23 Ene
1. Introducción
A partir de 1834, se consolida el sistema político liberal en España. Sin embargo, esta consolidación no trajo estabilidad política debido a los cambios de gobierno, pronunciamientos y luchas civiles. El Sexenio Democrático (1868-1874) representó un intento de ampliar el liberalismo e instaurar la democracia. Este periodo, que fracasó en su intento de modernización política, culminó con la restauración de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII. Estos años estuvieron marcados por conflictos políticos (aparición del federalismo, levantamiento carlista, guerra en Cuba), sociales (reivindicaciones populares, primeros pasos del obrerismo socialista y anarquista) y económicos (crisis, lucha entre proteccionistas y librecambistas). La burguesía democrática no logró estabilizar un régimen político definido. Ni la monarquía democrática de Amadeo I de Saboya ni la Primera República pudieron controlar los diversos conflictos, lo que finalmente condujo a la Restauración.
El Sexenio Democrático constituyó el primer intento de establecer en España una democracia basada en el sufragio universal masculino. Comenzó con el destronamiento de Isabel II y concluyó con la proclamación de Alfonso XII. Durante este periodo, se sucedieron una regencia, una nueva monarquía, una república y, finalmente, la restauración de la monarquía borbónica. El Sexenio significó la afirmación de un nuevo liberalismo, contrapuesto al rígido moderantismo, el fin del régimen de los generales y el triunfo de la sociedad civil.
2. La Revolución de 1868
Entre 1863 y 1868, la oposición al régimen isabelino se intensificó, evidenciando el agotamiento del sistema. Las crisis económicas, sociales y políticas de este periodo mostraban las deficiencias del liberalismo imperante y la debilidad de la economía capitalista. En 1866, el Partido Progresista y el Partido Democrático firmaron el Pacto de Ostende, al que se adhirieron los unionistas tras la muerte de O’Donnell. Este pacto proponía el fin de la monarquía isabelina y la formación de unas Cortes constituyentes elegidas por sufragio universal para decidir la nueva forma de gobierno. Si bien los unionistas aportaron gran parte de la cúpula del ejército, su carácter conservador contrarrestó el empuje de los demócratas, reduciendo el levantamiento de 1868 a un pronunciamiento militar.
Documento
En septiembre de 1868, se produjo un levantamiento militar no solo contra el gobierno del Partido Moderado, sino también contra la monarquía de Isabel II. El Sexenio Democrático comenzó con la Revolución del 19 de septiembre de 1868, conocida como la Gloriosa o la Septembrina. Se inició en Cádiz con el pronunciamiento de la armada de Topete, junto con el ejército dirigido por Serrano (quien se había sumado al Pacto de Ostende a última hora), Domingo Dulce y Prim. Las causas de la revolución se encontraban en la crisis del sistema político, la depresión económica iniciada en 1866 y la impopularidad de la reina. En el Manifiesto “España con honra”, proclamaron la expulsión de la soberana y el establecimiento de un Gobierno provisional que asegurara el orden y la regeneración política del país mediante el sufragio universal, la libertad de imprenta, la abolición de la pena de muerte y las quintas, la supresión de los consumos y la elaboración de una nueva Constitución. Ante esta situación, el gobierno dimitió e Isabel II se exilió a Francia. El poder político fue asumido por la Junta Revolucionaria de Madrid.
3. El Gobierno Provisional y la Regencia de Serrano (1868-1870)
El Gobierno Provisional estuvo constituido por los partidos firmantes del Pacto de Ostende, excluyendo a los demócratas. Presidido por Serrano, contó con la participación de progresistas y unionistas. Entre sus medidas, destacan la disolución de las juntas revolucionarias locales, el desarme de los Voluntarios de la Libertad, la libertad de cultos, la supresión de las Órdenes religiosas y la reanudación de la desamortización de los bienes eclesiásticos. Se convocaron elecciones a Cortes constituyentes por sufragio universal masculino, abriendo paso a la configuración jurídico-política de un nuevo régimen. Surgieron divergencias, principalmente sobre la forma de gobierno: monarquía democrática o república. Unionistas y progresistas apoyaban la monarquía, mientras que los demócratas se dividieron. Finalmente, se impuso la opción monárquica.
El resultado electoral dio la victoria a los partidos del Pacto de Ostende (progresistas, unionistas y demócratas), que representaban el centro político y defendían una monarquía parlamentaria y democrática basada en la soberanía nacional. Se decidió buscar un nuevo monarca no borbónico. El general Prim se convirtió en la figura más destacada. A la derecha, carlistas y moderados (alfonsinos, liderados por Cánovas del Castillo desde 1873) apoyaban el regreso de los Borbones. A la izquierda, se encontraba el Partido Republicano Federal, que exigía la abolición de las quintas, la supresión de la esclavitud en las colonias y una legislación social favorable a las clases trabajadoras. Los intransigentes propugnaban una insurrección armada y la construcción del federalismo desde “abajo”.
A. La Constitución Democrática de 1869
La principal tarea de las Cortes fue la aprobación de la Constitución de 1869, la más liberal hasta entonces y la primera en recoger el ideario democrático. Sus principios incluían la soberanía nacional, la división de poderes, el derecho de reunión y asociación, la libertad de cultos, el sufragio universal masculino, la monarquía democrática, y las Cortes bicamerales. El Gobierno ejercía el poder ejecutivo con responsabilidad política. Se establecía una declaración de derechos individuales, incluyendo el derecho a la participación política, la libertad de imprenta, de culto, de reunión (crucial para el desarrollo del movimiento obrero), de enseñanza, y la inviolabilidad del domicilio y la correspondencia. Las Cortes establecieron una regencia presidida por Serrano. Los republicanos mostraron su descontento, los carlistas retomaron la actividad insurreccional, la situación económica era grave y se debía encontrar un monarca.
