03 Dic
– La experiencia psicológica del símbolo
12. Concepto inicial del símbolo
Símbolo: Hecho producido por el hombre con una intencionalidad comunicativa, implícita o explícita, que normalmente recurre a la expresión simbólica.
Descripción fenomenológica
Símbolo es toda realidad de orden cósmico o humano dotada de una armonía o desarmonía capaces de orientar la percepción del hombre hacia otras realidades que trascienden la materialidad física y que adentran en el orden de los valores espirituales y absolutos.
Orden cósmico: el firmamento cuajado de estrellas, el mar abierto, la playa…
Orden humano: el parto, el pan, la comida juntos…
Poder inicial del lenguaje
Cualquier símbolo puede hablar en varias direcciones coherentes entre sí.
La realidad es que una inmensa mayoría de personas pasan al lado del símbolo sin observar en él más que su simple materialidad.
Tres actitudes:
- La distracción: la falta de contemplación de la realidad simbólica.
- La tiranía: el acercamiento a la realidad simbólica.
- El espíritu técnico: la visión de la realidad simbólica con la intención exclusiva de desentrañar su naturaleza física.
El primero de todos es la sorpresa de su hallazgo mismo, la impresión de ser abordado providencialmente por una realidad distinta de sí, que puede tener mucho que ver con la propia trayectoria existencial.
El símbolo nos sitúa en el lenguaje de los conjuntos de las realidades abiertas e intuitivas o intuibles, sin necesidad de la reflexión ideológica, sin la fijación y el encadenamiento de las ideas.
El poder comunicativo y evocador del símbolo consiste en que este habla directamente al subconsciente, incluso al inconsciente más hondo del hombre, despertando o alumbrando un mundo interior en el que la persona se halla próxima a realidades totalmente otras. Por dos razones:
- Porque el elemento simbólico es una realidad sensible.
- Porque el espíritu está aguardando la aparición y la llegada de esa explosión de armonía.
13. La experiencia simbólica. Proceso de simbolización
Es necesario tener muy claros los dos factores que entran aquí en juego: por una parte, la realidad material del símbolo, independiente de la acogida que le dispense el hombre; por otra, la experiencia simbólica que sucede en el interior del hombre que llega a establecer verdadero contacto con ese elemento.
El arquetipo…
Es fundamental descubrir el concepto y la realidad del arquetipo de cada ser humano.
Cada persona ha forjado ya un tipo ideal de sí mismo, otro yo modélico conscientemente deseado en algún momento de la existencia a partir, sobre todo, de la propia experiencia de valores y de imágenes felices de lo humano.
Nosotros creemos firmemente que, a pesar de cualquier apariencia contraria, el arquetipo nunca muere.
La acción del…
La realidad simbólica, por su propia naturaleza armónica, sale al encuentro del hombre que la contempla, con un poder evocador de cualidades espirituales, destellando valores humanos o metafísicos.
Que el hombre reciba la realidad simbólica supone para él dejarse alcanzar por algunas o por todas esas cualidades inherentes al símbolo.
Este ser despierta al sentirse tocado, toma conciencia de unos valores o de unas realidades superiores; por ser propios y por ser valores, son apetecibles y comienzan de nuevo a ser descubiertos y deseados.
El deseo de los valores…
La consciencia de los valores trae consigo el deseo de alcanzarlos, experiencias de máxima importancia:
- El ansia de apropiarse tales valores de un modo eminente.
- La constatación de que esa posesión de los valores es tremendamente problemática.
- La intuición de que esos valores despertados por el símbolo se hallan en un orden trascendente para la persona.
14. Valor educativo y religioso del símbolo
Valor educativo…
A la vista de los análisis anteriores podemos aventurar ya la conclusión de que el símbolo tiene un valor providencial en la existencia humana: cuando es acogido, libera al hombre de su cerrazón de muerte y lo eleva sobre sí mismo.
Podríamos enunciar el siguiente principio arquimediano: toda persona inmersa en un símbolo experimenta un empuje ascensional que no corresponde, sino que supera, la realidad física desalojada de su exterioridad.
Valor religioso
El símbolo, al conducir por sí mismo a una experiencia íntima de los valores positivos, nos introduce directamente en la experiencia personal del misterio.
Este segundo proceso dentro de la simbología es el que asume explícitamente la experiencia religiosa.
Dios nos ofrece el símbolo al hombre y se identifica con ese símbolo, y el hombre entiende a su dios precisamente porque se permite vivir la simbolización natural de ese elemento.
Símbolos primordiales cósmicos y humanos
- El pueblo escogido será como las estrellas del…
- Jesucristo es luz, agua, pan, vino…
- El reino de Dios es una boda, una fiesta, un redil…
15. Pedagogía del símbolo
1. La acción espontánea…
El símbolo llega y actúa por sí mismo, sin necesidad de mediadores y de forma providencial, en nuestra vida cotidiana y en otros momentos y lugares especiales, siempre y cuando el hombre acierta a situarse sosegadamente ante él.
Primero consiste en permitir que el educando se vea rodeado de símbolos, sobre todo de los símbolos humanos fundamentales.
Segundo, se trata de ayudar al educando para que se detenga ante el símbolo.
Aproximar el símbolo significa no solo facilitar el encuentro material con realidades simbólicas, sino suscitar el clima de reposo y de atención interior que permitan a la persona prestar atención al símbolo e iniciar el proceso de contemplación y de diálogo con él.
2. Pedagogía y…
La propuesta de los…
El educador debe proponer el encuentro con determinados símbolos en un momento u otro para su experimentación.
Desarrollo de…
Señalaremos los siguientes pasos:
- Presentamos el símbolo:
- Directamente: encendemos el…
- Indirectamente: eso mismo, pero con imágenes…
- Contemplación del símbolo: la llama que se abre paso triunfante entre la…
- Sentimientos y pensamientos que nos…
- Sentir la propia limitación.
- Evocamos palabras acerca del símbolo…
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