19 Oct

El Movimiento Obrero durante la Restauración

Organización de los Trabajadores

Durante la Restauración, se desarrollaron las organizaciones obreras socialistas. En 1872, Paul Lafargue viajó a Madrid, donde formó un grupo liderado por Pablo Iglesias. Este núcleo socialista fue el origen del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). La ley de Asociaciones de 1887 reconoció la libertad sindical, lo que permitió la creación de la Unión General de Trabajadores (UGT). El objetivo del PSOE era la transformación revolucionaria de la sociedad y la conquista del poder por la clase trabajadora.

El movimiento anarquista tuvo mayor éxito, con diversas corrientes y dos ámbitos geográficos principales: Cataluña y Andalucía. Tres tendencias convivieron en el anarquismo del siglo XIX:

  1. Corriente anarcosindicalista: Se centraba en la instrucción y la libertad de asociación, con tácticas organizativas de la lucha obrera.
  2. Corriente revolucionaria insurreccional: Priorizaba la violencia terrorista.
  3. Corriente anarco-comunista: Defendía la propiedad social de los medios de producción y el disfrute igualitario de los frutos del trabajo.

La difusión de las ideas anarquistas en España se produjo mediante la prensa y los libros. Previamente a las organizaciones socialistas y anarquistas, se formó la Federación de las Tres Clases de Vapor, que reunió a asociaciones del sector textil.

El bajo nivel de afiliación demuestra la limitada difusión de este periodo presindical.

Sindicalismo Católico

La tercera vía para orientar las demandas obreras fue el sindicalismo católico, basado en la doctrina de la Iglesia. Fue la respuesta a las doctrinas revolucionarias y ateas del socialismo y el anarquismo. El sindicalismo católico partía de la desigualdad social como un hecho incontestable que no se podía eliminar. Pretendía mitigar los efectos del paro, las huelgas y las duras condiciones de trabajo de los obreros. Los primeros sindicatos católicos los fundó el padre Vicent en Alcoy en 1872. Su finalidad no era solo religiosa, sino también educativa, económica y recreativa.

Partidos Antidinásticos (Republicanos)

En las primeras décadas del siglo XX, la oposición más importante era el republicanismo, que representaba la aspiración de los intelectuales a una democratización política. El impulso unificador llegó en 1903 con la formación de la Unión Republicana, representada por Alejandro Lerroux y Nicolás Salmerón. El nuevo partido logró un notable éxito electoral en las grandes ciudades, aunque existían diversas ideologías en su seno:

  1. Republicanismo moderado y reformista: Representado por Salmerón y Melquíades Álvarez, optó por la lucha electoral y parlamentaria.
  2. Republicanismo radical: Liderado por Alejandro Lerroux, se implantó en Cataluña. Su objetivo era instaurar la república mediante revueltas.

Las diferencias internas dividieron de nuevo al republicanismo. En 1908, el sector radical liderado por Lerroux formó el Partido Radical. El republicanismo moderado, con bases sociales más reducidas, democrático en lo político y conservador en lo social, fundó en 1912 el Partido Reformista, dirigido por Melquíades Álvarez.

El Movimiento Obrero en el Siglo XX

A comienzos del siglo XX, el movimiento obrero español mostraba aún su debilidad numérica. Además, estaba dividido en dos corrientes: la anarquista y la socialista.

Anarquismo: CNT

A comienzos del siglo XX, el anarquismo estaba establecido en las zonas industriales y urbanas de Cataluña, y también en el campesinado andaluz y extremeño. En las provincias vascas tuvo una presencia marginal. En su seno se encontraban dos tendencias enfrentadas: los partidarios de la estrategia terrorista y los sectores inclinados al sindicalismo. En esta época se extendió la influencia del sindicalismo revolucionario francés, que consideraba la huelga como el instrumento revolucionario más eficaz. Esto abrió una nueva etapa de reorganización con la formación del sindicato Solidaridad Obrera. Bajo el impulso de las sociedades obreras anarcosindicalistas catalanas, se fundó la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que reafirmó la acción directa como estrategia frente a la lucha política.

Socialismo: UGT y PSOE

A principios del siglo XX, el PSOE era una organización política reducida, mientras que la UGT, ligada al partido, tuvo un enorme crecimiento. Pablo Iglesias, su dirigente, tardó una década en aceptar colaborar con el republicanismo. Este cambio de estrategia se produjo tras la Semana Trágica con la formación de la Conjunción Republicano-Socialista, que puso fin al aislamiento del PSOE. Gracias a esta alianza, Pablo Iglesias fue elegido diputado y el socialismo se convirtió en una fuerza parlamentaria. La UGT también experimentó cambios: se incorporaron los obreros industriales y aumentó su implantación.

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