Laureano Figuerola adoptó dos medidas económicas: la rebaja de los aranceles para el comercio exterior y la reforma del sistema monetario con la peseta como única moneda nacional, lo que facilitó la creación de un mercado interior unificado. Se promulgó una Ley de Minas (“desamortización del subsuelo”) y se desarrollaron leyes que desarrollaban los principios constitucionales, como el nuevo Código Penal, la Ley Orgánica del Poder Judicial, la Ley de Enjuiciamiento Criminal, la Ley de Orden Público y la Ley sobre Matrimonio Civil. Sin embargo, Figuerola no abordó ninguna reforma fiscal, por lo que la deuda pública continuó siendo muy alta. El gobierno tuvo que hacer frente a una serie de crisis.
B. La Búsqueda de un Rey Democráta (1869-1870)
Con la regencia de Serrano y Prim en la dirección, se intentó conciliar las distintas posiciones. Cánovas del Castillo comenzó a formar el partido alfonsino. El problema colonial surgió con la abolición de la esclavitud y la propuesta de reforma del gobierno de Cuba y Puerto Rico. La desastrosa situación de las explotaciones, agravada por la crisis internacional, desembocó en la insurrección cubana de 1868, iniciada con el Grito de Yara de Céspedes. Se produjeron insurrecciones populares y republicanas, levantamientos campesinos, ocupaciones de fincas en Andalucía, motines de subsistencia, protestas contra las quintas y huelgas industriales. En 1868, los republicanos federalistas intransigentes protagonizaron varias sublevaciones en Andalucía, sofocadas por el Gobierno tras la suspensión de las garantías constitucionales. Prim buscó un rey entre varias opciones: el duque de Montpensier, Fernando de Coburgo, Leopoldo de Hohenzollern, Espartero, Serrano e incluso Carlos VII.
4. La Monarquía de Amadeo de Saboya (1870-1873)
Presionado por la casa de Saboya, Amadeo I aceptó el trono español, llegando tres días antes del asesinato de Prim. Su reinado se caracterizó por la inestabilidad social y política, con tres elecciones generales y seis gobiernos en dos años. La principal oposición provino de la Iglesia católica (opuesta a la libertad de cultos y la separación Iglesia-Estado), la agitación social (al amparo de la libertad de asociación) y la aristocracia terrateniente (contraria a la abolición de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico). Sin apoyo, Amadeo I abdicó en febrero de 1873, tras lo cual el Congreso y el Senado proclamaron la República.
5. La Primera República Española (1873-1874)
Proclamada en febrero de 1873 y derrocada por un golpe de Estado en enero de 1874, la Primera República nació con escasas posibilidades de éxito. El régimen, indefinido e inestable, careció de amplios apoyos sociales y contó con la oposición de los grupos más poderosos. En un año se sucedieron cuatro presidentes.
A. República Unitaria
Estanislao Figueras, cuyo principal cometido era convocar Cortes Constituyentes, se enfrentó a los republicanos federales, una hacienda exhausta, la guerra carlista en el norte, el problema de Cuba y un ejército inclinado al moderantismo. Implementó una amplia amnistía, la supresión de las quintas y la abolición de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico. El triunfo electoral de los republicanos federales llevó a la proclamación de la República Democrática Federal con Pi i Margall como presidente. Surgieron discrepancias entre transigentes (orden social primero) e intransigentes (federación desde abajo). La retirada de los intransigentes inició la Revolución Cantonal en Cartagena. Pi i Margall dimitió, siendo sucedido por Salmerón, quien se centró en restablecer el orden. Tras la dimisión de Salmerón, Emilio Castelar continuó la tarea de restablecer el orden. El golpe de Estado del general Pavía disolvió las Cortes, poniendo fin a la Primera República. El poder pasó a Serrano, quien suspendió la Constitución de 1869, disolvió las Cortes, ilegalizó el movimiento obrero internacionalista e impuso el orden. El 29 de diciembre de 1874, Martínez Campos proclamó la restauración monárquica en Sagunto.
6. Política Económica del Sexenio
Progresistas y demócratas implementaron medidas para el crecimiento económico. Se creó la peseta, se intentó una reforma fiscal, se creó el Banco Hipotecario para la Deuda Pública, se otorgó al Banco de España el monopolio de emisión de billetes, se rebajaron los aranceles con la Ley Arancelaria, y se promulgaron la Ley de Sociedades Anónimas y la Ley de Minas para atraer inversiones extranjeras. Esta última supuso una desamortización que facilitó la entrada de capitales y la exportación de minerales.
7. Conclusión
El Sexenio Democrático presenció el establecimiento definitivo del sistema político liberal, aunque sin estabilidad política. La compleja situación económica y social, junto con el ambiente ideológico, propiciaron la elaboración de diversas constituciones: la de 1812 durante la Guerra de la Independencia, la de 1837 tras la restauración de la Constitución de 1812 por María Cristina, la de 1845 con Narváez, y finalmente la de 1869, que estuvo en vigencia hasta 1876.
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