15 Nov

La Muerte de Dios y el Nihilismo

Una de las tesis centrales del pensamiento de Nietzsche es la muerte de Dios, que consideró una condición indispensable para poder eliminar el ser inmutable y la moral de los esclavos. Toda la metafísica occidental se había apoyado en la noción de Dios, al que había utilizado como garantía del ser inmutable y como coartada para justificar la existencia de verdades absolutas y universales. Sin embargo, para Nietzsche, la idea de Dios no es más que una palabra, un artificio del lenguaje inventado por los esclavos.

Nietzsche afirmó que lo más grave es que los hombres débiles han tomado a Dios como excusa para imponer a todos una moral de condiciones y prohibiciones; consideró que la tarea prioritaria era eliminar a Dios. Para el pensador alemán, Dios es la amenaza más grande que existe contra la vida, porque hace que los seres humanos crean en otras vidas y rehúyan esta.

Las negaciones de Dios hasta el momento han sido inútiles, porque en ellas la idea de un Ser superior ha sido sustituida por otros conceptos ilusorios, como la Razón en la Ilustración, el Estado en Hegel, la Humanidad en Feuerbach o la Ciencia en el positivismo.

El ateísmo nietzscheano careció de fundamento teórico, puesto que no elaboró ninguna prueba para demostrar la no existencia de Dios. Señaló que la creencia en Dios era la causa de que los seres humanos se hicieran débiles, rechazaran la vida y dejaran de ser independientes. Dios debía ser eliminado, por tanto, para que el ser humano pudiera ser auténtico legislador y creador de valores.

Nietzsche consideró que la cultura occidental había inventado a Dios para dar un sentido a la vida. Este había dejado de cumplir su función y se imponía el nihilismo. Tenía un aspecto negativo, puesto que la desaparición de Dios significaba la destrucción de ese otro mundo que se sustentaba en Él.

El nihilismo negativo dirigía al hombre moderno a la pasividad, a la aceptación pesimista de la ausencia de valores y a la falta de sentido de la existencia, tal como había quedado recogido en el pensamiento de Schopenhauer.

El nihilismo presentaba para Nietzsche otro aspecto positivo y activo, porque la eliminación de Dios y de todas las invenciones de la cultura occidental despejaba el camino hacia el futuro. Este futuro no era otra cosa que la afirmación de la voluntad de poder, del eterno retorno y del superhombre.

Nietzsche propuso una filosofía del futuro. Aunque Nietzsche intentó conferir un carácter positivo a su crítica y al nihilismo, lo cierto es que, sin Dios, el ser humano quedaba desarraigado, despojado de su dignidad y abandonado.

La Voluntad de Poder

La propuesta de Nietzsche sobre la voluntad de poder fue esbozada en sus obras. Tras la negación de Dios, Nietzsche buscó un principio que unificara y explicara todos los fenómenos de este mundo. Su conclusión fue que la voluntad de poder es ese principio unificador, inmanente al mundo, que nos permite describirlo e interpretarlo. La voluntad de poder, por lo tanto, no es para él una realidad que trasciende las cosas.

Identificó la voluntad de poder con el conjunto de fuerzas y energías que existen en el universo en constante devenir. La voluntad de poder es el instinto principal y superior en el ser humano, ya que a él ha de someterse la inteligencia. Distinguió entre la voluntad de existir, propuesta por Schopenhauer, y la voluntad de poder.

La voluntad de poder ha de ser creadora de valores, de la verdad y del bien; la voluntad de poder es afán de superación y, por ello, es el rasgo propio del superhombre. El ser humano no posee una voluntad libre, sino una voluntad fuerte o débil. El concepto de libertad ha de ser evitado porque ha sido el fundamento de la moral de los esclavos.

El Eterno Retorno

La idea del eterno retorno afirma, como así lo determina en varias obras, que esta vida se repetirá innumerable veces sin que se añada nada nuevo. Todas las cosas volverán a existir como eran, en el mismo lugar y el mismo tiempo. Esta idea ha sido tratada por la filosofía clásica. Empédocles planteó que las fases de la transición del Amor al Odio y viceversa se repiten en un tiempo indefinido. Si la vida es un conjunto de fuerzas infinitas que se despliegan en un tiempo infinito, la consecuencia solo puede ser que todo ha de volver a empezar eternamente.

La doctrina del eterno retorno sirvió a Nietzsche para explicar el anhelo de eternidad que el ser humano encuentra en su interior. Eliminada la fe en Dios, solo queda creer en el eterno retorno. Con ello parece querer decir que la vida es impulso instintivo que se reduce a placer y que manifiesta sus ansias de eternidad en el interior del ser humano. Por lo tanto, la tesis del eterno retorno expresa el firme deseo de Nietzsche de afirmar la vida terrenal y el devenir del instante, y niega las realidades eternas ajenas al mundo. El eterno retorno es la autoafirmación de este mundo y de esta vida. A pesar de los intentos de Nietzsche de demostrar la existencia del eterno retorno, esta idea se terminó convirtiendo casi en dogma religioso.

El Superhombre

El hombre occidental es un ser débil, que se asusta ante la vida, necesita otros mundos donde aprobarse y, para ello, condena este mundo como apariencia. Frente a este hombre racional y temeroso, Nietzsche propuso la figura del hombre intuitivo y terrenal. El hombre intuitivo está capacitado para criticar la decadencia de la civilización occidental y profetizar la venida de un nuevo hombre superior: es el hombre del futuro. Para el advenimiento del superhombre se han de suceder tres transformaciones del espíritu:

  1. Transformación en camello: El hombre muestra su fuerza. Se somete a los mandatos de la ley moral, es decir, Dios.
  2. Transformación en león: El hombre se rebela contra la carga y contra su amo. Es el nihilista que responde con un «no» a todo lo que le viene impuesto.
  3. Transformación en niño: Simboliza un empezar de nuevo, pues hace su voluntad y es creador de valores. Representa al superhombre, quien empieza todo de nuevo.

El ser humano superior viviría sin Dios y amaría este mundo con fuerzas. Con él quedaría restaurada la primitiva moral de los señores.

Influencias y Repercusión

La filosofía de Nietzsche fue consecuencia de las corrientes más importantes del pensamiento moderno, pero también recibió influencia de la filosofía griega antigua. Adoptó algunas doctrinas presocráticas, como la de Heráclito y la idea de retorno sostenida por Empédocles. Desechó las teorías socráticas y platónicas como opuestas a la vida. Vio con buenos ojos a los sofistas porque defendían la vida cambiante con su relativismo.

Se opuso a la exaltación de la razón iniciada por Descartes y seguida por Hegel. Por otro lado, se unió a la crítica a la religión y la moral burguesas realizada por Feuerbach.

Sintió admiración por Schopenhauer cuando afirmó la primacía de la voluntad sobre la razón. Sin embargo, se apartó de él porque desaprobó que la voluntad fuese una realidad global.

Otra influencia fue la del alemán Wagner y la de Kierkegaard. En el plano de la estética hay una corriente que acepta lo dionisiaco. También estuvo muy influenciado por la política por su teoría de la voluntad de poder. En relación con la psicología, anticipó la investigación del inconsciente realizada por Freud.

En el ámbito filosófico influyó en Bergson, Ortega y Gasset y, por oponerse a él, también destaca Max Scheler, y filósofos de la Escuela de Frankfurt como Adorno o Habermas.

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