16 Oct

EL REINADO DE FERNANDO VII (1814-1833)

El reinado de Fernando VII es un período histórico entre 1814 y 1833 que se caracterizó por el retorno al absolutismo tras la experiencia liberal de la Guerra de la Independencia (1808-1814) y estuvo marcado por el enfrentamiento entre liberales y absolutistas. Con la invasión de las tropas napoleónicas, se produjo el Motín de Aranjuez en 1808, por el que Godoy dimitió y Carlos IV abdicó en su hijo Fernando VII. Poco después, Napoleón se reunió con Fernando VII y Carlos IV, y se firmaron las Abdicaciones de Bayona, con las que Napoleón obtuvo el trono español y lo cedió a su hermano José I. La Guerra de la Independencia terminó con la victoria española, y Napoleón firmó el Tratado de Valençay en 1813, por el que devolvió la corona a Fernando VII.

El reinado de Fernando VII se divide en tres etapas:

3.1. El Sexenio Absolutista (1814-1820)

En esta primera etapa, Fernando VII implantó de nuevo el absolutismo. Los españoles se dividieron en liberales, que apoyaban la Constitución de 1812, y absolutistas. Estos últimos firmaron en 1814 el Manifiesto de los Persas, al que se acogió Fernando VII para reinar. Este sexenio se caracterizó por la represión contra los liberales y su expulsión del país, así como por una serie de problemas como:

  • El hambre y la peste de posguerra.
  • La crisis económica por la gran deuda.
  • Los problemas fiscales.
  • Una crisis comercial debida a la independencia colonial.
  • La escasa industrialización.
  • Los numerosos pronunciamientos militares, la mayoría sin éxito.

3.2. El Trienio Liberal (1820-1823)

La segunda etapa comenzó cuando uno de los pronunciamientos militares, el del coronel Riego, triunfó. Su objetivo, al ser liberal, era instaurar la Constitución de 1812 y las reformas de Cádiz. Fernando VII aceptó la Constitución para no perder el trono, pero pidió ayuda a la Santa Alianza para detener el movimiento liberal. Sin embargo, el gobierno de Riego aplicó una serie de reformas como:

  • La reducción del diezmo y del poder de la Iglesia.
  • La aprobación del Código Penal y el Código Civil.

Además, los liberales se dividieron en moderados y progresistas. En 1823, se produjo la invasión de la Santa Alianza, que envió a los Cien Mil Hijos de San Luis y restituyó el poder absoluto a Fernando VII.

3.3. La Década Ominosa (1823-1833)

La etapa final del reinado se caracterizó por la aprobación del decreto absolutista, que supuso la represión de los liberales y la anulación de la Constitución y las reformas de Cádiz. Fernando VII volvió a tener el poder absoluto, y se produjo una situación de crisis económica causada por las guerras, la deuda y la independencia de las colonias. También se produjo una crisis sucesoria, porque Fernando VII derogó la Ley Sálica, que no permitía reinar a las mujeres, y aprobó la Pragmática Sanción, una ley sucesoria que permitía reinar a las mujeres si no tenían hermanos varones, ya que solo tenía hijas y así Isabel II podría convertirse en reina. Los liberales apoyaron el reinado de Isabel II, pero los absolutistas querían a Carlos María Isidro, el hermano de Fernando VII, como rey.

A la muerte de Fernando VII, Isabel II se convirtió en reina, aunque con tres años fue necesaria la regencia de María Cristina, su madre (1833-1840), y los absolutistas iniciaron las Guerras Carlistas. El reinado de Isabel II inició la construcción del Estado liberal y significó el final definitivo del absolutismo, con Fernando VII como su último representante.

BREVE 2. LA EMANCIPACIÓN DE LAS COLONIAS ESPAÑOLAS DE AMÉRICA

¿Cuándo tuvo lugar?

La emancipación de las colonias americanas tuvo lugar entre 1808 y 1824.

¿Cuáles fueron las causas?

  • El monopolio comercial español.
  • Los ejemplos de la Revolución Americana (1776) y la Revolución Francesa (1789).
  • La lucha por las ideas liberales ilustradas.
  • Los intereses comerciales ingleses.
  • El deseo de poder de los criollos, descendientes de españoles y nacidos en América.

¿Cuáles fueron las consecuencias?

  • La caída del comercio.
  • El aumento de la deuda estatal.
  • La pérdida de valor de la moneda por la falta de llegada de metales preciosos.
  • En el ámbito político, España pasó a ser una potencia de segundo orden.

EL ESTADO LIBERAL DE ISABEL II (1833-1868)

El reinado de Isabel II es el período histórico situado entre 1833 y 1868 en el que se produce la construcción del Estado liberal y que supone el final definitivo del absolutismo, siendo su padre Fernando VII el último representante. Se trata de una etapa de graves problemas y deficiencias, siendo la principal característica la inestabilidad, debido a los pronunciamientos, los cambios de gobierno y los conflictos civiles que se dan de forma reiterada. El poder pasó hacia los militares, convirtiéndolos en políticos militares, entre los que destacamos a Espartero, Narváez y O’Donnell. Además, se vivió un enfrentamiento ideológico constante entre los tradicionalistas, con una gran base agraria y que se identificaban como absolutistas, por tanto, a favor de la causa carlista, y los liberales, divididos entre moderados y progresistas, y de base urbana.

