02 Ago

Contexto histórico-social-político y cultural en el que surge esta Generación
España: «los felices años veinte» y «los sombríos años treinta». Décadas llenas de contrastes, capaces de marcar las vidas y las estéticas de artistas y escritores.
La Generación del 27 maduró en lo que se llama «período de entreguerras», en el paréntesis entre la I y II Guerra Mundial, desde 1918 a 1939. La Primera Guerra Mundial desencadenó entre los jóvenes europeos una conciencia de fin de época. Estos reaccionaron contra el mundo «de los mayores»: contras sus presupuestos racionalistas y sus valores pragmáticos, que habían conducido al desastre. En este contexto surgieron las vanguardias.
Se denominan VANGUARDIAS los movimientos artísticos que se desarrollaron a principios del Siglo XX con voluntad de rebeldía frente a la concepción del arte basada en la imitación de la realidad.


Sin embargo, la Generación del 27 no imitó la vocación iconoclasta de los algunos «ismos». De hecho, lo único que despreciaron fue la mala poesía.
Así se explica que en sus poemas se encuentre la sencillez lírica de la poesía popular y el atrevimiento y complejidad de los hallazgos vanguardistas. No hubo ruptura con el pasado, sino integración de sus elementos más valiosos con las exigencias de una poesía moderna.
De los poetas inmediatamente anteriores, el arte de Rubén Darío. Juan Ramón Jiménez supuso el modelo de total dedicación a la poesía y de ansia de perfección, dentro de un estilo -la poesía pura- que les atraía. En definitiva, los temas abordados por estos poetas son los grandes asuntos del ser humano pero también nuevos motivos temáticos relacionados con los avances técnicos, el desarrollo urbano, la eclosión artística.


PRIMERA ETAPA. Etapa de juventud, en la que el grupo se formó como tal , esta etapa coincidíó con el esplendor de las vanguardias. Hermetismo y dificultad son las consecuencias de este concepto de poesía que, sin embargo, en sus realizaciones concretas, no pierde del todo un fondo humano. Por otra parte, en esta poesía pura se puede incluir también la asimilación culta de la lírica popular.

SEGUNDA ETAPA. Surrealismo Y REHUMANIZACIÓN.
Larrea, el pintor Dalí y el cineasta Buñuel.
Surrealismo presentan diferencias acusadas con las de su original francés: no hubo un grupo organizado y la escritura automática se practicó muy poco.
El mundo onírico e inconsciente y las pulsiones de los deseos escondidos se traducen en un lenguaje sorprendente.
TERCERA ETAPA.
En 1939, la generación del 27 se desintegró como grupo de forma dramática. Uno de sus
miembros (Lorca) fue asesinado, otros debieron exiliarse, y algunos permanecieron en España.
En la obra de estos poetas, continuó el tema del compromiso, aunque siguieron caminos
diversos. 


Pedro Salinas, conocido como “poeta del amor” con obras como Razón de amor, La voz a ti
debida y Largo lamento, entre otras.

Gerardo Diego


La poesía de este escritor se caracteriza por la variedad temática y formal (desde
las formas tradicionales hasta la experimentación vanguardista). Imagen y Manual de espumas
su obra más representativa.

Jorge Guillén


Su estilo poético es el más cercano a la poesía pura. La métrica empleada por
Guillén es de versos cortos y de estrofas condensadas, como la décima. Su obra tiene un título
global Aire nuestro y está compuesta de cinco libros: Cántico, Clamor, Homenaje, Y otros
poemas y Final.

Federico García Lorca


La producción de Lorca se caracteriza por la búsqueda de una estética
propia. Su obra Libro de poemas está influido por el Modernismo y el Romanticismo. Los
siguientes libros Canciones, Romancero gitano, Poema del cante jondo manifiestan la
convivencia de elementos tradicionales, cultos y populares, con otros vanguardistas. En Poeta
en Nueva York prevalece la estética vanguardista. En sus últimas obras predomina el tono lírico
y los temas del amor y la muerte: Llanto por Ignacio Sánchez Mejía, Seis poemas galegos, Diván
del Tamarit y Sonetos del amor oscuro no publicados hasta 1984 estos dos últimos.

Rafael Alberti


Las orientaciones poéticas de Alberti van desde una poesía neopopulista con
libros como Marinero en tierra, La amante, El alba del alhelí hasta una preocupación social que
se observa en el exilio junto a la evocación y el recuerdo, lo vemos en su obra Entre el clavel y
la espada; pasando por otras obras como Cal y canto donde se deja sentir la influencia de
Góngora o la impronta vanguardista que se aprecia en Yo era un tonto y lo que he visto me ha
hecho dos tontos.


