20 Jun
El reinado de Fernando VII. La cuestión sucesoria.
En España Fernando VII regresó a comienzos de 1814. Los absolutistas vieron en su regreso el mejor momento para restablecer el Antiguo Régimen, lo que le pidieron en el Manifiesto de los Persas. En estas circunstancias, seguro el rey de su posición, anuló la constitución y las leyes de Cádiz por el decreto de 4 de mayo de 1814.
Sexenio absolutista (1814-1820)
La monarquía procedió a la restauración de todas las antiguas instituciones, incluidos el régimen señorial y la Inquisición. Era una vuelta al Antiguo Régimen, en un contexto internacional marcado por el Congreso de Viena (1815). Sin embargo, a la difícil situación interna se unía el descontento de una parte del ejército, simpatizante del liberalismo y de reformas, que impulsaron pronunciamientos (golpes de estado), inicialmente fracasados (Lacy, Díaz Porlier, Espoz y Mina…). En 1820 los de Riego y Quiroga triunfan.
Trienio Liberal (1820-1823)
El 1 de enero de 1820 el coronel Rafael del Riego, al frente de una compañía de Cabezas de San Juan (Sevilla) se subleva y recorre Andalucía proclamando la Constitución de 1812. La pasividad del ejército, la acción de los liberales y la neutralidad de los campesinos obligaron a Fernando VII a aceptar la Constitución, el 10 de marzo.
Se inicia entonces una intensa obra legislativa, que llevó a la supresión definitiva del tribunal de la Inquisición (1820), la abolición del régimen señorial, desamortizaciones y reducción del número de monasterios y órdenes religiosas, el primer Reglamento de Instrucción Público y el primer Código Penal. Se crea también la Milicia Nacional.
Todas estas reformas suscitaron la oposición de la monarquía. Fernando VII había aceptado el nuevo régimen forzado por las circunstancias. Pero las medidas liberales del Trienio provocaron el descontento de los campesinos, pues se abolían los señoríos jurisdiccionales, pero no les facilitaba el acceso a la tierra. Por su parte, la nobleza y la Iglesia, perjudicadas por la supresión del diezmo y la venta de bienes monacales, impulsaron la revuelta contra los liberales.
Decenio absolutista (u ominoso, 1823-1833)
Desde 1823 se restablecieron las instituciones de la monarquía absoluta (excepto el tribunal de la Inquisición, sustituido por las Juntas de Fe, que ajustician al último acusado por hereje en 1826). Pero es una etapa en la que el absolutismo evoluciona hacia un reformismo moderado, creándose el Consejo de Ministros (1823), el ministerio de Fomento (1832), el Código de Comercio y la Bolsa de Madrid (1831). Sin embargo, se produce una fuerte represión contra los liberales.
La oposición al sistema viene de liberales en el exilio y de absolutistas que dentro del sistema, consideran muy negativamente la deriva reformadora de los gobiernos de la década. (Así por ejemplo, la rebelión de los Malcontents o agraviados en Cataluña, en 1827). Los Carlistas, realistas exaltados, suponen también otra fuerte oposición. En España, el rey Felipe V hizo promulgar la Ley Sálica en 1713: las mujeres sólo podrían heredar el trono de no haber herederos varones en la línea principal (hijos) o lateral (hermanos y sobrinos). Fernando VII promulgó en 1830 la Pragmática Sanción, por la que se derogaba la ley Sálica y se volvía a las normas de sucesión del código de las Partidas, desencadenando el conflicto dinástico del Carlismo, partidarios de Carlos María Isidro, hermano del rey, como rey. Fernando VII muere en septiembre de 1833, dejando como heredera a su hija Isabel II, con tres años de edad. Gobernará como regente su madre María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. Pero los partidarios de Don Carlos no aceptan a Isabel, iniciándose la Primera Guerra Carlista.
El proceso de independencia de las colonias americanas. El legado español en América.
La América hispana había vivido durante el siglo XVIII el de la segunda conquista. Las reformas borbónicas permitieron un mejor control y explotación de los recursos, si bien perjudicó al grupo de los criollos, grandes damnificados en la reforma administrativa en el continente. Estos criollos, empapados del espíritu ilustrado y cada vez más poderosos económicamente, seguirán el ejemplo de EEUU, las primeras colonias en independizarse.
La Guerra de la Independencia supuso la creación de Juntas en España y en América. Pero desde 1810 estas juntas en América se declaran autónomas al no reconocer la autoridad de la Junta Central. Los virreinatos de Río de la Plata (Paraguay, 1811) y de Nueva Granada (Venezuela, 1811) serán los centros de liderazgo del proceso. Sin embargo, desde 1814 Fernando VII envía un ejército al mando de Pablo Morillo que reprime los levantamientos.
Sin embargo el movimiento no tardó en reactivarse. En 1816 se proclama independiente Argentina. Desde aquí el militar José de San Martín atraviesa los Andes y conquista Chile, tras vencer en Chacabuco (1817), lo que permitió la independencia de Chile en 1818. Por su parte, Simón Bolívar derrotó al ejército español en Boyacá (1818), Carabobo (1821) y Pichincha (1822), y constituyó la Gran Colombia (1819), origen de Venezuela, Colombia (que incluía Panamá) y Ecuador. En Guayaquil (Ecuador) se entrevistaron San Martín y Bolívar (1822), decidiéndose la independencia del Perú. Un subordinado de Bolívar, Antonio José Sucre, venció al último ejército realista en Junín (1821) y Ayacucho (1824) proclamándose la independencia de Perú y creándose, en el alto Perú, Bolivia (1825). También se constituye un imperio en Brasil, en 1822, gobernado por Pedro I, hijo del rey de Portugal Juan VI.
En México, los precedentes fueron las rebeliones fracasadas de Hidalgo y Morelos. Aquí los criollos mantuvieron una posición prorrealista hasta el trienio liberal. En 1821, Agustín de Iturbide, militar criollo, lanzó el Plan de Iguala (o de las Tres Garantías), pidiendo la independencia de México, el catolicismo y la unidad de españoles y mexicanos. Pero el plan fue rechazado por España. El 24 de agosto de 1821 se firmaba la independencia de México, proclamándose un imperio. Sin embargo en 1823 Iturbide fue acusado de traición y fusilado. En 1824 se proclamó la República de México.
En América Central se formaron las Provincias Unidas de América Central (1823-39): Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica. Los intentos por crear una confederación de estados en el Congreso de Panamá, inspirado por Bolívar, en 1826, fracasaron. Las nuevas naciones caerán en conflictos territoriales continuos, con la gran intervención de los caudillos militares en la política y frecuentes golpes de estado. Los criollos ocuparon la élite social, marginando a mestizos, indios y negros. La presencia comercial española fue sustituida por la de británicos y estadounidenses, que lazaron la Doctrina Monroe, América para los americanos (1825).
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