25 Oct
Pintura del Quattrocento en Italia
El Cambio Artístico Impulsado por Masaccio
En Italia, la pintura experimentó un desarrollo paralelo a otras disciplinas artísticas durante el Quattrocento. En Florencia, Masaccio impulsó un cambio significativo, rompiendo con la tradición gótica e influenciado por el precedente de Giotto. Este nuevo estilo se caracterizó por:
- Un enfoque temático religioso predominante.
- El resurgimiento del retrato realista, reflejando la sociedad de la época.
- La inspiración en fuentes clásicas.
La mitología también tuvo una influencia importante, siendo un tema relevante para los coleccionistas. Esto fomentó la representación del desnudo, principalmente femenino, como símbolo de sinceridad y belleza auténtica en contraste con las apariencias exteriores del vestido.
Santísima Trinidad (Masaccio)
- La pintura se independiza de su subordinación al conjunto; el retablo perdió importancia, cada cuadro se convirtió en un mundo en sí mismo.
- Se rompió con el gusto por las escenas secuenciadas del gótico, en favor de la unidad de la obra.
- Los pintores buscaron la belleza y la perfección de las formas, como en el clasicismo griego hicieron los escultores, pero cada artista creó su propio canon estético. La belleza del cuerpo humano se idealizó. El dibujo primó sobre el color, la línea impone contornos nítidos.
- Las composiciones, aunque complejas, comenzaron a mostrar una preocupación por la armonía, recurriendo a composiciones geométricas, especialmente las triangulares. Se aprecia un afán narrativo, acumulando en una misma obra diferentes escenas.
- Adquirió protagonismo la profundidad. Existía una gran preocupación por crear volumen, por dar sensación de espacio en el cuadro. Para conseguirlo emplearon diversos medios:
- La luz: su dominio permitió distinguir diferentes planos en la obra.
- Los fondos de paisajes: mejoró la interpretación del paisaje como fondo de las composiciones. Los convencionalismos de principios del período desaparecieron. Los montes de los fondos se redondearon, hasta convertirse el paisaje en elemento capital del cuadro (aunque sin el detallismo de los pintores flamencos).
- Las perspectivas arquitectónicas: evolucionaron sustituyendo las formas góticas por renacentistas, de sabor clásico.
- Los escorzos en las figuras: evolucionó la representación del movimiento.
- Creció la intensidad de los sentimientos.
- Las técnicas más utilizadas fueron el fresco y el temple, a las que se añadió el óleo sobre tela a finales del siglo XV.
Florencia: Epicentro Artístico del Quattrocento
En el Quattrocento, Florencia fue el epicentro artístico con notables pintores como:
- Fra Angelico: con vínculos góticos, aportó volumen innovador, destacando su obra «La Anunciación» en el Museo del Prado.
- Masaccio: contemporáneo de Fra Angelico, renovó la pintura con enfoque en volumen y perspectiva, influido por Brunelleschi y Alberti.
- Piero della Francesca: discípulo de Fra Angelico, brilló en la manipulación de la luz y los volúmenes en frescos como los de la Iglesia de San Francesco.
- Alessandro Botticelli: cerró la era con su distintivo dibujo y emotividad, reflejando la melancolía de la Florencia del siglo XV. Sus paisajes primaverales y la glorificación del cuerpo humano desnudo culminan los temas del Quattrocento, como puede comprobarse en obras como El Nacimiento de Venus, Palas y el Centauro, y La Primavera. Sus figuras tienen un aspecto afeminado, suave y ambiguo. Los rostros son suaves, de gran belleza y de mirada triste y distante que se repiten constantemente. Las figuras parece que estén soñando. Botticelli trabajó todos los géneros pictóricos que estaban en boga durante el siglo XV: alegóricos, mitológicos, religiosos, literarios, etc. Siendo sus obras más destacadas:
Obras Destacadas de Botticelli
- La Alegoría de la Calumnia (1490): muestra la formación neoplatónica de Botticelli a través de una pintura al temple detallada y llena de personajes. Inspirado por Apeles, pintor antiguo, Botticelli crea una obra compleja y simétrica dentro de un marco arquitectónico. La figura central es el rey Midas, representando al mal juez, rodeado de figuras alegóricas como Ignorancia y Sospecha. La composición incluye a Calumnia, acompañada por Mentira e Insidia, arrastrando a su víctima. Algunos interpretan la obra como una defensa de Savonarola frente a los ataques del papa Alejandro VI.
- La Primavera (1480-1481): pintada al temple sobre tabla, es una alegoría que muestra el Jardín del Amor de Venus. El paisaje natural carece de elementos arquitectónicos, con un bosque de fondo y una pradera florecida en primer plano. Venus, en el centro, es el eje simétrico del cuadro, destacando Botticelli por la figura humana, la iconografía y los ritmos curvilíneos, descuidando la composición espacial. Céfiro, el viento, a la izquierda abraza a la ninfa Cloris, simbolizando la tierra. Este abrazo transforma a Cloris en Flora, representando la Primavera con una túnica floral y un rostro excepcionalmente hermoso. La composición está presidida en su centro por Venus, la diosa del amor, acompañada de un cupido con los ojos tapados que vuela sobre ella. Venus modera las fuerzas opuestas y conduce con una mano el ritmo de la danza de las Tres Gracias: Voluptuosidad (la más cercana a Mercurio) y Pulcritud, que coronan a la Castidad (de espaldas) a la que introducirán en el amor. En la parte derecha de la composición, hacia la que se dirige la mirada de la Castidad, se encuentra Mercurio, el mensajero de los dioses, con sus símbolos: el casco, la espada y los pies alados. Disipa las nubes con una vara, todo debe ser perfecto en el Jardín de Venus.
- El Nacimiento de Venus (1484): es una pintura al temple sobre lienzo que representa a Venus emergiendo desnuda del mar, según la mitología nacida de la castración de Urano por Saturno. Venus avanza hacia la costa en una concha, llevando un traje floreado y accesorios simbólicos como un cinturón de rosas y una guirnalda de mirto, planta sagrada de Venus. Los vientos la impulsan hacia la orilla, donde la Primavera la espera con un manto. Caen flores del cielo, simbolizando la fecundidad, mientras una anémona azul florece entre sus pies. La representación de Venus como figura principal destaca su belleza sugerente y melancólica. Sus cabellos reflejan las curvas típicas de la pintura de Botticelli. La novedosa desnudez de una diosa pagana rompe con las restricciones medievales, siendo para los renacentistas un símbolo de inmaterialidad y belleza ideal, no ligada al placer carnal. Botticelli muestra profundo conocimiento de mitología clásica y filosofía neoplatónica, influenciado por obras de Ovidio y la Florencia del siglo XV, según Marsilo Ficino.
- Palas y el Centauro (1482-1483): representa a la diosa Palas (Atenea o Minerva) dominando a un Centauro en un paisaje rocoso. La interpretación más común destaca el dominio de la sabiduría sobre la fuerza y la ignorancia, sugiriendo superioridad florentina frente a Roma. La obra comparte características estilísticas como dulzura en la mirada, gestos curvilíneos y ensoñación.
- Escena del cuento de Nastaglio delli Onesti (1483): Botticelli ilustra un cuento del Decamerón de Bocaccio, exhibido en tres tablas en el Museo del Prado. El cuento narra cómo un caballero, dudando de la fidelidad de su prometida, tiene una visión que influye en su boda, revelando un mensaje simbólico.
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