El reinado de Isabel II se divide en cinco etapas:

  • Las regencias de su madre, María Cristina (1833-1840), con apoyo de los moderados.
  • La regencia del general Espartero (1840-1843), con los progresistas.
  • La Década Moderada (1844-1854).
  • El Bienio Progresista (1854-1856).
  • La etapa final moderada (1856-1868).

Así, se pueden observar las luchas entre moderados y progresistas por el poder, que también queda patente en los cambios constitucionales: Estatuto Real de 1834, Constitución progresista de 1837, Constitución moderada de 1845, la non nata de 1856 y la restauración de la de 1845.

4.1. Los partidos políticos

Los liberales se habían dividido en moderados y progresistas, todos ellos constituidos por una burguesía de clase media y alta. Ambos partidos tuvieron una serie de bases comunes, como fueron:

  • La aceptación de la Constitución.
  • La aceptación de los órganos representativos, es decir, las Cortes.
  • La aceptación del sufragio censitario.
  • La defensa de las libertades individuales.

En cuanto a sus diferencias:

4.1.1. Moderados

  • Asimilaron tanto el tradicionalismo como el liberalismo.
  • Defensores de los intereses económicos y del Estado centralizado.
  • Partidarios del sufragio censitario restringido (0,2% de la población).

4.1.2. Progresistas

  • Defendían la soberanía nacional, depositada en las Cortes.
  • Eran reformistas y partidarios del librecambismo (libertad de comercio).
  • Querían la supresión de las quintas, dando lugar a un ejército profesional.
  • Establecieron un sufragio censitario amplio (2% de la población).

4.2. Los Carlistas

El carlismo había surgido con la muerte de Fernando VII, padre de Isabel II, lo que provocó la sublevación contra la regente María Cristina. Los carlistas aspiraban al reinado de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, y defendían los valores tradicionales como la monarquía, Dios, la patria y los fueros. Su base social estaba formada por la nobleza, el clero y el campesinado, principalmente influenciada por estos últimos.

El bando carlista, dirigido por Cabrera, en el Maestrazgo, no se rindió y continuó la guerra hasta ser vencido en 1840. Entre las consecuencias de la guerra, destacamos la muerte, la destrucción y la miseria, pero al final de ésta se implantó definitivamente el liberalismo. Militares como Espartero, Narváez y O’Donnell ganaron protagonismo en la política y se llevaron a cabo numerosos golpes de Estado. Para afrontar la compra de armas para la guerra se aprobó la Desamortización de Mendizábal, que afectaba básicamente a tierras eclesiásticas.

La Primera Guerra Carlista se inició con el fracaso del ataque del pretendiente en Madrid y con el asedio de Bilbao, donde murió el general Zumalacárregui, líder del ejército carlista en el norte. Esto provocó la división de los carlistas: en el norte, Maroto firmó el Convenio de Vergara con el liberal Espartero en 1839. Así, los carlistas mantenían los fueros del País Vasco y Navarra, además de la posibilidad de que los oficiales carlistas ingresaran en el ejército real.

La inestabilidad, la grave crisis económica y los escándalos de la vida privada de la reina provocaron el descrédito de la Corona. Todo esto dio lugar a que en 1866 se firmara el Pacto de Ostende entre los progresistas, los demócratas y la Unión Liberal, por el que querían destronar a Isabel II y establecer una democracia, el sufragio universal y decidir entre una monarquía y una república. En 1868, estalló la Revolución Gloriosa, iniciada con el golpe de Estado de Topete, que provocó la dimisión del gobierno moderado, el exilio de Isabel II y el inicio del Sexenio Democrático (1868-1874). Los principales focos de la revolución se encontraron en las zonas rurales del País Vasco, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo (en Castellón).

BREVE 4. DIFERENCIAS ENTRE MODERADOS Y PROGRESISTAS EN LA ÉPOCA DE ISABEL II

El reinado de Isabel II es el período histórico situado entre 1833 y 1868 en el cual se produce la construcción del Estado liberal y que supone el final definitivo del absolutismo. Se trata de una etapa de gran inestabilidad y de enfrentamiento ideológico constante entre los tradicionalistas, con una gran base agraria y que se identificaban como absolutistas, y los liberales, divididos entre moderados y progresistas, y de base urbana.

Ambos partidos tuvieron una serie de bases comunes, como fueron:

  • La aceptación de la Constitución.
  • La aceptación de los órganos representativos, es decir, las Cortes.
  • La aceptación del sufragio censitario.
  • La defensa de las libertades individuales.

En cuanto a sus diferencias:

4.1. Moderados

  • Asimilaron tanto el tradicionalismo como el liberalismo.
  • Defensores de los intereses económicos y del Estado centralizado.
  • Partidarios del sufragio censitario restringido (0,2% de la población).

