06 Ago

El Renacimiento Español: Arte y Arquitectura bajo la Monarquía

1. Contexto Histórico

Evolución política: Transición de la monarquía autoritaria a la absoluta con los Reyes Católicos, Carlos I y Felipe II.

Formación del Imperio: Relaciones con Italia (conquista de Nápoles por Alfonso V, campañas del Gran Capitán, conquista de América).

Estructura económica: Exportación de lana, oro americano y declive de la industria nacional.

Defensa del catolicismo: Concilio de Trento y Guerras de Religión.

2. Rasgos del Renacimiento Español

Cronología: Alto Renacimiento (finales del siglo XV y dos primeros tercios del siglo XVI) y Bajo Renacimiento (último tercio del siglo XVI).

Transición gradual: Del gótico al Renacimiento, con persistencia de elementos góticos y mudéjares.

Impulso institucional: Apoyo del Estado, la Iglesia y la nobleza, con escasa participación de la burguesía.

3. Arquitectura: Plateresco y Herreriano

3.1. Transición del Gótico al Plateresco (Gótico del siglo XVI)

– Edificios de estilo gótico florido con elementos mudéjares.

– Proliferación de elementos decorativos que enmascaran las formas arquitectónicas.

– Incorporación de elementos heráldicos durante el reinado de los Reyes Católicos (escudos, yugo y flechas, efes e ies).

– Ejemplos: San Juan de los Reyes, Casa de las Conchas de Salamanca, fachadas de San Pablo y San Gregorio de Valladolid.

3.2. El Plateresco

– Evolución desde el gótico flamígero hasta el clasicismo.

– Dos etapas:

  • Edificios góticos revestidos de decoración plateresca.
  • Edificios renacentistas con elementos clásicos.

– Decoración exuberante: columnas abalaustradas, medallones, emblemas heráldicos, figuras humanas y animales (a veces fantásticos), grutescos.

– Ejemplos: Hospital de la Santa Cruz de Toledo, Palacio del Infantado, Colegio de Santa Cruz, portada de la Universidad de Salamanca, San Esteban de Salamanca, Palacio de Monterrey, Universidad de Alcalá.

3.3. El Estilo Herreriano

.

– reinado de Felipe II.

-características: monumentalidad, sobrio y esquemático desnudez decorativa, equilibrio, simetría, proporción.

– Edificios: Monasterio de San Lorenzo del Escorial.

. Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera.

. iglesia, monasterio, palacio y panteón real.

. planta.

. grandiosidad.

. sobriedad decorativa: estatuas, motivos geométri­cos (bolas y pirámides), ventanas.

. rigor geométrico y matemático.

. cubiertas de madera apizarrada.

. rodeado de una amplia explanada que permite su visión.

. estilo de la Contrarreforma..

– otros edificios.

4. La escultura y pintura del Renacimiento en España: Alonso de Berruguete y el Greco.


El Renacimiento llegará a España como fruto de las inten­sas relaciones existentes con Italia. El reino de Nápoles perteneció a la Corona de Aragón desde la primera mitad del siglo XV. Los Reyes Católicos, en su política exterior, inter­vinieron frecuentemente en Italia (campañas del Gran Capitán) y lo mismo hicieron Carlos I y Felipe II. Muchos artistas italianos son contratados en España y no faltan españoles que han estado en la vecina península.

Pero el nuevo arte tuvo que enfrentarse al fuerte arraigo del gótico y del mudéjar, y no comenzará a triunfar hasta el siglo XVI. El auge extraordinario del gótico final se debe a que por su riqueza decorativa sirve bien a la monarquía pode­rosa; mientras que el arte mudéjar consigue edificios cómodos, ricos y baratos con los materiales y las técnicas tradiciona­les del ladrillo, el yeso y la madera. El reflejo español de la arquitectura del Quattrocento es el plateresco. Más tarde llegará la influencia de Bramante que tendrá su reflejo en el estilo herreriano.

