20 Dic

En paralelo al desarrollo de la Primera Guerra Carlista, y en directa relación con ella, se pusieron en marcha los cambios políticos que conducirían al establecimiento del régimen liberal en España. De este proceso político, destacaremos tres etapas:

1. La Regencia de María Cristina de Borbón (1833-1840)

Esta es la etapa más decisiva. En ella se mezclan el desarrollo de la Primera Guerra Carlista y el difícil tránsito hacia el liberalismo que se verá obligada a realizar la Reina Gobernadora, asesorada por su ministro Cea Bermúdez y con los apoyos de Gran Bretaña y Francia. La prioridad de María Cristina es salvar el trono para su hija Isabel, y para ello necesita realizar un pacto político con el liberalismo más moderado. Este pacto se realizará en tres momentos:

a) La alianza de María Cristina con sectores del liberalismo moderado en el exilio: liderado por Martínez de la Rosa, un liberal moderado, presidente del Consejo de Ministros de España entre 1834 y 1835 y padre del Estatuto Real, que dará lugar a una amnistía política y a la elaboración del Estatuto Real de 1834, una Carta Otorgada que no satisface a todo el liberalismo, pero que permite romper con la monarquía absoluta. El Estatuto funcionará hasta agosto de 1836.

b) Revolución liberal y triunfo del liberalismo progresista: a partir de 1835, los liberales progresistas inician una presión política y popular para conseguir la iniciativa política y militar contra el carlismo. Se produce una movilización urbana en el verano de 1835, y en el verano de 1836 se produce el Motín de La Granja, obligando a María Cristina a jurar la Constitución de 1812. Los progresistas son llamados a formar gobierno y toman medidas decisivas para ganar la guerra e implantar medidas liberales:

  • Se inicia el proceso de desamortización del clero regular con Mendizábal y Calatrava, que permitirá recabar fondos contra los carlistas y crear una base social de propietarios que apoyen al liberalismo progresista.
  • Se elabora la nueva Constitución de 1837 para unificar a todos los liberales, con significativos retrocesos para contentar a los moderados y a María Cristina.
  • Se produce el impulso militar final a la Guerra Carlista, poniendo al mando del Ejército al general Espartero, mito del liberalismo progresista, que conseguirá la victoria política y militar, pero no la desaparición del carlismo.

c) Maniobras de la Regente para deshacerse de los liberales progresistas y conseguir una alianza con los sectores más moderados del liberalismo. El conflicto se expresa en la Ley de Ayuntamientos y provoca la intervención del general Espartero, que obliga a la Regente a exiliarse en París y dejar bajo el control de los progresistas a la princesa de Asturias y a su hermana en el Palacio Real de Madrid.

2. La Regencia del General Espartero (1840-1843)

Espartero, vencedor de la Primera Guerra Carlista y liberal progresista, tropieza con dificultades en varios sectores:

a) Las conspiraciones de la ex Regente, con la complicidad de sectores carlistas del Ejército y del liberalismo moderado.

b) División del progresismo ante el autoritarismo de Espartero y de sus propias luchas internas (derecha, centro, republicanos…).

c) La sublevación de Barcelona de 1842 contra la política librecambista de Espartero para favorecer a los productos textiles ingleses, y que supuso el abandono de la base popular a su líder mítico.

Todo ello desencadena una amplia coalición contra Espartero, que tiene que exiliarse en agosto de 1843 tras un pronunciamiento del general Narváez, líder de los liberales moderados.

3. El Tránsito al Reinado de Isabel II (Septiembre 1843 – Marzo 1844)

Para solucionar la crisis política, se decide el adelantamiento de la mayoría de edad y se proclama a Isabel II como Reina con solo trece años (8 de noviembre de 1843). En los meses siguientes, María Cristina vuelve del exilio y el general Narváez expulsa del poder a los liberales progresistas a través del llamado “Incidente Olózaga”.

En marzo de 1844, se establece una alianza permanente entre Isabel II, influida por su madre María Cristina, y el Partido Liberal Moderado, cuyo hombre fuerte es el general Narváez. Los liberales progresistas no conseguirán ser llamados a formar gobierno hasta 1854.

Comparación entre los Partidos Liberal Moderado y Liberal Progresista

Soberanía: para los moderados, la soberanía debe ser compartida entre el Rey y las Cortes. Para los progresistas, la soberanía debe ser nacional (1812). En 1837 es nacional en el preámbulo y compartida en el articulado.

Relación entre los poderes: ambos defienden la división de poderes. Los moderados, con predominio del poder ejecutivo (Rey) sobre el legislativo (Cortes), y los progresistas, con predominio de las Cortes sobre el Rey. Los progresistas dan mayor importancia al poder judicial que los moderados.

Tipo de sufragio: los moderados defienden el sufragio censitario muy restringido e indirecto, lo que lleva a una participación muy reducida (2%). Los progresistas defienden el sufragio censitario ampliado y directo, con una participación en torno al 5%. En los ayuntamientos, los progresistas defienden el sufragio universal masculino.

Política de orden público: los moderados priorizan el mantenimiento del orden y la autoridad sobre otros principios liberales, y por eso crearon la Guardia Civil en 1844. Los progresistas prefieren la implantación de la Milicia Nacional o Milicia Urbana, menos represiva, para el mantenimiento del orden público.

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