4.2. Progresistas

  • Defendían la soberanía nacional, depositada en las Cortes.
  • Eran reformistas y partidarios del librecambismo (libertad de comercio).
  • Querían la supresión de las quintas, dando lugar a un ejército profesional.
  • Establecieron un sufragio censitario amplio (2% de la población).

BREVE 3. LIBERALISMO VS. ABSOLUTISMO Y EL RÉGIMEN LIBERAL EN ESPAÑA

Diferencias entre liberalismo y absolutismo

El absolutismo es el sistema político donde el rey tiene los tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) por herencia y designio divino. El liberalismo, que nace de la Ilustración, defiende los derechos y libertades, la división de los tres poderes y la soberanía nacional, donde el poder no proviene de Dios, sino de los hombres.

El establecimiento del régimen liberal en España

En España, el primer intento de revolución liberal se produjo en la Guerra de la Independencia, entre 1808 y 1814. En la segunda etapa, se convocaron las Cortes de Cádiz, de donde surgió la primera Constitución liberal, la de 1812, y una serie de reformas liberales para destruir el Antiguo Régimen, basado en el absolutismo, la sociedad estamental y la economía de subsistencia.

Después de la derrota de Napoleón y el retorno de Fernando VII, este firmó el Manifiesto de los Persas, con el cual anuló la Constitución de 1812 y las reformas, obligando a los liberales a marchar al exilio. Se trata del Sexenio Absolutista (1814-1820). No será hasta 1820, con el pronunciamiento de Riego y el inicio del Trienio Liberal, que se volverá a poner en vigor la Constitución de 1812 y las reformas, pero la llegada del ejército de los Cien Mil Hijos de San Luis, parte de la Santa Alianza que se había creado en el Congreso de Viena por las potencias absolutistas, devolvió el poder a Fernando VII y volvió a anular la Constitución y las reformas, iniciándose en 1823 la Década Ominosa o Absolutista. Esta finalizó con la muerte del rey, que había cambiado la ley sucesoria Sálica por la Pragmática Sanción, para que su hija Isabel II pudiera reinar. Esto produjo una división entre los liberales, que apoyaban a la reina, y los absolutistas o carlistas, que apoyaban a Carlos María Isidro, hermano del rey. Los carlistas fueron derrotados en la Primera Guerra Carlista (y también en las dos posteriores), y el reinado de Isabel II significó la construcción del Estado liberal en España.

BREVE 5. LA INDUSTRIALIZACIÓN ESPAÑOLA EN EL SIGLO XIX Y LAS BALEARES

La Revolución Industrial llegó a España alrededor de 1830, pero su desarrollo fue lento y no llegó a todas las regiones, con lo cual, el país se situó a la cola de la modernización y el crecimiento económico europeo. Las causas del escaso crecimiento industrial fueron:

  • El poco espíritu emprendedor de la burguesía, que seguía prefiriendo la acumulación de tierras.
  • La baja demanda de productos industriales por la pobreza.
  • La falta de materias primas.
  • El atraso tecnológico.
  • La inestabilidad política de este período.

Los tres sectores más destacados son:

5.1. La minería

Creció mucho a partir de 1860 y convirtió el país en exportador de minerales como el plomo, el hierro, el mercurio y el cobre, en perjuicio de la industria nacional.

5.2. La siderurgia

Se inició en Andalucía, pero ante la falta de carbón mineral, se trasladó a Asturias y al País Vasco, con abundancia de carbón y hierro.

5.3. El sector textil

El sector textil del algodón destacó en Cataluña, con máquinas hidráulicas y destacando junto a los ríos y puertos. También destacó la industria de la lana, importada de Australia y Alemania.

5.4. La industrialización en las Baleares

En las Baleares destacó la fabricación de tejidos de lana o el calzado, los transformados alimentarios, la construcción de maquinaria industrial ligera o de utillaje agrícola y la fabricación de jabón.

BREVE 6. EL FERROCARRIL EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX

Los primeros trabajos de planificación del ferrocarril se produjeron durante la Década Moderada de Isabel II, cuando se decidió utilizar vías más anchas que las europeas pensando en máquinas más grandes por los terrenos montañosos. Las primeras líneas fueron Barcelona-Mataró en 1848, muy rentable y con capital inglés; Madrid-Aranjuez; y la que unía las minas de carbón con el puerto de Gijón. La situación estuvo muy desorganizada hasta 1855, cuando se decidió la ordenación racional de una red radial centrada en Madrid, con concesiones por 99 años y franquicias que atrajeron el capital francés. Se trata de la Ley de Ferrocarriles. La red llegaría a los 18.000 km en 1868.

La construcción de caminos y la red ferroviaria supusieron un cambio decisivo en la vida de los españoles, que permitió mejores comunicaciones y un verdadero mercado nacional, muy importante para la difusión de alimentos y evitar las reiteradas hambrunas que sufría el país. La comunicación postal pudo convertirse en un servicio público y se redujeron radicalmente los costes.

Todo esto supuso un crecimiento económico e industrial, con un aumento considerable de las exportaciones.

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