27 Jun

Pintura del Quattrocento

La pintura italiana del siglo XV se desarrolla en dos direcciones principales: aquellos artistas que se centran en la línea y los que se preocupan por el volumen. La primera corriente está personificada por el Beato Angelico y Sandro Botticelli, mientras que la segunda cuenta con la participación de Masaccio y Piero della Francesca. La pintura del Quattrocento coloca al ser humano como el tema principal de sus obras, donde es representado con un realismo mucho más pronunciado que en períodos artísticos previos.

La pintura experimenta una serie de transformaciones y establece nuevas características:

  • Utilización de la perspectiva, que confiere a las obras una mayor sensación de profundidad espacial, con distintos planos dentro de la misma composición.
  • Introducción de nuevas técnicas e instrumentos. Se reemplaza la pintura al temple por la pintura al óleo (utilizando aceite como base), se sustituyen las tablas o los paramentos arquitectónicos por lienzos, entre otros cambios.
  • Emergencia del claroscuro, que consiste en la creación de contrastes de luz y sombra para definir los contornos de las figuras.

Durante el Quattrocento, se observa una preferencia por el dibujo sobre la aplicación de colores. Aparece el género del retrato como parte integral de la exploración de la humanidad. El retrato representa al individuo sin importar su identidad o estatus social.

La pintura «Quattrocentista» surgió en Italia en el siglo XIV, específicamente en Florencia, donde se encuentran los principales exponentes de este estilo en ese período:

  • Fra Angélico (con «La Anunciación»)
  • Masaccio (con «La Trinidad»)
  • Botticelli (con «El nacimiento de Venus»).

Además, destacan otros grandes artistas en la llamada escuela veneciana del Quattrocento, como Crivelli, Bellini, Carpaccio, así como los maestros de las escuelas regionales como Della Francesca (con «La flagelación de Cristo») o La primavera, entre otros.

Escultura del Quattrocento

La escultura del Quattrocento alcanza una total independencia de la arquitectura y se desarrolla de manera completamente libre, en contraste con los siglos de la Edad Media en los que la escultura había sido subordinada a la arquitectura y había permanecido bajo su dominio. Se persigue el realismo, la estética, el equilibrio y el tratamiento anatómico se ajusta a un estándar.

El desnudo es uno de los temas más prominentes en la plástica del Renacimiento italiano, con el objetivo de glorificar el cuerpo humano, al ser humano en última instancia, situado como epicentro de la Creación. A esto se añade el florecimiento del pensamiento neoplatónico encarnado, entre otros, por Marsilio Ficino y Pico della Mirándola.

Miguel Ángel es uno de los artistas que mejor representa el pensamiento neoplatónico aplicado al arte. Los principales materiales empleados son el mármol y el bronce, este último trabajado magistralmente con la técnica de la cera perdida. Además, se utiliza de forma excepcional la terracota vidriada.

El relieve experimenta un desarrollo extraordinario, especialmente gracias al uso del Aschiacciato o relieve pictórico, que logra efectos sorprendentes en la perspectiva. Surge una escultura ornamental que toma motivos de edificios clásicos como el Ara Pacis y la Domus Aurea de Nerón. Esta ornamentación se compone de guirnaldas, cornucopias, medallones, candelabros, y aparece en pilastras, muros y bóvedas.

Temas y características de la escultura del Quattrocento

Los temas están inspirados en lo religioso, aunque con un enfoque más humanizado que en el periodo anterior. Estos temas se entremezclan con los paganos, incluyendo simbología alegórica clásica y retratos seculares.

Los artistas son individuos altamente capacitados tanto técnica como humanísticamente, con un gran afán por aprender, experimentar y crear nuevas formas y técnicas. La mayoría de ellos escribirán tratados sobre el arte que dominan. Son ampliamente valorados en la sociedad y protegidos por los mecenas.

Artistas destacados de la escultura del Quattrocento

Lorenzo Ghiberti

Lorenzo Ghiberti, un orfebre medieval, destacó por su impecable habilidad y estilo gótico. Ganó en 1401 el concurso para las Segundas Puertas del Baptisterio de Florencia, superando a Brunelleschi. Las condiciones del contrato requerían un modelo gótico establecido en 1336 por Andrea Pisano. En 1424 entregó las Segundas Puertas, y luego se le encargaron las Terceras Puertas, donde adoptó planteamientos clásicos. Ghiberti innovó en el diseño, el tratamiento técnico del relieve y las fuentes de inspiración, mostrando respeto por la Antigüedad y la naturaleza.

Donato di Niccolò (Donatello)

Donato di Niccolò, conocido como Donatello, fue el escultor más influyente del siglo XV. Trabaja todo tipo de materiales, con los que representa la figura humana con gran variedad de edades y actitudes. Se le considera un genio y su obra se equipara con la de Miguel Ángel y Bernini. Su producción se distingue por su dominio de técnicas y materiales, profundidad psicológica en la expresión de sentimientos humanos, y su imaginación para definir diversas formas renacentistas.

Su carrera se divide en tres etapas: una fase inicial y madurez en Florencia, seguida de su estancia en Padua y un retorno a Florencia donde desarrolla un estilo expresivo único. Sus obras incluyen esculturas religiosas, tumbas y monumentos ecuestres, destacando su innovación técnica y expresión emocional. Entre sus obras destacan el joven San Jorge, (ideal de caballero cristiano, en mármol), David, el profeta Habacuc, (conocido como Zuccone, el pepino) y María Magdalena (en madera, llena de expresividad y dramatismo). En la cantoría de la catedral de Florencia representa niños corriendo y jugando.

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