18 Oct

La Unión Dinástica

Con el matrimonio de los Reyes Católicos (Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón), se produjo la unión de las Coronas de Castilla y Aragón. Isabel llegó al poder tras un periodo de crisis política durante el reinado de Enrique IV, quien firmó el Pacto de los Toros de Guisando en 1468. Fernando heredó el trono de su padre, Juan II de Aragón, y fue elegido por Isabel como esposo. La España de los Reyes Católicos era, inicialmente, una unidad dinástica.

La Construcción del Estado Moderno

Tras la muerte de Enrique IV en 1474, estalló una guerra civil entre Isabel, apoyada por las ciudades del valle del Duero y del Tajo, y Juana la Beltraneja, aliada con Francia. La guerra finalizó con el Tratado de Alcaçovas-Toledo (1479), por el cual Isabel fue reconocida como reina. En 1475, Isabel y Fernando firmaron la Concordia de Segovia, estableciendo un gobierno conjunto, pero manteniendo la independencia y las instituciones de cada reino. Se trataba de una unión dinástica. Castilla, con mayor población, una economía en expansión y unas instituciones de gobierno más homogéneas, desempeñó un papel hegemónico. Aragón, más heterogéneo por las diferencias entre sus reinos y más débil por la crisis económica, tuvo un papel menos importante. Sin embargo, ambos monarcas tenían la misma capacidad de decisión, lo que les permitió llevar a cabo una política efectiva para los intereses de ambas coronas.

La Monarquía Autoritaria

Los Reyes Católicos ejercieron el poder personalmente, sin permitir la desobediencia ni el cuestionamiento de su autoridad. Si bien respetaron las instituciones, la pérdida de poder político de los estamentos privilegiados fue significativa, dando lugar a lo que se conoce como monarquía autoritaria. Esta pérdida de poder político se compensó con un aumento del poder económico y social de la nobleza. Los Reyes Católicos llevaron a cabo una reorganización y modernización del Estado. Los aspectos más destacados de esta reforma son:

  • Virreyes y Corregidores: Los virreyes eran representantes reales en los diferentes reinos. Los corregidores eran representantes del rey en las ciudades, cuya misión era mantener el poder real en los ayuntamientos.
  • Los Consejos: Órganos colegiados que orientaban y aconsejaban a los reyes. Se dividían en:
    • Territoriales: El Consejo de Castilla y el Consejo de Aragón, encargados de las cuestiones propias de cada reino.
    • Institucionales: Encargados de cuestiones concretas de gobierno. Destacaron:
      • Consejo Real: Itinerante y el más recurrido por los reyes.
      • Consejo de Cruzada: Gestionaba los fondos para la conquista de Granada.
      • Consejo de Órdenes Militares: Vigilaba la nobleza de los aspirantes a estas órdenes.
      • Consejo de la Santa Hermandad: Reprimía la delincuencia y garantizaba el orden.
      • Consejo de Hacienda: Recaudaba impuestos y controlaba los ingresos y gastos.
  • Las Cortes: Reunión entre los representantes de los distintos estamentos y los reyes.
  • La Inquisición: Tribunal eclesiástico para perseguir la herejía y las ideas contrarias a la fe cristiana.

Unificación Territorial

Uno de los objetivos de Isabel y Fernando fue la unificación de los territorios peninsulares, especialmente Granada, Canarias y Navarra.

La Conquista de Granada

Las causas que llevaron a los Reyes Católicos a culminar la Reconquista y tomar Granada fueron: el peligro turco, el enfriamiento de las relaciones entre Castilla y Granada, y la cuestión religiosa. La guerra de Granada comenzó a finales de 1481 y concluyó en 1492. La superioridad militar castellana fue determinante para la conquista gradual del reino. La capitulación firmada por Boabdil garantizó la libertad, los bienes, la religión y las costumbres musulmanas, salvo en Málaga.

La Conquista de Canarias

Castilla y Portugal lucharon por el control del archipiélago canario hasta que, en 1479, Portugal renunció a él mediante el Tratado de Alcaçovas-Toledo. La conquista castellana se inició en 1477 y finalizó con la rendición final en 1496. Se realizó con particulares que firmaron capitulaciones con la Corona para llevar a cabo la empresa en su nombre.

La Incorporación de Navarra

La unión de Castilla y Aragón otorgaba ventaja a la corona española sobre la francesa. En 1512, Fernando el Católico, en guerra con el rey Luis XII de Francia, aprovechó la excomunión de este último por el Papa Julio II para invadir Navarra, aunque sus tropas inicialmente se negaron. En 1515, Navarra se incorporó a la Corona de Castilla, conservando sus propias instituciones de gobierno y una importante autonomía política.

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