04 Nov

El Reinado de Isabel II: La Oposición al Liberalismo

Carlismo y Guerra Civil. La Cuestión Foral

En 1829 Fernando VII contrajo matrimonio con María Cristina de Borbón, quien a los pocos meses se quedó embarazada, planteándose el problema sucesorio. En 1830 Fernando publicó la Pragmática Sanción que eliminaba la Ley Sálica y restablecía que las mujeres podían acceder al trono.

Los carlistas protestaron airadamente y Don Carlos consideró la medida ilegal. El conflicto quedó abierto cuando nació Isabel. Frente a los carlistas, se formó un sector de absolutistas moderados partidario de introducir ciertas reformas políticas y económicas, que se apoyó en la reina y que pasó a defender los derechos de la princesa.

Fernando VII firmó la supresión de la Pragmática de 1830. Cuando el rey se restableció, sustituyó a los ministros carlistas y puso a Cea Bermúdez, absolutista moderado, al frente del gobierno, al tiempo que María Cristina era autorizada a presidir el Consejo.

Cea decretó una amnistía general que liberó a los presos políticos y permitió la vuelta de algunos exiliados. Los capitanes generales fueron sustituidos por mandos fieles a Fernando VII y Carlos María Isidro salió hacia Portugal.

En septiembre de 1833 muere Fernando VII, dejando como sucesora a su hija, Isabel II, e iniciándose la regencia de María Cristina.

En octubre de 1833 Carlos María Isidro proclama sus derechos dinásticos en el Manifiesto de Abrantes.

Don Carlos es proclamado rey de España y es reconocido como rey en Bilbao y Álava. A partir de estos momentos surgió la 1ª guerra carlista, de carácter dinástico y civil, con un fuerte contenido social.

Ideología y Apoyos del Carlismo

Ideológicamente se alinean con el carlismo los absolutistas más intransigentes, en defensa del Altar y del Trono y el legitimismo, que se concretaba en la defensa del derecho sucesorio masculino a favor del infante.

Socialmente:

  • Parte de la nobleza y de la pequeña nobleza local.
  • Miembros ultraconservadores del ejército y la administración.
  • La mayor parte del bajo clero.
  • La mayoría del campesinado e importantes sectores del artesanado.

Una de las razones del arraigo del carlismo fue la defensa de los fueros, con la promesa de recuperación de las antiguas “libertades” para catalanes, aragoneses y valencianos. Asociados al Antiguo Régimen, eran defendibles fácilmente desde la óptica ultraconservadora. Por el contrario, su extinción estuvo siempre presente.

El carlismo obtendrá las simpatías de los imperios austriaco, prusiano y ruso.

El Bando Cristino o Isabelino

El bando “cristiano” o isabelino tuvo el respaldo de los sectores moderados y reformistas del absolutismo y de los liberales, que veían en él la única posibilidad de transformar el país. También tuvo el apoyo de la mayor parte de los generales y del ejército, así como de funcionarios y altas jerarquías de la Iglesia.

Se sumaron también:

  • La burguesía de negocios.
  • Los intelectuales y profesionales.
  • Las clases medias urbanas.
  • Los obreros industriales.
  • Una parte del campesinado.

María Cristina contó con el reconocimiento y el apoyo militar y diplomático de Francia, Inglaterra y Portugal.

Fases de la Guerra

1ª Fase (1833-1835)

Los carlistas derrotan repetidas veces a los ejércitos cristianos.

En junio de 1835, Don Carlos decidió intentar la toma de Bilbao, para conseguir una capital. Zumalacárregui, su mejor estratega, muere y fracasa la operación.

2ª Fase (1835-1837)

Coincide con el momento más radical y crítico en el bando cristino o liberal.

Los carlistas intentaron romper su aislamiento realizando expediciones hacia el sur, donde no encontraron el apoyo de la población, pero apenas hubo resistencia del ejército cristiano.

1837: Una nueva expedición, la “Expedición Real” llega a las puertas de Madrid. Don Carlos intenta pactar con la regente, que se niega, dando tiempo al ejército cristino a reforzar la capital. Agotado, el ejército carlista se retira hacia el norte.

Queda patente la imposibilidad de victoria militar para los carlistas y la falta de apoyo al sur del Ebro.

3ª Fase (1837-1840)

Avance cristino bajo el mando de Baldomero Espartero y resistencia de los carlistas con Rafael Maroto.

Los carlistas se dividen en “Apostólicos” y “Transaccionistas”.

En 1839 se firma el Abrazo de Vergara entre los generales Espartero y Maroto que pactan la rendición carlista, con el reconocimiento de los grados y empleos de los vencidos, y con el compromiso de respetar los fueros. Sin embargo, el general Cabrera resistirá en el Maestrazgo hasta la toma de Morella por Espartero en mayo de 1840.

Consecuencias de la Guerra

La 1ª guerra carlista produjo un nuevo descalabro humano y económico, que contribuyó a retrasar el desarrollo del país.

La derrota carlista y el exilio de Don Carlos significaron el fin del absolutismo en España.

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