24 Oct

El Racionalismo de Descartes

La Duda Metódica y la Existencia del Yo Pensante

Hay tres sustancias: yo pensante, Dios y el mundo, es decir, todo lo real. La sustancia es una realidad que existe de tal manera que no necesita de ninguna otra realidad para existir.

La duda nos ha llevado a la existencia de un yo pensante, sustancia que piensa, res cogitans, alma. Solo podemos tener certeza de una cosa: de nuestra existencia como cosas pensantes. En el mundo de Descartes, de momento, estamos solos.

Puedo dudar de la existencia de mi cuerpo y del mundo, pero no puedo dudar de la existencia de mi subjetividad. Es el conjunto de pensamientos, ideas, representaciones, que fluyen en mi yo. Como seres pensantes tenemos ideas.

La Reconstrucción del Mundo a través de las Ideas

Descartes se ve obligado en estos momentos a “reconstruir” lo que antes había “de-construido” con la duda: se trata de recuperar el mundo.

Debe encontrar la manera de conocer si las ideas sobre el mundo no son sueños ni ilusiones, sino cosas objetivas y cómo son esas cosas. El yo piensa diferentes ideas:

  • Las adventicias
  • Las facticias
  • Las innatas

Ideas Adventicias

Las ideas adventicias son todas aquellas que proceden de la experiencia sensible, de fuera de la mente humana. Estas ideas fácilmente pueden resultar erróneas, ya que muchas veces tenemos ideas diferentes sobre un mismo objeto externo.

Ideas Facticias

Las ideas “facticias” son aquellas que proceden del propio sujeto. Son invenciones o construcciones nuestras.

Ideas Innatas

Las ideas innatas son aquellas que no proceden de la experiencia o percepción y que tampoco son una invención del sujeto. Son innatas, dado que están siempre en la mente humana desde nuestro nacimiento. Entre ellas está la de causa, sustancia, número y la más importante, la idea de “infinito”, idea a la que identifica con Dios.

La Existencia de Dios

Descartes considera que el yo pensante no es perfecto, y que la misma duda metódica se ha establecido para corregir sus errores. La idea de perfección innata en nosotros es la idea de un ser perfecto, es la idea de Dios. Esta idea, que es perfecta, no puede provenir de nosotros que somos imperfectos y, por ello, debe haber sido una realidad divina la que ha hecho surgir esta idea en nuestra mente.

Según Descartes, la característica fundamental de Dios es “infinitud”, mientras que el resto de las cosas son “finitas”. Para demostrar la existencia de Dios, Descartes da dos argumentos:

  1. La prueba ontológica (similar al de San Anselmo). Es verdad aquello que percibimos clara y distintamente. En cambio, en la noción de Dios, sí va incluida su existencia. Porque en la noción de Dios va incluida la idea de un ser necesario e infinito. La no existencia de Dios es una limitación o finitud, Descartes deduce que Dios debe existir.
  2. La prueba gnoseológica (tomada de Agustín de Hipona). Tengo la idea de Dios, es decir, la idea de un ser infinitamente perfecto. La idea de Dios no es una idea adventicia, pues nada hay en la experiencia infinitamente perfecto. Y tampoco puede ser una idea facticia, ya que yo no puedo ser la causa de algo infinito. Dios es un ser infinito y con una razón también perfecta. Dios es absolutamente perfecto, bueno y, por tanto, “veraz”. Dios se convierte en garantía del conocimiento.

La Existencia del Mundo

Consecuentemente a las ideas de las cosas materiales (ideas adventicias), les ha de corresponder unas realidades corpóreas. Dicho de otro modo: los objetos a los que dichas ideas se refieren, han de existir. En sentido estricto, solo Dios sería “sustancia”; en sentido amplio, las “sustancias pensantes” y las “sustancias extensas”.

Mi yo tiene plena consciencia de la idea que tiene del yo pensante y la idea que tiene del cuerpo extenso (ocupa una porción del espacio físico). Tiene una idea clara y distinta del yo pensante y no extenso, y del cuerpo extenso y no pensante. Del yo pensante YA NO PUEDO DUDAR, pero del cuerpo extenso sí. Pero si tengo una idea clara y distinta de mi cuerpo extenso y existe un Dios perfecto, infinito y veraz, este Dios que me ha creado racional, no puede permitir que me engañe cuando uso mi razón (de modo adecuado). La bondad de Dios garantiza la tendencia humana a creer en la existencia de las cosas extensas.

Según Descartes, la única cualidad objetiva de las cosas es la “extensión”, la materia, el resto de cualidades “color”, “olor”… son subjetivas. Por esta razón, la naturaleza de los cuerpos es la extensión.

Dios es garantía de conocimiento de nuestras verdades claras y distintas. Lo que captan nuestros sentidos no tiene por qué ser real, podría sufrir alucinación. Pero cuando explicamos el funcionamiento del mundo físico a través de las matemáticas, tenemos la garantía de que nuestra concepción se ajusta a los hechos.

La Glándula Pineal

La glandulita es el modo en el que Descartes se refería a la glándula pineal.

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