13 Jun

El Reinado de Isabel II (1833-1868): La Primera Guerra Carlista

Contexto

La proclamación de Isabel II como reina de España tras la aprobación de la Pragmática Sanción dejó fuera del trono a Carlos María Isidro, en quien los absolutistas confiaban para volver al Antiguo Régimen. Así se inició la Primera Guerra Carlista (1833-1840).

El Carlismo

El carlismo fue una ideología tradicionalista y antiliberal bajo el lema»Dios, Patria y Fuero». Sus apoyos fueron el clero, la pequeña nobleza y una amplia base social campesina, cobrando fuerza sobre todo en el País Vasco y Navarra, y parte de Cataluña, Aragón y Valencia.

El Apoyo a Isabel II

A favor de Isabel estaban la alta nobleza y los altos funcionarios. Para ganar adeptos, la regente se vio obligada a buscar apoyos entre los liberales aceptando ciertas de sus demandas.

Etapas del Conflicto

El conflicto armado pasó por dos etapas diferenciadas:

Primera Etapa (1833-1835)

* Victorias carlistas en el País Vasco y Navarra, donde Carlos creó una monarquía alternativa. * Zumalacárregui formó un verdadero ejército y tomó Tolosa, Durango, Vergara y Eibar, pero fracasó en la toma de Bilbao, donde murió. * En Cataluña y el Levante, los carlistas estaban más desorganizados.

Segunda Etapa (1836-1840)

* La guerra se decantó del lado liberal tras la victoria de Espartero en Luchana en 1836, que puso fin al sitio de Bilbao. * Los carlistas, con falta de recursos, comenzaron a hacer expediciones a otras regiones. * La expedición real de 1837 llegó a Madrid con la intención de tomar la capital, pero fracasó. * La debilidad del carlismo dividió sus fuerzas entre transaccioncitas (partidarios de alcanzar un acuerdo) e intransigentes (defensores de continuar la guerra). * El general Maroto, jefe de los transaccioncitas, acordó la firma del Convenio de Vergara o abrazo de Vergara con Espartero. * El acuerdo establecía el mantenimiento de los fueros en las provincias vascas y navarras, así como la integración de la oficialidad carlista en el ejército real. * Solo las partidas de Cabrera continuaron resistiendo en la zona del Maestrazgo hasta 1840.

El Reinado de Isabel II (1833-1868): Las Desamortizaciones de Mendizábal y Madoz

. Por el Real Decreto de 19 de febrero de 1836, impulsado por Mendizábal, se sacaban a pública subasta los bienes nacionalizados, principalmente del clero regular, cuyas sedes habían sido suprimidas. Otro decreto, de julio de 1837, ampliaba el espectro del clero regular y a ley de septiembre de 1841, durante la Regencia de Espartero, incluyó también dentro de los “bienes nacionales” los del clero secular. Hasta 1844 se procedió a una rápida venta de las antiguas propiedades eclesiásticas, aunque el retorno de los moderados al poder, bajo la dirección de Narváez, se paro las del secular y en 1851 las del regular. / Durante el Bienio Progresista (1854-1856) se vivió un nuevo proceso desamortizador, el impulsado por Madoz en 1855. Supuso la última etapa desamortizadora y una nueva ruptura con la Iglesia tras el Concordato de 1851. Esta desamortización vendió todo tipo de tierras muertas: Iglesia, Estado y Municipios. El volumen de esta desamortización duplicó a la de Mendizábal y mayormente fue una desamortización civil. / Los objetivos de ambas desamortizaciones buscaron objetivos comunes:

1-Conseguir dinero de manera rápida. Mendizábal precisaba el dinero para financiar el ejército que lucharía contra los carlistas y Madoz para la construcción de una red de ferrocarriles en España.

2- Sanear la hacienda buscó sanear el fisco y potenciar la expansión del ferrocarril.

3- En cuanto al objetivo político está claro, crear entre los beneficiarios de la desamortización, una amplia base que apoyase al régimen liberal, aunque para ello se tuvieran que enturbiar las relaciones con la Iglesia.

4-Convertir la tierra española en propiedad privada.

5-El objetivo social de fomentar “una copiosa familia de propietarios” no sucedió. Se fortaleció el latifundismo y aumentó los jornaleros. Los bienes no se repartieron según criterios de equidad, sino en pública subasta al mejor postor, lo que supone que los compradores habían de ser personas con el suficiente poder adquisitivo.

Los máximos beneficiarios de estos procesos fueran la burguesía, un campesino acomodado y una nobleza cuyas propiedades se desvincularon, pero no se expropiaron y una nueva burguesía agrícola. Las víctimas del proceso fueron Iglesia y municipios, seguidos del campesinado más pobre. Los primeros, claro está, porque fueron privados de las tierras expropiadas, los segundos, porque hasta entonces se habían beneficiado del uso de la propiedad comunal y enfrentarse a exigencias económicas en forma de renta más duras, porque se busca el beneficio de las inversiones.

6-Aumentar la tierra en cultivo, ahora bien el aumento de la producción agrícola se consiguió gracias a un incremento de la superficie cultivada y no como resultado de la modernización de las técnicas de cultivo, que continuaron atrasadas con respecto a las innovaciones de otros países. Esto explica el estancamiento de la agricultura española a finales del siglo XIX.

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