06 Sep

La Dialéctica como Motor de la Historia

En el texto encontramos la idea del desarrollo dialéctico de la historia (teoría influida en Marx por Hegel). Marx la entiende como dialéctica, siendo esta el instrumento o motor que dinamiza la realidad, como forma de entender el mundo. Así, Marx entenderá la historia como un continuo cambio, pero no de la ideología o de los pensamientos del hombre, sino como cambio de sus relaciones económicas, por lo que el motor que mueve la historia es el hombre en concreto. Pero este hombre se relaciona en sociedad para cumplir sus necesidades económicas, por lo cual lo que mueve la historia es el hombre concreto y social, al desarrollar y modificar sus relaciones de producción, algo que hace en relación con la naturaleza: Materialismo Histórico.

Infraestructura y Superestructura

De esta forma hemos establecido en la vida del hombre dos posiciones: por un lado, se encuentran las relaciones de producción y, por otro, las características ideológicas del hombre y la sociedad. Para concretar y explicar esto, Marx utiliza dos conceptos: Infraestructura y Superestructura.

La infraestructura es el fundamento sobre el cual se apoya el proceso de producción, es decir, las relaciones económicas del hombre. Esta condiciona a la superestructura, compuesta por las ideas (moral, filosofía, religión…) y las formas jurídicas y políticas (esto se produce antes en las relaciones de producción que en las ideas y en el pensamiento). Por lo tanto, observamos de nuevo el Materialismo Histórico: la historia se mueve según la economía.

Así, Marx establece a la superestructura (idea) como reflejo de la infraestructura, pero en la sociedad capitalista, además, oculta (enmascara) la verdadera situación productiva humana (que para él es lamentable y explotadora). Marx llega a esta conclusión tras observar la historia. En toda ella se ha desarrollado una lucha de contrarios, diferentes clases sociales con intereses antagónicos: la burguesía y el proletariado en su sociedad capitalista.

La Burguesía y el Proletariado

La burguesía apareció gracias a los cambios en las relaciones productivas, que proporcionaron una nueva clase social con mayor poder económico. La burguesía ha alcanzado su estatus social a través de la revolución, lo que demuestra que mediante la lucha se produce el cambio en la historia, una lucha que viene dada por un desarrollo económico.

Marx analiza cómo son las relaciones productivas, en el capitalismo, entre la burguesía y el proletariado, y su conclusión es que el hombre se encuentra alienado. Por tanto, será imprescindible explicar en qué consiste dicha alienación: es un proceso mediante el cual algo que es propio pasa a ser de otro (lo que Hegel aplica a la idea y Feuerbach a la religión).

La Alienación

El hombre se encuentra alienado en la religión, ya que el hombre deposita sus carencias en un ser superior, pone solución a los problemas que tiene él en concreto y la sociedad en general, en un ser y un mundo fuera de aquí, fuera del hombre, lo que refleja que aquí no es feliz. Además, Marx establece que esta religión tiene al pueblo adormecido, como él dice: «es el opio del pueblo».

Se encuentra alienado en filosofía, ya que el idealismo se apoya en la contemplación pasiva y teórica de la realidad, sin ser capaz de transformarla; está alienado en la política, ya que el Estado es instrumento de dominación de una clase sobre otra, debiendo ser imparcial. También lo está en la sociedad, ya que la lucha de clases se ha decantado en el capitalismo por la burguesía; esta tiene el poder frente a la otra.

Sin embargo, la alienación más importante, ya que se produce en la infraestructura, es la económica. En la que debe realizarse en su trabajo, debe completarse como hombre, pero esto no ocurre así. El hombre debe venderse, debe dar a otro su fuerza de trabajo para poder vivir, y al convertirse en producto de su trabajo, en capital de otro, aparece como algo ajeno a él. Así, el hombre no puede vivir sin generar el capital explotador, ni ese capital vivir sin la fuerza de trabajo del hombre. De esta forma, la burguesía se convierte en una clase explotadora. Esta posee los medios de producción y el trabajador, la fuerza de trabajo; ninguno puede sobrevivir sin el otro, por ello los burgueses pagan un «fetiche» (dinero) a los proletarios, pero el fetiche no constituye toda la producción del trabajo del proletario, la producción restante, la plusvalía, pasa a ser poseída por los burgueses, que la utilizan como nuevo elemento explotador, siendo, en consecuencia, el trabajo del proletario objeto de su propia explotación, algo inaceptable para Marx.

La Revolución y el Comunismo

Dicho esto, Marx busca el culpable de esta situación y lo encuentra en la política de libre circulación económica, más concretamente en la propiedad privada de los medios de producción.

Con todo lo establecido, debemos decir que Marx concibe la filosofía como unión de teoría y práctica. La sociedad ya está analizada y el problema está localizado, ahora hay que hacer que estos planteamientos teóricos sirvan en la práctica. Por tanto, para realizar un cambio en la sociedad, en la historia, debe producirse un cambio en los medios de producción, algo que se conseguirá con la revolución. Es decir, el proletariado debe realizar una revolución y, una vez en el poder, llevar a cabo una dictadura que termine con la propiedad privada y, por lo tanto, con la lucha de clases, y establecer posteriormente el comunismo, donde la propiedad sea común y no haya ninguna distinción entre clases sociales: el Sueño Comunista.

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