23 Feb

El Reinado de Alfonso XII y la Consolidación de la Restauración (1875-1885)

El reinado de Alfonso XII (1875-1885) se inició con un «gobierno largo» del Partido Conservador. En 1881, Sagasta asumió la presidencia por primera vez, dando comienzo a la práctica del turno de partidos.

Dominio del Partido Conservador (1876-1881)

La etapa canovista, de 1876 a 1881, buscó consolidar la monarquía restaurada y establecer un sistema político centralizado y autoritario. Se restringieron libertades y se censuró la prensa para silenciar protestas. La ley de junio de 1880 reguló la libertad de reunión, dividiendo los partidos en legales e ilegales (derogada en 1881 por Sagasta). La ley electoral de 1878 limitó el censo a 850,000 hombres mayores de 25 años y contribuyentes.

Durante este periodo, se resolvieron conflictos pendientes del Sexenio Democrático:

  • Conflicto Carlista: Derrota de Carlos VII y abolición de los fueros vascos. El carlismo entró en declive, siendo precursor del nacionalismo vasco.
  • Guerra de Cuba: Finalizó con la Paz de Zanjón (1878). Aunque hubo mejoras, Cuba mantuvo su estatus colonial, resurgiendo el problema en 1879 y 1895.

Consolidación del Sistema y Turno de Partidos (1881-1885)

La necesidad de cambio llevó a Alfonso XII a optar por la alternancia. El Partido Liberal de Sagasta llegó al gobierno en febrero de 1881, implementando derechos y libertades aprobados durante el Sexenio y postergados por los conservadores.

Las políticas liberales incluyeron medidas librecambistas (con oposición de productores de cereales e industriales catalanes y vascos), reorganización del ejército, ampliación de la base electoral, mejoras en las finanzas municipales y provinciales, y libertad de prensa.

El gobierno de Sagasta terminó en 1883 tras una fallida sublevación militar republicana. Alfonso XII murió el 25 de noviembre de 1885, dando paso a la regencia de María Cristina.

El fallecimiento del rey amenazó el sistema. Para evitar el regreso de Isabel II, se acordó el Pacto de El Pardo, donde Cánovas cedió el gobierno a los liberales, consolidando la estabilidad política y la regencia.

El «Gobierno Largo» Liberal y la Crisis de Fin de Siglo (1885-1898)

El «Gobierno Largo» de Sagasta (1885-1890)

El «gobierno largo» de Sagasta fue el más extenso de la Restauración, implementando reformas legislativas liberales:

  • Ley de Asociaciones (1887): Reguló el derecho de asociación, legalizó sindicatos y reguló la presencia de órdenes religiosas.
  • Ley del Jurado (1888): Favoreció la libertad de prensa al eliminar la censura previa.
  • Ley de Sufragio Universal (1890): Permitió integrar a los republicanos de Castelar, aunque persistió el fraude electoral.
  • Código Civil (1889) y Ley de Procedimiento Administrativo (1888-1889): Mejoraron el funcionamiento del Estado liberal.
  • Reforma del Ejército: Intentó modernizar las fuerzas armadas, pero fue retirada. Algunas reformas, como el servicio militar obligatorio, se aplicaron años después.

La Crisis de Fin de Siglo (1890-1898)

En julio de 1890, Sagasta dejó el gobierno por divisiones internas. El sistema se consolidó, respetándose las reformas liberales. Francisco Silvela (Partido Conservador) intentó regenerar la vida política y combatir la corrupción, pero fracasó. Esto solo se logró tras el asesinato de Cánovas y el desastre de 1898.

En 1892, José Martí creó el Partido Revolucionario Cubano, y José Rizal, la Liga Filipina (1893), oponiéndose a la presencia española. La sublevación cubana de 1895 inició una guerra que culminó con la independencia de la isla en 1898. Tras el asesinato de Cánovas (1897), Sagasta intentó una política más moderada en Cuba, pero la intervención estadounidense lo hizo imposible.

El debate proteccionismo-librecambismo enfrentó a productores de cereales e industriales catalanes y vascos con los defensores del libre comercio. La ley de 1882 y el arancel de 1891 protegieron el mercado antillano, favoreciendo a la industria textil catalana, vinculada al naciente nacionalismo.

