10 Oct
La Regencia de María Cristina y el Inicio del Liberalismo (1833-1840)
En 1833, Isabel II fue proclamada reina bajo la regencia de su madre, María Cristina. La guerra carlista y la presión de las potencias occidentales impulsaron la transición hacia el liberalismo. La Cuádruple Alianza (Inglaterra, Francia, España y Portugal) apoyó a Isabel II y las reformas liberales.
Surgieron dos partidos políticos:
- Partido Moderado: Defendía la soberanía compartida entre rey y Cortes, derechos y libertades limitados, religión católica oficial, sufragio censitario y fuertes poderes para el rey.
- Partido Progresista: Buscaba una ruptura con el Antiguo Régimen, defendiendo la soberanía nacional, amplios derechos y libertades, libertad de imprenta, tolerancia religiosa y poderes limitados para el rey.
La incapacidad de ambos partidos para alcanzar acuerdos estables provocó pronunciamientos militares y levantamientos populares.
Cea Bermúdez inició la transición con el Estatuto Real de 1834, que estableció unas Cortes con escasos poderes y sufragio censitario. El descontento de los progresistas llevó a levantamientos y a la llegada al poder de Mendizábal. El pronunciamiento de los Sargentos de La Granja obligó a jurar la Constitución de 1812.
La Constitución de 1837 recogió principios progresistas con concesiones a los moderados: soberanía nacional, declaración de derechos y libertades, sufragio censitario y Senado elegido por el rey. El rey mantuvo importantes poderes, incluido el derecho de veto.
La Regencia de Espartero y la Década Moderada (1840-1854)
En 1840, una ley municipal centralizadora impulsada por los moderados provocó nuevos levantamientos y la renuncia de María Cristina a la regencia. El general Espartero, líder progresista, asumió la regencia. Tras enfrentamientos con los moderados, la mayoría de edad de Isabel II en 1843 puso fin a la regencia.
La Década Moderada (1843-1854), bajo Narváez y Bravo Murillo, instauró un orden conservador. La Constitución de 1845 estableció la soberanía compartida, limitó derechos y libertades, y otorgó amplios poderes al rey. Se creó la Guardia Civil y se firmó el Concordato con la Santa Sede.
El Bienio Progresista y la Vuelta al Moderantismo (1854-1863)
En 1854, la Vicalvarada, protagonizada por O’Donnell y Espartero, y el Manifiesto de Manzanares dieron inicio al Bienio Progresista. Se impulsaron medidas económicas como la desamortización de Madoz, la Ley de Ferrocarriles y la de Sociedades de Crédito. El descontento social, con huelgas como la de Barcelona, llevó a la burguesía a apoyar el regreso de los moderados en 1856, quienes restauraron la Constitución de 1845.
Entre 1856 y 1863, el general O’Donnell, al frente de la Unión Liberal, gobernó llevando a España a la guerra de Marruecos y la del Pacífico.
La Crisis Final del Reinado de Isabel II (1863-1868)
En 1863, Narváez regresó al poder con el apoyo de la reina, instaurando un régimen más autoritario. La crisis de subsistencia, la crisis financiera y la expansión de las ideas democráticas agravaron la situación. La oposición política, unida en el Pacto de Ostende, logró destronar a Isabel II en 1868.
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