Luis Cernuda


Su obra Los placeres prohibidos pertenece a una fase surrealista de su poesía;
mientras que en su fase de consolidación, donde se aúnan distintas influencias, sobre todo, de
los ROMánticos alemanes y de Bécquer, y les da su propia impronta, tenemos Donde habite el
olvido y La realidad y el deseo.

Vicente Aleixandre


Espadas como labios y La destrucción o el amor pertenecen a su primera
etapa donde muestra una clara influencia del Surrealismo. Con Sombras del paraíso, poesía de
postguerra, el estilo se hace más claro y la preocupación social hace su aparición. En los libros
finales, Aleixandre reflexiona sobre el sentido de la vida y el destino de los hombres: Poemas de
la consumación y Diálogos del conocimiento.

Dámaso Alonso


Realizó estudios de Filología, sus ejemplares estudios sobre Góngora
impulsaron el interés de sus compañeros de generación por el poeta Barroco. Su obra poética
se inició con Poemas puros, poemillas de la ciudad bajo influencias modernistas y 
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juanramonianas. Las mismas influencias se detectan en El viento y el verso. Volvíó a publicar
poesía después de la guerra, en 1944 publicó Hijos de la ira. El título se refiere a los poemas que
componen la obra, sentidos como fruto de la antigua y de la rabia ante la injusticia, el dolor y el
horror de la vida. 


Miguel Hernández (1910-1942) es un poeta al que se ha clasificado como epígono del 27 o como perteneciente a la Generación del 36. Sea como sea, su evolución es significativa de los rumbos de la poesía en los años que preceden y siguen a la Guerra Civil. Sorprende en Miguel Hernández su biografía. Pastor de cabras y sin estudios en su infancia, su voluntad y su deseo de aprender le llevan a formarse de manera autodidacta. En 1934 se traslada a Madrid: la amistad con algunos poetas del 27 y, sobre todo, con Pablo Neruda, determinan su evolución ideológica y poética. Firme defensor de la República, combatíó como soldado y fue hecho prisionero. Murió en la cárcel de Alicante en 1942. La obra poética de Miguel Hernández nacíó en pleno proceso de transición entre la innovación vanguardista y la rehumanización vivida por algunos poetas del 27, a los que le unieron vínculos estéticos y personales. Los versos de este poeta giran en torno a tres núcleos temáticos: – El amor. El erotismo es, al principio, un deseo insatisfecho que produce sufrimiento; más tarde, aparecerá como la plenitud amorosa que colma de dicha. El amor a la mujer y al hijo se convierten en motivos habituales. – El dolor y la muerte. Las vivencias personales y la realidad social provocan sufrimiento, cuya máxima expresión es la muerte. La guerra agudiza el dolor, con el hambre, la cárcel o la ausencia de los seres queridos. – La vida y la esperanza. En contraste con el eje anterior, la poesía hernadiana refleja un profundo vitalismo, unido generalmente al amor y a la solidaridad. Aun cuando el compromiso social obliga a atacar duramente a los culpables del sufrimiento, surge la esperanza en un futuro mejor


En los primeros años de posguerra (años 40 y principios de los 50), nos encontramos a poetas más o menos coetáneos de Miguel Hernández. Se les suele agrupar bajo la denominación de generación del 36, aunque también se ha hablado de una “generación escindida”, ya que parte de ellos continuaron su obra en el exilio. Los que permanecieron en España siguieron distintos caminos que Dámaso Alonso redujo a dos: poesía arraigada y poesía desarraigada. Sin embargo, también hubo otras tendencias que mencionaremos más adelante.

La poesía arraigada está representada por los poetas agrupados en torno a la revista Garcilaso (fundada en 1943) que vuelven su mirada hacia las formas clásicas renacentistas que encierran una visión del mundo ordenada y serena. Junto a los temas tradicionales (el amor, el paisaje…) predomina un firme sentimiento religioso. Asociados al nombre de esta revista aparecen los poetas Luis Rosales, Leopoldo Panero, José García Nieto, entre otros muchos.

Por otra parte, la poesía desarraigada reúne a una serie de poetas que asumen las ideas estéticas difundidas por la revista Espadaña (fundada en 1944). Se trata de una poesía desgarrada, reveladora de una situación existencial agónica y angustiosa; se relaciona, en cierto sentido, con la desazón existencial de la novela de los años 40, incluso roza el “tremendismo”. El tema religioso adopta el tono de la desesperanza o se manifiesta en imprecaciones a Dios sobre el misterio del dolor humano Entre los nombres más destacados están: Carlos Bousoño, Blas de Otero y Gabriel Celaya. Dámaso Alonso es un poeta del 27 que con su libro Hijos de la ira se aproxima a los poetas de Espadaña.

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