19 Nov
El Ser Humano: A Imagen de Dios
El hombre, único ser capaz de conocer y amar a su Creador, está llamado a participar en la vida divina. Creado a imagen de Dios, posee la dignidad de persona, siendo alguien, no algo. Dios creó todo para el hombre, pero el hombre fue creado para servir y amar a Dios.
Dos figuras marcan el origen y el destino del género humano: Adán, con un principio, y Cristo, sin fin. El ser humano se compone de cuerpo material y alma espiritual.
Corpore et Anima Unnus
La persona humana, creada a imagen de Dios, es un ser corporal y espiritual.
Alma: En la Sagrada Escritura, designa la vida humana y su esencia más íntima. Representa el principio espiritual en el hombre.
Cuerpo: Es cuerpo humano porque está animado por el alma espiritual.
El hombre une en sí los elementos del mundo material. Debe considerar su cuerpo bueno y digno de honra, creado por Dios y destinado a la resurrección. Espíritu y materia constituyen una única naturaleza. Cada alma espiritual es creada por Dios. El espíritu ordena al hombre hacia su fin sobrenatural.
Hombre y Mujer los Creó
Hombre y mujer, creados en perfecta igualdad y con la misma dignidad, imagen de Dios, reflejan la sabiduría y bondad del Creador. La mujer, formada de la costilla del hombre, despierta en él admiración, amor y comunión. El hombre descubre en la mujer a otro yo, de la misma humanidad.
Hombre y mujer están hechos el uno para el otro. En el matrimonio, Dios los une en una sola carne para transmitir la vida humana. Como esposos y padres, cooperan en la obra del Creador. En el plan divino, están llamados a someter la tierra como administradores de Dios, ejerciendo una soberanía responsable, no un dominio arbitrario y destructor.
El Hombre en el Paraíso
El primer hombre fue creado bueno, en amistad con su Creador y en armonía consigo mismo y con la creación. Esta armonía interior, entre hombre y mujer, y entre la primera pareja y la creación, constituía la justicia original.
El hombre estaba íntegro y ordenado, libre de la triple concupiscencia:
- Placeres de los sentidos
- Apetencia de los bienes terrenos
- Afirmación de sí contra la razón
Esta armonía se perderá por el pecado de nuestros primeros padres.
Concepción Bíblica del Ser Humano
Adán (con mayúscula) es el nombre propio del primer hombre en Génesis 2, quien encuentra en Eva a su semejante. Adam (con minúscula) representa en hebreo a todos los seres humanos creados por Dios. La humanidad es una e igual ante Dios, creada a su imagen y semejanza, y por encima de ella solo se encuentra su Creador.
Cuatro elementos constituyen la unidad humana:
Basar: El soporte material, el cuerpo, la persona en su conjunto.
Nephes: El aliento de vida, la persona como ser vivo.
Ruaj: El viento, la fuerza divina. El espíritu que guía a la persona en obediencia a la voluntad de Dios.
Leb: El corazón, sede de los pensamientos y decisiones. Dios ilumina y fortalece el leb de sus fieles.
El Hombre Carnal y Espiritual
El ser humano vive una doble tensión: la que lo acerca a su Creador y la que lo separa. La fe considera negativa la fuerza que aleja al hombre de Dios, relacionándola con la dimensión carnal. La fuerza positiva se manifiesta cuando el poder divino vence la debilidad de la carne.
El hombre viejo, guiado por la carne, cuyas obras son:
- Lujuria
- Impureza
- Desenfreno
- Idolatría
- Supersticiones
- Enemistades
- Etc.
El hombre nuevo se deja guiar por el espíritu, y sus obras son:
- Amor
- Alegría
- Paz
- Generosidad
- Benignidad
- Bondad
- Fe
- Etc.
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