04 Nov
El Pensamiento Revolucionario de finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX
2.1- Las Bases Ideológicas del Pensamiento Revolucionario
Autores e Ideas del Liberalismo (desde finales del siglo XVII)
Inglaterra: Las obras de John Locke, especialmente su Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil (1690), sentaron las bases de una nueva legitimidad del poder político. Locke argumentaba que la soberanía no deriva de la voluntad divina, sino de la existencia previa de los derechos naturales del hombre. A través de un pacto social, estos derechos son delegados a representantes para ejercer el gobierno.
Francia: Montesquieu y Jean-Jacques Rousseau fueron figuras clave.
- Montesquieu: En su obra El Espíritu de las Leyes, estableció el principio de la división de poderes como mecanismo para evitar el despotismo y limitar el poder.
- Rousseau: Acuñó el principio de la soberanía popular, a través del concepto de la «voluntad general».
Ideas Fundamentales del Liberalismo:
- Sustitución del concepto de súbdito por el de ciudadano, sujeto de derechos inalienables.
- Abolición de las libertades particulares de gremios y corporaciones en favor de un concepto universal de libertad, aplicable tanto en el ámbito político como en el económico (laissez-faire).
- Sustitución del origen divino de la soberanía, radicándola en la nación o en el pueblo.
Difusión del Liberalismo en el siglo XIX
El liberalismo se difundió a través de:
- Textos escritos, especialmente las constituciones.
- La creación de estados nacionales.
- La regulación de la participación ciudadana mediante partidos políticos y sistemas electorales.
- El desarrollo de estructuras administrativas centralizadas con una burocracia en expansión.
2.2- La Independencia de los Estados Unidos y el Nuevo Orden Político
Las colonias inglesas en Norteamérica prosperaron durante el siglo XVIII. Sin embargo, tras la Guerra de los Siete Años (1756-1763), las relaciones entre las metrópolis y sus colonias se tensaron. En el caso británico, el régimen económico y político de las colonias se volvió incompatible con la política metropolitana. Incidentes como el Motín del Té en Boston (1773) impulsaron la toma de conciencia en las asambleas políticas coloniales sobre la necesidad de la independencia. La guerra de independencia (1776-1783) culminó con el triunfo de las tropas americanas y el reconocimiento de los Estados Unidos de América.
Durante la guerra se gestó un nuevo orden político. Inicialmente, once de los trece estados aprobaron declaraciones inspiradas en los principios de la Declaración de Virginia. En 1787 se aprobó la Constitución, la primera plasmación práctica del liberalismo político contemporáneo. Sus principios fundamentales fueron la organización de un poder federal y el establecimiento de la división de poderes.
La Constitución estableció un poder federal (presidente) elegido por sufragio indirecto, reservando amplias competencias a los estados. El poder legislativo se organizó en dos cámaras: el Senado (representando a los estados) y la Cámara de Representantes (elegida popularmente según el peso demográfico de cada estado).
La Influencia de Napoleón en la Expansión de las Ideas Revolucionarias
Napoleón Bonaparte contribuyó a la expansión de las ideas revolucionarias. No solo sentó las bases del estado francés moderno (Código Civil, Concordato, sistema educativo, organización territorial), sino que influyó en la política europea. Su ocupación de territorios en Italia, Alemania y la Península Ibérica transformó las instituciones del Antiguo Régimen e impulsó medidas revolucionarias, como la abolición del feudalismo y la promulgación de constituciones.
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