, se centró en mejorar y modernizar la producción y el comercio. Se abordaron problemas en la agricultura y se promovió la producción artesanal e industrial con medidas proteccionistas. La educación también fue un foco de atención, proponiendo un modelo diferenciado por grupos sociales.

Conclusión: El siglo XVIII fue un periodo de crecimiento demográfico y económico en España, marcando una fase de estabilidad. El cambio dinástico trajo consigo transformaciones significativas en la organización política e institucional, destacando el centralismo y la uniformidad. A pesar de los límites en la política reformista de Carlos III, que no abordó la sociedad estamental ni la desigualdad jurídica, ni la propiedad de la tierra, permitió la reflexión de intelectuales. Estas ideas ilustradas, aunque no conllevaron cambios sustanciales en ese momento, sentaron las bases para las grandes reformas del siglo XIX.

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