La situación colonial, la cuestión social y el auge de los regionalismos, convertidos en nacionalismos, desencadenaron la crisis de 1898.

Los Nacionalismos Periféricos y la Oposición al Sistema

El Nacionalismo Catalán

El nacionalismo catalán surgió con un doble sentimiento colectivo: español y catalán. La Renaixença, movimiento literario y cultural, reivindicó la cultura y lengua catalanas.

El fracaso de la República postergó la eclosión nacionalista. Con la Restauración, el nacionalismo catalán reaccionó a la concepción uniforme y esencialista de nación española de Cánovas, presentando dos modelos alternativos:

  • Republicanismo Federal Catalán: Reclamaba la soberanía para Cataluña (Valentí Almirall). Predominó tras la creación del Diari Català (1879) y el I Congreso Catalanista (1880).
  • Conservador y Corporativo: Defendía una Cataluña singular dentro de una España plural (Unión Catalanista, 1891).

El sector conservador se impuso a finales de siglo. Las Bases de Manresa (1892) le dieron un carácter tradicionalista y burgués (Prat de la Riba). En 1901 se creó la Lliga Regionalista, primer gran partido del nacionalismo catalán.

El Nacionalismo Vasco

El nacionalismo vasco surgió tras las guerras carlistas (abolición de los fueros) y la industrialización (transformación de la sociedad vasca tradicional).

La cuestión foral fue un eje de confrontación. La literatura fuerista, de raíz romántica, idealizaba el mundo rural y se basaba en mitos y leyendas, siendo la base del primer nacionalismo vasco.

Tras la derrota carlista (1876), los fueristas se dividieron: unos defendían la unión vasco-navarra para reivindicar los fueros, otros evolucionaron hacia el autonomismo. La burguesía industrial apoyó el sistema canovista. La clase obrera se distanció del nacionalismo, vinculándolo a sectores reaccionarios.

Sabino Arana, principal líder e ideólogo, fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV) en 1895. De ideología clerical y tradicionalista, reivindicó la raza, lengua y costumbres vascas. Moderó sus ideas al ser elegido diputado provincial por Bilbao (1898), acercándose al catalanismo burgués de la Lliga.

Otros Nacionalismos Periféricos

El regionalismo gallego tuvo poca implantación hasta la creación de la Asociación Regionalista Gallega de Santiago (1890). En Valencia, Lo Rat Penat (1878) recuperó la lengua propia (Constantí Llombart, Teodor Llorente). En Andalucía, la Asamblea Federal de Antequera (1883) redactó un proyecto de constitución federal sin mayores efectos.

La Oposición al Régimen de la Restauración

El Carlismo

Tras la derrota militar de 1876, el carlismo se enfocó en la política. Cándido Nocedal fue nombrado representante de don Carlos, pero su acercamiento al catolicismo intransigente generó conflictos. Tras la muerte de Alfonso XII, el carlismo se dividió en el Partido Integrista y el sector carlista, que se reestructuró en juntas tradicionalistas. En 1896, había 2,453 juntas y 307 círculos tradicionalistas, y 33 periódicos afines. El Partido Integrista se difuminó, y el carlismo experimentó una creciente división interna.

La Oposición Republicana

El republicanismo se diversificó tras la Primera República: Partido Posibilista, el grupo de Ruiz Zorrilla y Salmerón, y el Partido Federal. El Partido Posibilista se integró en el sistema tras el sufragio universal masculino. El grupo de Ruiz Zorrilla y Salmerón optó por el retraimiento electoral. El Partido Federal (Pi i Margall) representó las aspiraciones populares del Sexenio y mantuvo su unidad hasta 1931. El republicanismo tuvo un fuerte papel social, compitiendo con el anarquismo y el socialismo.

Movimiento Obrero

En 1879, Pablo Iglesias fundó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), legalizado en 1881. En 1883, el PSOE combinó el marxismo con medidas realistas. En 1886 apareció El Socialista. En 1888 se fundó la Unión General de Trabajadores (UGT) en Barcelona. En 1890 se celebró el Primero de Mayo y se fundó la primera Casa del Pueblo. El anarquismo, introducido por Giuseppe Fanelli durante el Sexenio, se centró en la captación de seguidores y la acción terrorista. La Mano Negra sembró el terror en la década de 1880, principalmente en Andalucía y Barcelona.

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