La arquitectura civil (casas o palacios señoriales, hospitales, colegios, ayuntamien­tos, universidades, etc.) tuvo tanta importancia como la religiosa (catedrales, capillas, claustros conventuales, etc.). Es el fruto de la concentración del pueblo y la nobleza en las ciudades y del abandono de los castillos. Durante el plateresco se logra un tipo de arquitectura doméstica bien definida: el palacio del rey y del noble. Consta de fachada monumental, con portada simétrica, torres en los extremos, galería en el piso alto de la fachada, amplio patio porticado con escalera monumental.

La ornamentación plateresca se caracteriza por su expresividad. No se concentra, como en Italia, en determinados lugares, sino que llega a cubrir amplios espacios, enmascarando las estructuras del edificio. Durante el primer periodo, la decoración es más plana, más menuda, menos movida y los temas animales y humanos menos frecuentes. Con posterioridad, esa decoración aumenta en escala y en relieve y se nos muestra con un mayor dramatismo.

Son frecuentes los muros almohadillados, pilastras, frisos y otros lugares recubiertos de rica decoración de grutescos y arcos de medio punto, aunque también se usan los carpaneles de tradición gótica.

El último tercio del siglo XVI, que coincide aproximada­mente con el reinado de Felipe II, ve desarrollarse en España un nuevo estilo arquitectónico, el herreriano, con notables diferencias res­pecto al plateresco y coincidente con el manierismo europeo representado por Vignola y los discípulos de Miguel Ángel.

El gusto comienza a fatigarse de la recargada decoración plateresca. Esto, unido a las nuevas ideas religiosas, hace que algunos arquitectos se deciden a crear un estilo más sobrio y exclusi­vamente arquitectónico que corresponde a la reacción comen­zada en Italia por Bramante medio siglo antes.

El Monasterio de San Lorenzo del Escorial adopta una planta que simula una parrilla con cuatro torres en los ángu­los en recuerdo del martirio de San Lorenzo. El conjunto se estructura alrededor de varios patios (destaca el Patio de los Reyes) y tiene como centro la iglesia de planta de cruz griega con una gran cúpula sobre el crucero.

Herrera renuncia, tanto en las fachadas exteriores como en el interior, a toda decoración que no resulte el mero encua­dramiento de los vanos o el orden dórico de sus portadas. Los temas vegetales desaparecen, los figurados se convierten en grandes estatuas y los geométricos se reducen a pirámides y bolas. La grandiosidad del edificio y de sus muros exteriores provoca que las ventanas, con su multiplicidad contribuyan a romper la monotonía y ayuden aligerar la visión externa de masa.

La simplicidad y desnudez del estilo herreriano triunfa­ por varias razones. Por una parte, su sobria grandeza servía muy bien a los deseos de dignidad, pureza y austeridad del mundo cris­tiano después de la Contrarreforma. El tamaño colo­sal del edificio aparece como un símbolo del poder de la monarquía y del Imperio. El estilo con escasa decoración que llena Europa en los momen­tos posteriores al Concilio de Trento y que expresa la fuerza y la pureza deseada por la Iglesia que sale de las guerras de religión, encontraba en las caracterís­ticas herre­rianas su mejor expresión. Así lo enten­dieron los jesui­tas que usaron con abundancia los esquemas herrerianos.

El estilo herreriano, además de la austeridad decorativa, se caracteriza por el rigor geométrico, gusto por las relacio­nes matemáticas entre los elementos, por el exquisito sentido de las proporciones y de las formas, por volúmenes netos, aristas vivas y muros limpios.

Por otra parte, también el factor económico tuvo su influen­cia, las sencillas plantas y alzados rectilíneos, las cubier­tas de madera recubiertas de pizarra al modo de los Países Bajos y los interiores encalados resulta­ban más econó­micos en momentos de crisis.

Deja un comentario